Capítulo 21: Visión

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Hospital central de Tokio

Sala de recuperación

Desde el momento que Yaten le había informado de la condición de Serena dejó la grabación de su canción y fue directo al hospital encontrándose con personas que no había visto en su vida, pero más que nada con Chiba, ese hombre le había reclamado haberse metido entre él y Serena desde el momento que llegó, no lo escuchó, decidió ir con los padres de Serena de quiénes recibió un regaño al saber que serían padres, pero más que un regaño en voz baja su padre le agradeció que fuera él por quién ella se decidió, después de todo no sentía mucho aprecio por Darien. En el momento que la llevaron a recuperación se las arreglo para entrar y poder estar con ella, al verla conectada a tantas máquinas sintió una punzada de dolor en su pecho. Se acercó tomando su mano acariciando su piel, recordando la última vez juntos y como ella le abrazaba diciéndole que lo amaba.

— Yo debería protegerte bombón. — Se dejo caer de rodillas sintiendo la impotencia de no poder ser capaz de ayudarla. — Si el cristal de plata te hubiera...— Negó alejando aquel pensamiento. — El doctor dice que el bebé estará bien, juro que los cuidaré nadie se atreverá a lastimarlos.

— Seiya. — Miró a los pies de la camilla encontrándose con la reina Serenity, no se había dado cuenta de su presencia, la reina se acercó acariciando su cabello para luego ir con su hija. — Rini ha desaparecido Seiya, pero aún no pasa el peligro, para asegurar su existencia se unió a la semilla estelar de Eris.

— ¿Qué puedo hacer? — La reina noto en él; miedo y  confusión, allí estaba el motivo del porque Apolo no volvía, Seiya temía no ser lo suficientemente bueno para su hija, por dos veces la vio lastimada desde su regreso, ahora se le sumaba la vida de su hijo. La reina se alejó, en sus manos brillo una pequeña llave dorada, un zafiro la adornaba y a sus lados una luna y sol talladas, la llave flotaba hacia Seiya, él la tomo sintiendo algo familiar en aquel objeto. — Cuando el miedo se vaya, la llave te mostrara la verdad y por fin el sol brillará.

No había entendido nada de lo que aquella mujer decía, pero un cansancio comenzó a sentirse en su cuerpo, la puerta de la habitación fue abierta por Chibi-Chibi y Arger, ambos vieron a Seiya en el suelo sosteniendo su llave. La peliroja se acercó notando el sol brillar en la llave, pero su brillo era bloqueado por el miedo.

— Vamos papá, mamá te necesita. —  Arger le ayudo a llevarlo hasta el sillón. — ¿Él estará bien?

— Lo hará. — Concluyóla reina antes de partir. Arger miró a su hermana dormir y pensó en donde buscar a Eris para acabar con todo esto.

— Se lo que piensas tío, pero si van solos morirán, necesitarán Apolo y Hades.

— No podemos esperar más y Hades...a él no puedo despertarlo. — Salió de la habitación dejando a su sobrina suspirando, ella haría lo que él no deseaba, ir por Hades aunque Apolo no estuviera, confiaba en él y sabía que  nada pasaría.

Seiya miraba el azul del cielo, no conocía ese lugar, las flores no eran las típicas doradas y rojas de su natal Kinmoku. La risa cantarina de dos niños llamó su atención, justo a la orilla de un lago se encontraba un pequeño de cabellos negros y ojos celestes vestido con un kimono blanco, a su lado una niña de cabellos color plata y ojos celestes lanzadole una pelota rosa, usaba un kimono rosa con estampado de pequeños conejos.

— ¡Papá! — Ambos niños corrieron al ver la silueta de un enmascarado acercarse, lo miraba con curiosidad, algo en ese hombre le parecía familiar.

— Serenity, Heliot. — Ambos niños sonreían en brazos del mayor. Tras él una joven de cabellos rojos atados en dos coletas en forma de corazón, su uniforme escolar le recordaba a su bombón, la reconoció perfectamente.

— Chibi-Chibi. — La menor se abrazó a la pierna de ella rompiendo a reír. — Mamá se enojo porque rompimos el broche lunar.

— Dijo que ya no iríamos a Kinmoku. — Concluyó el más pequeño inflando sus mejillas en total desagrado.

Una explosión en el cielo obligó al hombre a tomar a sus dos pequeños en brazos, la peliroja saco un broche de transformación al ver caer sobre el lago sombras oscuras.

— Por el poder...— Su cuerpo fue absorbido por una sombra, está al retirarse sólo dejó el brillo de su semilla estelar.

— ¡Selene! — Los pequeños saltaron de brazos del padre corriendo hacia el lugar donde estuvo su hermana pero fueron atrapados por una mujer de cabellos rosas, él la conocía  por una fotografía, ella era Rini la hija de Endimion, los dos pequeños lloraban en brazos de su captora.

— Seiya, despierta Seiya. — Abrió los ojos sintiendo miedo, Chibi-Chibi estaba ante él. — ¿Estás bien?

Miró a Serena aún dormida.

— Tú eres su hija, Selene. — Ella asintió. — te vi morir.

— Es una larga historia, pertenezco a otra dimensión, otro sistema solar parecido a este, soy la heredera del siglo XXXI, la princesa Selene Marie Tsukino Kou, pero por favor manten esto en secreto.

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Centro de control

Dejó caer el vaso de agua, su visión se volvía borrosa, sus manos temblaban. Taiki no supo que pasaba, un fuerte dolor de cabeza le atravesaba, no podía respirar su cuerpo comenzaba sentirse pesado.

— Hades...— Se dejó caer al suelo, miró sus botas color púrpura, quiso alzar la mirada pero no pudo, sólo sintió un golpe en su nuca. Saturn lo levantó sacandolo de allí, mientras el cuerpo de Taiki ardía en fiebre.

— Serena...— Susurro entre sueños. Saturn lo miró por un momento, estaba delirando la fiebre le hacía recordar su pasado, el símbolo de su regente apareció en la frente del joven. Al menos aquello sería una ventaja por encima de Caos o eso quería pensar.

— Busca tus memorias, los titanes te necesitan.

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Hasta aqui, nos leemos en el siguiente: Despierta el titán de la muerte: Hades.

Destellos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora