Capítulo 48: Despertar - Parte II

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Tokio - Siglo XX

Abrió sus ojos pensando que aún soñaba, se sentía adormilado. Miró el techo de su habitación creyendo que todo era irreal, en sus pocos conocimientos tenía la seguridad de que solo su bombón era capaz de lograr ese cambio, Darien lo había intentado y sólo logró agotar hasta su último gramo de energía. Escucho los pasos afuera de su habitación, quiso ir y ver quién era la persona que estaba allí pero no sentía las fuerzas como para levantarse instantáneamente. La puerta se abrió levemente, lo primero que sus ojos vieron fue un cabello blanco plata asomarse, su respiración se detuvo por un segundo al ver sus ojos como el zafiro, se veía diferente pues su semblante se notaba más sereno y maduro, él conocía su vestimenta como princesa y al ver su vestido supo lo sucedido, ella había ascendido, su bombón era ahora la reina que una vez Chronos le pidió proteger. Serena dejó caer su báculo y corrió hasta su cama lanzándose a sus brazos, llorando de felicidad al poder estar a su lado, Seiya le abrazó sintiendo su calor, aspirando el aroma a fresas que desprendía su cuerpo. La amaba, ese día más que nunca estaba seguro de lo mucho que amaba a Serena Tsukino, porque no le importaban los títulos que pudiese tener, ella era su bombón, su Serena Tsukino.

- Dime que no estoy soñando. - Serena dejó que acariciara su mejilla. - Que no estoy muerto y eres el ángel que vino por mi.

- Estás vivo Seiya. - Sostuvo su mano. - Te amo Seiya Kou, hoy más que nunca afirmó lo que siento por ti, aún sabiendo que quizás no volvería te quedaste aquí a la espera de un milagro.

- Serena, quizás fui un idiota pero lo volvería hacer una y mil veces. Serena Tsukino, bombón siempre voy a esperarte.

Ella sonrió, no dejó pasar un segundo más, se acercó a sus labios con la intención de poder besarlo y sentirse amada nuevamente, sin embargo él la sostuvo de los hombros con suavidad, volvió a mirarla de arriba hacía abajo.

- ¿Recuerdas lo que dije después de venir del futuro? - Negó. - O quizás no lo dije, pero igual lo diré, vestida así te ves sexy.

- Señor Kou, usted es un atrevido. - Ambos sonrieron, no había nada más en ese momento que ellos. Tomo su rostro entre sus manos mirando sus ojos, no quería perder ningún detalle de ella.

- ¡Seiya! - La voz de Yaten por una vez le hizo maldecir, miró a su hermano junto a Taiki en la puerta, más atrás se encontraba Haru y Arger, este último poseía una mirad de celos que lo obligó apartarse de su novia, por más años que pasarán él siempre sentía celos de cualquiera que intentará estar con su hermana menor.

- No vuelvas a preocuparnos así. - Taiki se cruzó de brazos mirándolos. - Siempre serás un imprudente.

- Dije que iba a golpearte si despertabas pero ya no puedo hacerlo.- Haru entró a la habitación, hizo a un lado a Serena. - Vuelve hacer algo así y juro que te haremos sufrir lentamente.

- Ya no lo haré de nuevo, espero que nunca más tengamos que pelear con Caos. - Miró a Serena de reojo, ella sólo negó.

- Desde ahora sólo preocúpate por mi hermana y su bebé, por cierto - Arger sonreía de una forma que confundió a todos. - Cuando Serena sano el planeta, el corredor del tiempo fue purificado.

No había mucho que decir, todos pensaron en una sola persona, aquella niña de cabellos magenta que hasta el final buscó las mil y un formas de lograr que Serena volviera a casa, nunca dejó utilizar su luz para guiarlos a donde pertenecían.

Siglo XXXI - Reino de Plutón

Abrió sus ojos, el cielo se veían de un profundo color azul, las nubes se movían lentamente. Se alzó lentamente al darse cuenta del lugar donde estaba, el lago brillaba bajo la suave luz de la mañana, los árboles verdes eran mecidos por la suave brisa, el olor de las flores inundaba el ambiente. Se abrazó así misma llorando en silencio, quería pensar que soñaba.

- ¡Selene! - Levantó el rostro al oír ese llamado, miró a todos lados buscando al dueño de esa voz. Su padre caminaba hacia ella sosteniendo la mano de su hermano menor, mientras su pequeña hermana yacía en brazos de su madre. Pensó que estaba en medio de la mamá  fantasía que vivía diariamente desde el momento que fue con Serena.

- Bienvenida a casa, no sabes lo orgullosa que estoy de ti. - Las palabras de su madre le hicieron sonreír, no pudo evitar correr hacia ellos y lanzarse a los brazos de su padre, Seiya la abrazo con fuerza.

- Selene es una llorona. - Su hermano menor reía al verla, mientras su pequeña hermana le daba la razón.

- La bruja ya se fue, papá nos despertó de la pesadilla. - La pequeña rubia suspiraba aliviada causando una sonrisa en los mayores. - ¿Por qué no estabas en tu habitación?

- Yo...buscaba la luz de la esperanza de nuevo. - Miró a su madre, ella le sonrió. - Pero no iré a  buscarla de nuevo, ¿Cierto mamá?

- Nunca más, por ahora sólo debemos disfrutar de la paz. - Selene sonrió sintiéndose en paz después de mucho tiempo, sin embargo miró detrás de sus padres buscando algo en especial, sintió una leve sensación de vacío en su pecho al no verlo. Serena sonrió levemente al darse cuenta de su mirada, mientras Seiya desviaba la mirada como todo un padre celoso. - Te espera en el solar.

- Ve a verlo antes de que me arrepienta. - Seiya gruño con enojo, su hija beso su mejilla en agradecimiento antes de salir corriendo. Sus pequeños hermanos se miraban sin entender que pasaba. Corrió con todas las fuerzas que podía, cada paso que daba sentía que el solar se alejaba más, sintió la mirada de algunos guardias al correr. Se detuvo al verlo de espalda.

- Siempre me ha gustado ver el cielo desde aquí. - Arger se volteó a verla. - Eres una pequeña mariposa traviesa.

- Pero así me has amado. - Tomó su mano al ver que la extendía hacia ella. El paliplata la jalo hacía él dándole un abrazo. - ¿No estoy soñando?

- Sí así es, este es el mejor sueño de mi vida. - No hubo palabras sólo un beso de por medio que selló su destino. Aquel beso era observado por las guardianas de la luna, Haruka al verlos le hizo recordar a su pequeña gatita y su esposo cuando eran jóvenes. Las risas de una pequeña atrajeron su atención, Venus jugaba junto a su hija con Yaten, Haru y Michiru se alejaban tomados de la mano por fin podían comenzar su familia, Amy y Taiki se miraban de reojo se preguntaba cuando sería el día que por fin dieran rienda suelta a sus sentimientos, Rei había desaparecido al despertar, conocía su paradero, mientras Hotaru, Lita y ella seguían allí mirando aquellos dos amantes eternos.

- Pronto habrá boda. - La castaña sonrió mirando a Haruka. - Ellos ya se han tardado.

- Pero la princesa aún es joven. - Opinó Hotaru.

- Sí, espero sea pronto para ver a Seiya caer de espaldas. - Las tres rompieron a reír tras las palabras de Haruka, decidieron irse y darles privacidad, después de todo ese era un momento de celebrar.

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Gracias por leer y apoyar esta historia, nos leemos en el capítulo final, dependiendo de cómo se De podrá haber un epílogo.

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