Despertó sintiendo los rayos del sol en su rostro, sentía una pequeña molestia en su entrepierna. Al recordar lo ocurrido cubrió el rostro con la sabana dándose cuenta que estaba desnuda. Sonrió al recordar sus besos, lo suave de sus caricias en su piel, las veces que dijo cuánto la amaba entre gemidos, había sido uno de los momentos más felices de su vida. Se levantó de golpe mirando a su alrededor, ya no estaba, el no verlo allí rompió su burbuja de felicidad, sin embargo junto a su broche de transformación se encontraba una carta escrita con su letra, la tomo entre sus manos notando lo perfecto de su caligrafía, elegante y sin errores.
Buenos días bombón, lo siento por negarte despertar a mi lado, tenía que volver a casa mis hermanos deben estar preocupados y no quiero que tus padres me descubran. Te invitó a desayunar, no sé que pasará a partir de ahora pero sólo puedo decirte que te amo.
Siempre tuyo; Seiya.
Pdt.: Te has llevado al mejor de la galaxia.Sonrió al darse cuenta que en ese momento Seiya sentía el ego volando más allá de la vía láctea. Un golpe en la puerta le hizo sentirse nerviosa, volvió a cubrirse de pies a cabeza al sentir que entraban.
— Serena, abajo esta Haruka y Michiru. — Un suspiro escapó de sus labios. — ¿Estás bien?
— Sí mamá, ya bajo. — Su madre asintió y se apresuró a salir, por una razón sentía que su hija ocultaba algo pero prefiero ignorarlo y bajar atender a las visitas, después de todo, no era como si su pequeña hubiera metido alguien a casa; sonrió ante ese pensamiento.
Haruka y Michiru observaban las fotos sobre un estante, cada una era un momento de Serena en su vida. Ellas sabían el dolor que sentía su amiga y deseaban ayudarla, era por eso que estaban allí, habían notificado que se reunirían en el templo Hikawa después de haber sentido la presencia de los hermanos Kou cruzar el cielo, en un pasado les hubiese molestado, pero esta vez se sentía tranquilas.
— Perdón por tardar. — Serena había bajado casi coriendo, traía su cabello húmedo mientras arreglaba una de sus coletas, los ojos brillantes como nunca antes, sus mejillas sonrosadas, la palidez había desaparecido, tenían la impresión que se había recuperado aunque el brillo que mostraba les confirmaba que no era así o al menos no del todo.
— Gatita hoy te siento diferente. — Su rostro se puso rojo de golpe. Michiru comprendió la situación y sonrió de forma comprensiva, cuantas veces no le había pasado con Haru y su hermano o Sailor Uranus estuvieron a punto de descubrirlos.
— Solo dormí bien. — Aquello no era mentira, durante mucho tiempo no había logrado descansar bien. — ¿Pasó algo?
— Hemos convocado a todas nos reuniremos en el templo, qui...— Las palabras de Michiru se vieron interrumpida por el timbre. Una voz que las tres conocían se oía desde la entrada, el corazón de Serena golpeó con fuerza. Haruka y Michiru sonrieron. — Te veremos en el templo antes de mediodía.
— Cuídate gatita. — Ambas le dieron una mirada a Seiya antes de irse, él por una razón se sintió relajado al verlas, de inmediato supo que eran confiables. Todo pensamiento desapareció al ver a su bombón salir a su encuentro, los recuerdos de la noche anterior vinieron a su mente y deseo con todas sus fuerzas estar con ella toda su vida, pues ese brillo en sus ojos era sólo y únicamente por él no por el principito.
Templo Hikawa
Rei miraba nuevamente el fuego sagrado, se encontraba inquieta, el futuro cambiaba podía verlo en las llamas, sólo que no estaba claro que era lo que pasaba para que todo se viera incierto. Pensó en Serena, en la presión que sentía al ser la futura reina, su pecho le dolía al pensar que Darien y ella no podrían ver realizado su amor catalogado como algo prohibido. Setsuna se lo había dejado en claro, su cercanía con Endimion ponía en peligro el futuro y el bienestar de la galaxia.
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Destellos de Luna
FanfictionHan pasado dos años desde la última vez que Serena Tsukino uso el poder del cristal de plata, su resplandor se hace cada día más débil, sailor Uranus teme que su princesa enferme y el cristal de plata absorba su poca fuerza. Tokio de Cristal se obse...