Capitulo XLIV

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— Ahora con sus pies, me levanta

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— Ahora con sus pies, me levanta.— Sostengo fuertemente sus manos

— Adelaida, te vas a caer.— Frunzo el ceño

— No si me sostiene fuerte. Anda, quiero ser un avión.— Suspira

Sus pies en mi abdomen me levantan, rio. Me balanceo un poco pero me sujeto fuerte de sus manos. Bajo mi cabeza hacia el, sonrie y niega con la cabeza.

— Las cosas que me haces hacer.

— Suelte mis manos.— Frunce el ceño

— No soltare tus manos, te vas a caer.

— Caere encima suyo como maximo. Ande, suelte mis manos.— Suspira

Desenlaza sus manos de las mias y me suelta, con solo sus pies sosteniendome. Levanto levemente los brazos, balanceandome. Levanto más mis piernas y sus pies se mueven en mi abdomen.

Intento sostenerme de el mientras caigo de costado, logra tomarme antes de caer.

— Te dije que te ibas a caer.— Rio

Me rodea y me coloca encima suyo, con mi espalda en su pecho. Apoyo mi cabeza en su hombro y lo miro.

Descansa sus manos en mi abdomen, acariciandolo.

— Eso fue lo divertido.— Sonrio

Se inclina unos segundos y besa mis labios, acaricio sus manos. Desliza sus manos hacia mi camiseta y mete sus manos por debajo de ella, acariciando mi piel.

Me estremezco y me separo, miro hacia arriba.

Siento su respiración en mi oido, lamo mis labios.

— Mi madre quiere invitarte a cenar.— Murmuro

Sus manos suben, levantando mi camiseta. Vuelven a bajar y juega con el borde de mi short.

— Que bueno.— Susurra, enviandome un escalofrío— ¿Tengo que hacer algo en especial?

— Tienes que elogiar su comida.— Respondo, lo miro unos segundos — Es obligatorio.— Sonrie

— De acuerdo.

Me mantengo mirandolo, aún en la poca luz que hay. Su mano se adentra lentamente por debajo de mi short, acarica la tela de mi ropa interior y suspiro.

Mis ojos se cierran, mientras comienza a frotar de arriba abajo. Me remuevo encima de el y estiro mi cabeza más hacia atras. Sus labios rozan mi oreja, para luego lamer el lobulo.

Jadeo, su otra mano sube hasta tomar uno de mis pechos y lo aprieta. Sus dedos comienzan a moverse de manera rapida sobre mi punto, mientras sus besos atacan mi cuello.

El placer ya comenzó a nublarme y mi cuerpo se mueve refregandose sobre el suyo, mientras aprieto mis manos a sus muñecas.

Sube más su mano y toma mi mandibula, me hace mirarlo. Caza mis labios con rudeza, tomandolos con la posesividad que lo caracteriza. Sus movimientos me hacen gemir sobre su boca, acto que parece disfrutar.

La Niñera del Embajador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora