Capitulo XXXVII

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Me acomodo entre las sabanas, apoyando mi cabeza en la almohada

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Me acomodo entre las sabanas, apoyando mi cabeza en la almohada.

— Buenas noches.— Digo, girando unos segundos mi cabeza

— Buenas noches.— Devuelve Everest

— Buenas noches.— Habla William, acomodando por tercera vez su cuerpo entre nosotros

La otra parte de su pequeño chantaje, que duerma con nosotros.

Eso me resultó bastante tierno, más ahora que lo veo muy feliz. Esta con una sonrisa desde que se coloco en la cama.

— Heidi.— Habla

— ¿Mmh?

— Te quedaras a vivir, ¿verdad?— Levanta su cabeza hacia a mi

Lo miro unos segundos, sus ojos tienen ese brillo de emoción y me siento como una bruja porque no le dare la respuesta que quiere.

— De hecho, mañana volvere a mi casa.— Los miro a ambos, Everest se mantiene inexpresivo pero se que no le gusta la idea

— Oh.— Baja levemente su cabeza

— Pero podremos dormir la siesta.— Le sonrio

— No es lo mismo.— Se queja— Tendre que disfrutar este momento.— Se estira más hacia arriba

Toma la mano del Everest y la rodea hacia el, toma la mia y hace lo mismo. Sonrio, mientras me acerco más.

Mi cabeza queda por la de encima del rubio y la del Everest cerca de la mia. Al tenerlo cerca lo miro, casi rozando su nariz.

Sus ojos estan cerrados, haciendome fruncir el ceño. ¿Acaso esta enojado porque no me quedare más dias?, no creo. Y si es asi, pues es su problema. Me hace una escenita y le quito el sexo.

Ya estoy siendo paranoica.

Cierro los ojos y me acomodo más, rozando mi mano con la Everest, en el cuerpo de William.

Cierro los ojos y me acomodo más, rozando mi mano con la Everest, en el cuerpo de William

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— No puedo hacer eso.— Niega con la cabeza, mirando hacia abajo

— ¿Estas bromeando, Elma?— Frunzo el ceño, me mira— ¿Qué quieres hacer?, si no aceptas mis consejos.

La Niñera del Embajador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora