Capítulo 20: Titanes - Especial

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200 años antes del primer milenio de plata.

Templo de Zeus.

— ¿Me llamaste? — Chronos apenas entraba a la habitación. Notó el blanco de esta, las armas del Olimpo se encontraban  sobre una mesa de piedra, Zeus yacía inclinado sobre ella sosteniendose con sus manos, él era el nuevo dios creado por Gea para asumir el poder del fallecido dios Chronos, Zeus era un hombre más bajo que él, de cabellos blancos a causa de las canas y ojos verdes como esmeraldas, aquel dios era uno de los  últimos dioses antiguos que vivían en el universo, las armas frente a sus ojos eran lo único que permanecía de ellos junto a unos pequeños cristales de colores donde se encontraban las memorias de los dioses.

— Los seres humanos son nuestro más hermoso deseo. — Zeus acarició su emblema en la mesa, un rayo de oro que le servía de arma. — Nuestras memorias, nuestra esencia se va desvaneciendo con el paso de los siglos, hasta ahora sólo existimos Apolo, Selene, tú y yo.

— ¿Qué hay de Hades? — Zeus se movio dejando ver su hoz en una esquina de la mesa apoyada. — No puedo creerlo.

Zeus tomo una pequeña caja de madera, al abrirla cuatro cristales  se elevaron cada uno hacía referencia a un  dios.

— Ares. — el cristal rojizo brillo antes de entrar a la caja por si mismo. — Afrodita, Hermes. — El último cristal brillaba por encima de los primeros tres, Zeus sonreía al verlo, se giró hacia Chronos.

— Faltas tú. — Afirmo el dios del tiempo. — ¿Por qué ahora?

— Dentro de doscientos años Caos saldrá de su encierro y deseará destruir el mundo, estos cristales regentes de cada planeta donde sus guardianes hicieron su reino protegeran el universo. — Zeus levantó una caja gris, está se abrió dejando ver cinco cristales. — Los titanes han jurado lealtad a Chronos; Thanos, Apolo, Poseidón, Hades y por último; Urano. Ellos mismos decidirán en que reinó nacer y cuando.

Chronos recibió la caja en sus manos sin dejar de mirar su interior. Nuevamente observó al dios, miraba la última gema.

— Yo defenderé a mi hogar, el regente Júpiter. Mientras Saturno, Neptuno, Urano y Plutón apenas comienzan a despertar a sus guerreras, ellas protegeran al universo de amenazas del exterior.

— ¿Selene y Apolo?

— Tendrás que ir a verlos al reino Selenita. — Zeus cerró los ojos desapareciendo dentro del cristal, este brillo entrando a la caja, la cual se cerró sellando en su interior las gemas hasta que fuera el momento, las armas de los dioses se volvieron luces saliendo disparadas al firmamento, en algún momento futuro buscarían a sus legítimos dueños. No supo que podía hacer desde ese momento, Apolo aún vivía en lo más recóndito del espacio, volvía durante dos auroras que se daban especialmente en el reino Selenita, buscaba visitar a su amante la reina Selene y ver a su  hija; Serena.

Chasqueo los dedos apareciendo dos obelisco de piedra capaces de crear rayos entre ellos, dio un suspiro atravesandolos, al otro lado se encontró con la visión de la tierra en el cielo, un bello jardín de rosas blancas adornando el camino hacia un templo de mármol brillando a la luz del sol, camino atravesando el campo de flores hacía su interior, allí dándole la espalda estaba una mujer de largos cabellos blancos atados en una trenza adornada con pequeña flores, usaba un vestido blanco con detalles plateados, en sus manos yacía un cretro con una pequeña media luna dorada, en el un cristal plateado, la reina sangraba por su nariz, las pequeñas gotas caían en su vestido.

Destellos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora