Capítulo 39: Chronos

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Milenio de plata.
Siglo XX

Observó la imagen de la tierra desde el balcón principal del palacio, podía sentir la puerta del tiempo vibrar de nuevo, Seiya había regresado, no tuvo que ser adivino para saber que todo se había solucionado por el momento. Cerró sus ojos azules pensando en la batalla que se acercaba, temía por su hija, dudaba de que fuera capaz de atacar aquella niña que consideró por tanto tiempo su hija, parte de su futura familia y ahora no era más que un error causado por Caos.

— ¿Estás bien? — Serenity se acercó a él mirando el cielo. — A nuestra hija siempre le gustó esta vista.

— Una de sus razones era que podía ver el brillo de la estrella que daba Kinmoku. — Serenity asintió buscando ese resplandor, pero esa noche en especial las estrellas apenas brillaban. — La oscuridad de Caos está consumiendo todo a su paso.

— Serenity. — Ella le miró. Chronos acarició su vientre sorprendiendola. — Cuando ese momento llegue huye a Kinmoku.

— Mi lugar es a tu lado, soy la reina Serenity del Milenio de Plata, protegeré mi reino. — No sabía si sentirse mal por ver la convicción en su mirada y saber que no podría hacerla retroceder a su palabra, tener que temer por ella y el bebé que ambos esperaban o reírse por amar con locura a una mujer tan terca y al mismo tiempo sensible, Serenity sonrió abrazándolo. — Te amo con mi alma Chronos desde el día que nos vimos en ese lago en el reino de Júpiter.

— ¿Aún lo recuerdas? — Asintió. — Neherenia sintió tantos celos ese día, tu hermana nunca entendió que su brillo no llegaba a mi y el tuyo en cambio fue la luz que me saco de la oscuridad perpetua de mi corazón.

— Eso hizo que ella me odiara, pero nuestra hija supo purificar su corazón. — Recostó su cabeza en su pecho. — Me da miedo perderte, pero si no conocieras el resultado de esta batalla no habrías sacrificado parte de tu poder para traer a la vida nuestro hogar, tus caballeros y a mi con ellos.

— No fui yo.  — Aquello le sorprendió. — Nuestra hija tiene un corazón muy puro y Arger también, Serena siempre ha sentido ese vacío que le dejo perder su pasado, nuestro hijo penaba en el infinito haber perdido a la mujer que amaba vida tras vida hasta que esa luz lo encontró y fue ella quién brillo en el infinito que rodea el corredor del tiempo dándonos una oportunidad de cambiar el presente y nuestro futuro.

— Ella...— Los ojos de Serenity demostraban una profunda tristeza, se dejó caer en brazos de su esposo, su cuerpo temblaba mientras las lágrimas caían de sus ojos. — Mi madre, aún sigue dando vueltas por este mundo. — Asintió, acarició el cabello de su amada sintiendo como sus lágrimas mojaban su camisa. Él siempre veía aquella dama rondar por el pasillo del tiempo sanando las heridas de aquellos que Caos había marcado, en el proceso encontró a sus nietos y por ello dió el último sopló que poseía su alma rota, mientras una parte de su esencia seguía en Hades, el caballero que por fin podría amar y ser correspondido para la eternidad, tanto era su amor que no pensaba atarlo al pasado y dejar su alma libre para que por fin pudiera ser feliz sin la necesidad de esperar más de un siglo por tener un viejo amor del pasado cumplido, él pensaba igual pero ella jugo con su corazón dándole la oportunidad de ir al lado de quienes amaba y no pensaba desaprovechar está oportunidad por nada del mundo, de una vez por todas haría que Caos desapareciera y no tuviera el poder de salir de ese encierro en el inframundo.

— Prométeme que está vez podremos ser felices. — Sonrió levemente. — Yo prometo no luchar, proteger a nuestro bebé mientras tú regresas con la victoria.

— Lo prometo, ella será la próxima Sailor Plut y tendrá la oportunidad de elegir su destinó.

Ambos juntaron sus frentes sonriendo, aquella era una promesa mutua pactada bajo el cielo estrellado. En ese momento ambos sintieron una leve caricia en sus mejillas, Serenity pensó  en su madre, pero fue Chronos quién pudo ver a la persona que lo hizo, su espíritu se alzaba cruzando la silueta de la tierra, sus cabellos dorados como el sol, su vestido azul turquesa, esa sonrisa que la caracterizaba por ser humilde y amable hasta con sus enemigos, su estrella se había apagado en otro tiempo. Rini la había acabado, apretó con fuerza a su reina entre sus brazos, está vez no quería perder a nadie, lucharia y purificaria junto a sus hijos el corredor del tiempo para por fin tener la paz que deseaban.

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Sus ojos se cerraron, sonrió mientras su cuerpo desaparecía, al menos pudo ver una vez más a  sus padres como los recordaba de ese pasado donde era feliz, en alguna línea de tiempo su padre vivía y arreglaría todo ese desastre, la espada de Rini cayó, ya no sentía dolor y si los dioses eran benevolentes podría ver de nuevo a su amada estrella fugaz e hijos. Antes de poder irse de aquel plano volvió a mirar esos ojos rojos que al nacer le inspiraron tanta ternura.

— Te perdonó...— Su cuerpo se desintegró, Rini sonrió. Levantó la espada con la que habia dado fin a la última descendiente de la luna. Tocó sus mejillas no entendía porque lloraba, quizás aún su corazón tenía algo de humanidad, pero con la muerte de aquella mujer esa humanidad había muerto. Eris se acercó dejando caer en los hombros de su madre una capa blanca.

— La asesine en el momento correcto. — Eris asintió. — Prepárate Eris, iremos al siglo XX, debemos llegar antes que Sailor Galaxia.

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Aquí les dejo la continuación 😄 en el capítulo pasado Rini hablo de haber asesinado al linaje en el siglo XXXI pero espero hasta el momento justo para asesinar a Serena.

Ahora sí entramos en los últimos capítulos, espero les guste. Próximo episodio: Sailor Galaxia.

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