Capítulo 2: Noches

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Kinmoku

El olor de los pasteles recién horneados le hacían agua la boca, se sentia como un niño pequeño entre tantos dulces, pero más que nada le recordaba a la joven princesa que robó su corazón durante su estadía en el planeta azul, su bombón. Tomo entre sus dedos un chocolate dándole una mordida sin que nadie lo viera, hoy era una día de fiesta en el palacio, la princesa Kakyuu cumplía años y los habitantes del reino habían enviado regalos al palacio, así como pasteles y dulces para su paladar. Miró entre sus dedos el dulce dándole una leve mordida que le hizo recordar la sonrisa de esa niña.

— ¿Pensando en ella? — Dejó de comer al oír la voz de uno de sus hermanos, giro el rostro hacia la puerta donde un joven de cabellos platinados y ojos verdes le observaban con un deje de enojo. — Déjala ir Seiya, sólo te estás atormentando.

— ¿Tú has olvidado a Mina? — El silencio fue la respuesta de su acompañante. — Lo sabía, el día que seas sincero contigo mismo podrás recriminarme que amé a Serena Tsukino.

— Seiya. — El pelinegro sólo sonrió antes de alejarse de él. Habían pasado dos años y durante ese tiempo no la había olvidado, sus risas, su sonrisa y la ternura de su mirada seguía en su corazón latente, detuvo su andar al mirar una luz cruzar el cielo nocturno de su planeta, el resplandor le transmitió calidez y al mismo tiempo le hizo recordarla nuevamente.

— ¡Una intrusa! — Su corazón se agitó al oír el grito de los guardias desde afuera del palacio, corrió hacia el jardín, no quería hacerse ilusiones pensando que podría ser su bombón, pero aún así la esperanza estaba marcada en sus pensamientos. Los guardias rodeaban el jardín apuntando con lanzas hacía la persona que yacía en medio de ellos.

— ¿Qué sucede? — Con cautela se acercó a los hombres, sabía perfectamente que si fuera un enemigo no podría hacer nada, ya él no era una sailor, desde el día que volvió del planeta azul prefirió entregar su broche y permanecer como Seiya Kou, era la identidad que le hacía feliz.

— No quería molestar. — Los ojos de la mujer se centraron en los suyos. Allí estaba alguien que le recordaba a su amada, cabellera blanca platinada, mirada amable y serena, su frente adornada con una media luna dorada. Su vestido blanco ceñido al cuerpo y en su espalda un par de alas transparentes.

— Reina Serenity. — Los guardias bajaron sus armas al oír la voz de su reina, Kakyuu venía hacía ellos en compañía de Yaten y Taiki, ambos lucían sorprendidos por la aparición de la reina, pues al verla pensaban era la chiquilla que conquistó el corazón de su hermano, pero el resplandor de ambas era diferente. El resplandor de Sailor Moon irradiaba una calidez que podía inundar cada poro de tu piel y hacerte sentir en paz, en cambio el de la recién llegada transmitía calma y serenidad.

La reina se acercó a Kakyuu tomando sus manos, ambas se miraban con una sonrisa de felicidad, nadie entendía que pasaba ni de donde se conocían.

— Kakyuu, vine por ayuda, mi hija...— Cerró sus ojos demostrando en su rostro un sentimiento de preocupación. — Está en peligro, la princesa Serena está en peligro.

— ¿Bombón? — Su cuerpo temblaba, su respiración se volvió agitada, sólo pudo oír cómo lo llamaban a la distancia, se vio sumido en la oscuridad.

El toque de un arpa le hizo abrir los ojos, el cielo estaba rodeado de estrellas, a su alrededor un lago reflejaba la tierra en el, unos pasos sobre la hierba le hicieron desviar la mirada buscando al intruso o más bien él era tal intruso pues no sabía donde estaba.

— Todas las noches es lo mismo. — Esa voz la conocía y su corazón se agitó de sólo oírla, tras él estaba la mujer que amaba, su cabello adornado con una corona dorada con un corazón en medio, un vestido blanco le hacía resaltar su busto y caderas, sus hombros desnudos eran cubiertos por una manta para arroparla del frío. — ¿Seiya?

— Bombón...— Una sonrisa cómplice, ella estiró sus brazos hasta él abriendo sus manos, le invitaba a levantarse, quiso tomarla pero una explosión les hizo temer. La imagen de Serena envuelta en las llamas le aterro, la risa de una mujer le hizo estremecer. La noche se hacía más intensa y tétrica.

— Por favor...— Su amada le miraba suplicando mientras el cristal de Plata brillaba. — Por favor no dejes que la noche siga su curso.

La voz de Yaten le hizo abrir los ojos, se encontraba en su habitación, sus hermanos a su lado, ambas soberanas le observaban con cautela.

— Me duele la cabeza. — Dio un suspiro. Aquel sueño seguía vivo en su mente. — ¿Qué pasó?

— Te desmayaste, — Taiki se apartó dándole espacio. — Llevabas dormido una hora.

— ¿Qué viste? — Serenity se acercó con curiosidad, sabía que su emblema real reaccionó frente al joven. — Se que viste algo.

— Bombón, ella...debo ir con Serena me necesita.

Kakyuu asintió, sabía que era verdad, el cristal de fuego le reveló lo que sucedía y porque la reina los buscaba, era su deber cumplir con el reino de la luna.

— Antes debo hablar con la reina, después vayan a verme.

Seiya sólo asintió y vio ambas salir en silencio, algo pasaba y Serena le necesitaba, tenía que ir con ella aunque Uranus no la dejará acercarse más de 5 metros.

"Por favor Seiya"

Allí estaba de nuevo la voz de Serena pidiendo ayuda, eso le indicaba que está vez todo dependía de él y no del principito.


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Gracias por leer, el siguiente capítulo; Serenity.

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