Capítulo 15: ¿Amor o deber?

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Residencia Kou


Dejó el teléfono sobre la pequeña mesa de centro, la voz de Serena al otro lado le había preocupado. Era un idiota por hacerse ilusiones con ella, Serena lo amaba, eso era cierto, pero su sentido del deber era aún más fuerte, aunque él conocía la verdad, después de todo Kakyuu y la reina Serenity les habían dicho todo para que estuvieran preparados. Se dejó caer agotado en el sillón mirando al techo. Taiki llevaba días en el centro de control buscando dónde estarían las verdaderas mercury y júpiter, además de la localización del enemigo. Yaten siempre salía temprano y volvía tarde, a nadie decía qué hacia o con quien pasaba el día, aún así confiaba en su hermano, él por su parte cumplió con su deber de ir a la disquera e iniciar de nuevo los planes para volver a los escenarios y sus papeles para cursar estudios habían sido terminados con rapidez, pronto volvería a ser Seiya Kou el estudiante y cantante.

— ¿Qué te pasa? — Yaten le miraba desde la puerta de entrada, traía consigo bolsas de alimentos. — Compre lo del mes.

— Ahora eso es mi menor preocupación. — Cerró los ojos, pronto llegaría ella y no sabía muy bien que esperar cuando estuviera con él. — Bombón vendrá, no se que esperar.

— Serena te ama y siempre te amado. — Espero que le dijera que era un masoquista o quizás alguna otra palabra, pero no fue así. — Su destino es sólo algo infundado.

Sonrió al sentirse apoyado por su hermano, esperaba que las noticias que traía Serena fueran positivas para él y más que nada para ella. El sonido del timbre lo saco de sus pensamientos, Yaten abrió la puerta dejando que ella entrará, sus ojos estaban rojos por haber llorado, su respiración agitada no tuvo que ser adivino para darse cuenta que llegó corriendo hasta allí. La rubia corrió a sus brazos al verlo.

— Los dejaré solos. — Seiya asintió. La tomo en brazos ayudándole a sentarse, acarició sus mejillas retirando algunas lágrimas que terminaron deslizándose por sus mejillas.

— ¿Qué sucede bombón? — Tomó una bocaza de aire antes de por hablar.

— Te amo. — Sonrió ante su confesión, nuevamente lo abrazo con fuerza aspirando su olor, sintiendo de nuevo su corazón calmado pero más que nada sentía que su ser se relajaba en sus brazos. — No quiero ese futuro, no deseo un matrimonio que me hará infeliz.

— Entonces termina toda esa historia. — Beso su frente. La petición de Chibi-Chibi vino a su mente, observó el anillo en su dedo, cada día aquella joya pesaba más en su mano. — Serena deja de pensar en los demás, es hora de que seas feliz, los demás no dejarían su felicidad por ti.

— Lo sé, pero Rini...— Apretó sus puños con fuerza al oírla decir aquel nombre. — No merece esto.

— Serena Tsukino, mi bombón. — Ella le miró esperando que diría. — Traer una niña a un matrimonio sin amor no sería sano para nadie.

En eso él tenía razón, después de todo era cierto, era mucho mejor eso que decirle la verdad antes de tiempo.

— Bombón, déjame hacerte feliz como esa noche, pero esta vez cada día de nuestras vidas.

Aquella petición era lo que deseaba, algo nacido de una forma espontánea, no marcado por un pasado, ella conocía a Darien aunque no como conocía a Seiya, no lograba traspasar esa coraza sería, pero con Seiya era diferente, de él conocía cada aspecto de su vida. El Seiya alegre, arrogante, bromista, serio y protector. Él era el hombre que amaba, quien conquistó su corazón sin ella esperarlo. Tomo su rostro entre sus manos acercándose a sus labios, fue un beso que cargaba en el un profundo sentimiento, Seiya la abrazo de la cintura arrastrándose con ella nuevamente a ese sentir que los hacía estar completos, se amaban. Con pasos torpes se levantaron del sillón para subir a la habitación del pelinegro, sólo querían sentirse uno nuevamente. Serena había tomado la decisión que quería su corazón; ser feliz. El anillo en el suelo fue levantado por Yaten, este brillo transformándose en una llave del tiempo.

— ¿Ahora que harás Caos? — Las ventanas se abrieron de golpe, sonrió. Él Caos había enfurecido y lo más seguro era que en el futuro estuviera desapareciendo. Una estrella fugaz cruzó el cielo a pesar de las oscuras nubes de esa noche pudo verla claramente, una semilla estelar tomaba fuerza.

Siglo XXX
Tokio de Cristal — Palacio de Cristal

Se dejó caer con terror en su mirada, sus manos desaparecían, su corazón palpitaba con fuerza, su grito de rabia se escuchó por todo el castillo. Sailor Saturn se acercó mirándola con furia, su hoz tocó el cuello de la pelirosa, quien la miró con rabia.

— ¿Me estás traicionando? — Hotaru apretó con fuerza su hoz. Rini sonrió alejando de si aquella arma. Saturn sonrió mirando una pintura de la Neo Reina detrás de ella.

— Te protegía porque eras mi amiga, pero Caos no es mi amiga y llegó la hora de matar a la persona que destruyó Tokio de Cristal. — Su mirada se torno sería. — soy la última de las sailor que protegen el sistema solar, la única que no murió y fue reemplazada por una de tus sombras.

— Te creí leal. — Sacó de entre sus ropas un pequeño cetro negro. — ¡ESPIRAL DE OSCURIDAD!

Saturn había visto ese ataque, era el mismo con el que murieron Haruka y Michiru. Alzó su hoz creando un campo de energía que la protegió.

— ¡Revolución de la muerte y el renacimiento! — Varias cintas aparecen rodeando a Rini, está dio un salto esquivando su ataque. Nuevamente empuña su cetro atacando a Hotaru, quien retrocedió al ser impactada por el golpe. — ¡Espada galáctica!

— Eres una idiota Saturn...— Rini alzó su mano creando una barrera que detuvo el ataque. — ¡Espiral de oscuridad!

El ataque dio de lleno en el pecho de Saturn lanzandola contra la pared.

— ¡Tifón de Chronos! — Miró con horror el ataque que venía directo hacia ella, pensó en su reina y como la traicionó cuidando a Caos aunque siempre supo la verdad, mucho antes de que naciera prefirió siguir el camino que dictaban sus sentimientos, cuidar de su mejor amiga antes que a su soberana, desde joven supo la verdad por parte de su madre y aún así prefirió callar, decidió seguir el amor a su deber. Ahora veía como su vida se desvanecia. Su cuerpo comenzó a perder fuerza hasta que únicamente quedó una pequeña semilla estelar en su lugar. Setsuna la tomo entre sus manos destrozandola.

— Debes matar a Seiya Kou, lleva a las sombras contigo, una vez que él no este Serena seguirá su futuro escrito. — Rini observó la hoz desaparecer del salón. — No quiero sentir que mi vida desaparece de nuevo.

— Si madre. — Setsuna asintió, salió del salón mirando el cielo oscuro, las calles destruidas, Caos dominaba la vía láctea por completo y nadie era capaz de oponerse. Por su lado, Rini pensó en Chibi-Chibi, aquella guerrera era la causante de lo que ocurría, quizás debía aparecer en los sueños de Endimion y pedir su ayuda, después de todo su padre la amaba y si una vez escuchó al rey Endimion, quizás la escucharía a ella.

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Nos leemos en el siguiente capítulo: Darien.

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