Capítulo 17: Cita

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Aún seguían en la cama, Seiya la tenía abrazada por la cintura sin dejar que se moviera de su lado, ya no podían ocultarse cuanto se amaban, habían perdido la cuenta de las veces que hicieron el amor durante esa noche. El reloj marcaba las 6:30 a.m., ese día ella debía ir a clases de preparación para poder entrar a la carrera que había elegido estudiar: diseño gráfico, le encantaba dibujar y crear cosas nuevas, esa carrera tenía todo lo que deseaba, era por ello que decidió entrar a clases extras para prepararse antes de entrar a la verdadera carrera, después de todo quería demostrar que ella podía hacer lo que le gustaba.

- Ya debo irme. - Su voz era un pequeño susurro, Seiya no dejaba de besar su cuello pasando sus manos por cada centímetro de su piel subiendo a sus pechos. - Seiya...

- Bombón...- Al ver su expresión de súplica sonrió apartandose, tampoco quería ser uno de esos chicos que sólo querían tener sexo con sus novias. - ¿Hablaras con él?

- Hoy antes de mi clase, le escribiré para vernos en una cafetería cercana. - Cruzó sus brazos por encima de sus pechos al ver la mirada de su pareja devorarla. - No será fácil.

- Yo estaré siempre a tu lado. - Ambos se vieron por un momento, Serena buscó sus ropas para poder vestirse, todo estaba tirado por el piso. Mientras se vestía él podía observarla grabando su imagen en su mente, cada gesto, sus sonrojos y sonrisas. - ¿Te dije alguna vez lo hermosa que eres?

- La verdad no. - Ambos se abrazaron riendo como tontos hasta que la puerta fue abierta. Yaten los miraba fijamente. - Y-yo...debo irme.

- Bombón espe...- Suspiro al verla salir corriendo, si las miradas mataran su hermano estaría muerto. - Que inoportuno eres.

- Anoche no me dejaron dormir; la próxima vayan a otro lugar. - Salió tirando la puerta, Seiya se dejó caer en su cama sin dejar de sonreír, desde ese instante se sentía el hombre más feliz de la galaxia. Por su lado Serena caminaba con aquella suave sonrisa dibujada en su rostro, miraba a las parejas pasar a su lado, deseaba ser como ellas y pasear con su estrella por las calles riéndo, sonriendo como nunca antes lo hizo pero más importante poder ir de la mano sin pensar en el que dirán los demás al verlos pero antes de poder hacer ese sueño realidad tenía que aclarar todo con Darien.

- ¡Serena! - No quiso mirar, aquella voz que muchas veces llegó a ser chillona y la molestaba era inconfundible, deseaba fuera una ilusión, no quería creer que esa niña estuviera nuevamente en su mundo. Se giró lentamente, las personas a su alrededor parecían detenerse al igual que su respiración de sólo verla.

- Rini...- La pelirosa sonreía con ternura, pero en sus ojos vio una sombra oscura que le erizo la piel, sin embargo dejó pasar aquella sensación extraña. Al verla noto el parecido que tenía con ella, su cabello más largo, sus facciones un poco adultas era la primera vez que veía el parecido de ambas, sin embargo comparándola con Chibi-Chibi, la peliroja se parecía de niña mucho más a ella que Rini.

- Serena tonta, ¿No me escuchaste? - Serena estaba confundida, en ese momento su decisión se había destruido en mil pedazos, Rini era la prueba de que su futuro seguía en pie no importaba que camino tomará en ese momento.

- Es...es increíble verte, - Tenía un nudo en su garganta, por un lado había pasado la mejor noche de su vida y ahora el futuro golpeaba a su cara diciendo: "olvidalo". - ¿Pasó algo en el futuro?

Negó, la tomo del brazo sonriendo. La rubia sentía un escalofrío en su cuerpo ante su contacto, quería alejarla de ella y no entendía el motivo de su reacción. Ambas caminaban hacia la casa de la familia Tsukino.

- Mamá y papá me dejaron venir para su boda. - La rubia sonrió débilmente al oír la última palabra. - Están próximos a su aniversario y papá prepara una hermosa sorpresa.

- Me alegra que sean tan felices. - Desvío la mirada al ver a Chibi-Chibi esperándolo en la entrada a su casa. La joven miró a Rini con odio, con ganas de borrar su sonrisa a golpes, después de todo ya había perdido mucho en su mundo por su causa. - Chibi-Chibi ella es mi prima Rini, vino de visita ¿pueden compartir habitación?

- No. - La joven peliroja le sonrió a Serena. - Prefiero dormir contigo.

Eso alivio a Serena, no quería estar cerca de su futura hija, disculpandose de ambas subió a cambiarse para ir a sus clases.

- Viniste asegurar tu futuro, tan nerviosa estás de tú próxima muerte, Caos. - El semblante de Rini se volvió sombrío, con agilidad acorralo a la joven con una daga apuntando en su cuello.
- Ya te asesine una vez Cosmos o mejor dicho Selene, lástima que no pudiste llegar a ser la princesa por más de un mes...- Lamio su mejilla riéndose. - Sabes algo; eras una bebé algo gordita.

Chibi-Chibi la alejo de un golpe, en su frente brillo una luna plateada, en sus manos el báculo lunar apareció, apuntó con el a Rini.

- ¡Curación Lunar! - Un destello plateado cubrió a Caos, se había sorprendido, ella nunca había aprendido a usar sus poderes sin estar transformada, como pudo se cubrió de aquel impacto con sus brazos pero aún así su piel ardía por el brillo puro del báculo. - Soy la legítima sailor cosmos, heredera de Serenity y Seiya, el cristal de plata de mi madre la volvió a ella una Neo Sailor Scout y pasó a mis manos volviendome Sailor Cosmos, algo que no pasó con tu madre. - Bajo su báculo desapareciendolo. - Yo puedo matarte aquí si lo deseo, después de todo ya estás desapareciendo.

- Niña tonta; volverás a morir. - Pasó junto a ella sintiéndose débil por aquel golpe de poder en su pecho. Estaba segura que algo pasaba con su madre, pensó en las fechas se suponía que en ese momento ella debería estar embarazada de Darien y pronto sabría que sería madre, volteo a ver a Selene, pero ya no estaba. La puerta se abrió, Serena salía usando un uniforme negro, en su cuello colgaba una estrella de plata con una media Luna. Lo supo, su cita para nacer había sido interrumpida, el brillo de Serena era el de una estrella, Selene había sido engendrada en su lugar, pero si así era el caso y aún no desaparecía significaba que algo afectaba a la rubia y eso al feto. Sonrió, Sailor Plut tenía razón, el cristal de plata absorbia al bebé y con su llegada sus futuros padres iban a replantearse su destino.

Planeta Plutón — Palacio de Chronos.

Sus ojos se abrieron lentamente, podía sentir la energía volver a su cuerpo, sus manos eran presas de otras y él conocía aquel resplandor plateado, ella era la luz de su vida una de las dueñas de su corazón. Serenity dormía a su lado sin soltarlo.

— Aún debo estar  flotando dentró del corredor del tiempo. — Sonrió como un niño pequeño al recibir su presente de navidad, la reina abrió sus ojos al oír su voz, pensó que soñaba nuevamente con él pero no era así. Su amado rey, su esposo Chronos había vuelto de las entrañas del inframundo había roto las barreras del corredor del tiempo y con ello ese límite del inframundo donde se escondían las puertas del tiempo, donde él se ocultaba.
  

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Oh sí, llegó le chicle a molestar pero su oponente no es tan débil.

Gracias por sus comentarios, nos leemos en el siguiente: ¿Quién eres?

Destellos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora