Capítulo 27: Arger

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200 años antes del Milenio de Plata
Inframundo

La luz nunca llegaba hasta ese lugar, sin embargo en medio de todo el dolor una pequeña luz magenta brillaba, sus ojos esmeralda la veían con atención como danzaba  entre las almas de aquellos que eran guiados hacia Hades. La pequeña luz se posó en sus manos, por primera vez en mucho tiempo sentía la calidez en su corazón, él un dios de la muerte condenado a la soledad sintiendo la calidez. La risa de una niña atrajo su atención, miró hacía abajo encontrándose con una cabellera roja y unos ojos azules, la pequeña usaba un vestido blanco que se arrastraba por sus pies.

— Esperanza. — La luz fue a ella entrando a su cuerpo. Thanos la miraba interesado, no podía evitar preguntarse: ¿Cómo algo tan puro estaba allí?  — Thanos.

— ¿Cómo sabes quién soy? — La pequeña sonreía y su oscuro corazón se sentía cada vez más ligero. Su cuerpo comenzaba a volverse pequeñas mariposas del mismo color de su cabello, esparciendose a su alrededor, una de ellas se posó en su mano.

"Buscame" — No tuvo tiempo a responder pues Hades llegó a su encuentro y al verse sintieron sus cuerpos perder fuerza volviéndose ceniza, quedando atrás sus gemas, estas se elevaron desapareciendo, la de Thanos en especial era guiada por una de las mariposas hacía Zeus y Chronos.

Abrió los ojos al recordar ese momento del pasado que pertenecía al  dios Thanos, aunque pensó en el pasado y su luz, nunca se atrevió a seguir su petición hasta que nació su hermana, al verla de niña recordaba a la pequeña peliroja que Thanos vio antes de morir, entonces su curiosidad creció y lejos de su hogar la encontró, en un lugar llamado Kinmoku, era la hija de los regentes de aquel planeta, ojos zafiros y cabello rojizo atado con dos trenzas, aquella niña sonrió al verlo y corrió a sus brazos pero fue detenida por su hermano mayor, Apolo, un príncipe que resultó ser el último caballero nacido en otro sistema solar. El nombre de aquella niña era Koneko, se burlo de su nombre pues le parecía chistoso, al verla llorar comenzó a decir maldiciones por su actitud tan idiota, gracias a sus visitas en compañía de su hermanita menor pudo acercarse a ella y verla crecer hasta volverse una joven delicada, hermosa y amable. Se amaban y estaba dispuesto a pedir su mano, desafiar a su padre y olvidar su deber en la puerta del tiempo, pero ya su padre y madre tenían la solución. Una nueva sailor había nacido  y era la guardiana del tiempo. En ese momento se alivió pensando que todo estaría bien desde ese día, pero Caos había despertado y creo demonios que atacaron los planetas que estaban en dirección a su sistema solar, Koneko había muerto defendiendolo. Ese día supo que no podía estar a su lado. Mucho después pudo ver a Setsuna y su corazón volvió a latir, pero al igual que Koneko murió en manos de Caos.

— Hijo mío. — Las caricias de Serenity en su frente lo trajo a la realidad. — Confía en tu padre.

— Nada sirve...ellos han ganado. — La reina negó.

— Aún no termina, todos te necesitan. — Le dio la espalda a su madre. — Arger, bien sabes que Thanos está maldito al ser una entidad de muerte y no...

— ¡Basta! — Serenity suspiro, Chronos apretó con fuerza las manos. — sólo déjenme sólo.

— Si destruyen a Eris puede existir una oportunidad de purificar cada universo y línea de tiempo. — Chronos se recostó de la pared mirando hacia afuera por una de las ventanas, la luna comenzaba asomarse entre las nubes. — Para ello debe llegarse al lugar donde  encuentra la puerta original.

Destellos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora