Capitulo XLIII

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— Bien, ya tomaste la pastilla, ahora dime

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— Bien, ya tomaste la pastilla, ahora dime.— Dejo el vaso aun lado, mirandola

— ¿Decirte qué?— Aprieto mis labios, entrecierra los ojos

— Nunca te insisto para que me cuentes algo y cuando lo hago no me cuentas.— Frunce el ceño— Crei que ibas a terminar esto, ¿qué sucedio?

— Bueno.— Miro hacia otro lado— No se exactamente que paso, pero de alguna manera, nos volvimos a unir y ahora somos novios.— Vuelvo a mirarla, parpadea

— ¿Novios?— Arquea las cejas— ¿El Embajador es tu novio?

— No uses esa palabra, es mi novio Everest y listo. — Frunzo el ceño

— Bueno, eso. ¿Estas segura?— Inclina levemente la cabeza— La ultima vez que me dijiste eso no terminó bien.— Suspiro

— Lo se. Pero esta vez es diferente, porque yo lo soy.— Sonrio levemente — Y nunca me senti de esta manera, no es la misma que la de antes, es mejor.— Suspira

— Noto que estas feliz, Heidi. Y sabes que siempre respetaré lo que haces. Pero no puedo evitar sentirme insegura, la ultima vez me puse feliz y terminó mal.— Suspira— Pero, obviamente no te detendre.— Estiro mi mano hacia la suya, sonrio

— Gracias, Safira.

— El problema sera mamá.— Toma un sorbo, mientras se echa hacia atras— Y considerando tu temperamento y el de ella de seguro todo explotara.— Frunzo el ceño

— No es cierto. Yo controlo mi temperamento y mamá me ama, no tendremos pelea.— Me encojo de hombros, levanta una ceja— Tal vez un poco al principio.

— No esperes a decirselo, sera peor.— Se levanta de la silla— Tu siempre le dices todo tarde a proposito.— Entrecierra los ojos

Se aleja y la escucho caminar hacia la cocina, mantengo mi mirada hacia adelante.

Es verdad, se lo dire hoy mismo, o sino no podre dormir.

— ¡Si!, ¡si!— Continua corriendo, rodeandonos— ¡Si, si!

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— ¡Si!, ¡si!— Continua corriendo, rodeandonos— ¡Si, si!

— William.— Coloca su mano en su cabeza, deteniendolo— Ya basta.

La Niñera del Embajador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora