𝐀𝐕𝐀𝐃𝐀 𝐊𝐄𝐃𝐀𝐕𝐑𝐀 |𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫|

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La preocupación invadía la enfermería, Samantha había empeorado. Su tía se mantuvo con ella todo el tiempo tratando de ayudar a la enfermera quien también debía atender a otros niños.
La pelinegra aumentaba su fiebre hasta el punto de delirar, sus ojos cambiaron drásticamente a un color azul oscuro apagando todo brillo que había en ellos.

— Es mejor que duermas preciosa — Dijo Julia colocando un paño mojado en la frente de la chica —. Estaré aquí hasta que mejores.

Parecía que todo se estaba derrumbando, Julia sentía una gran culpa al pensar que no pudo cuidar de su sobrina como se lo prometió a sus dos amigos. Ni siquiera Dumbledore con grandes poderes podía salvar a la chica en ese momento.

— Querida trajeron otras flores para Samantha — Dijo la enfermera.

Ya toda la escuela sabía que Samantha estaba en una situación crítica, muchos se preguntaban porque no la llevaban al hospital y otros como la mayoría de leones le llevaban presentes y sus más sinceros deseos para que la chica se recupere. El cuarteto intentaba ir cada día a saber cómo estaba su amiga pero Minerva era precavida y decía lo justo y necesario, quien también estaba demasiado preocupado era Oliver. El muchacho se encargaba de llevar flores azules a Samantha, no sabía el porque de ese color pero la hizo recordar a ella.

“ Su cuerpo se sentía tan adolorido que soltaba gemidos, a pesar de estar débil pudo levantarse encontrandose en un extraño lugar y vacío pero para su sorpresa el mismo espejo estaba en el centro.
Se acercó con cautela y al verse allí reflejo lo herida que estaba.

— Te has convertido en un dolor de cabeza, mocosa insolente — Escucho detrás de ella.

— Profesor? — Pregunto con sorpresa al ver a Quirrell.

El hombre la vio con una sonrisa maliciosa dispuesto a ir por ella pero otra voz se oyó ordenando a qué se detuviera.

— Te has levantado contra mí — Se escucho otra vez varonil —. Y fue la peor decisión que pudiste tomar, déjame verla.

El profesor Quirrell volteó quitando aquella tela que cubría su calvicie y enseñando un rostro que era nada más y nada menos que Voldemort.

— No volvemos a encontrar Samantha Butler — Dijo Voldemort —. Mi ansiedad por destruirte fue tan grande que debí convertirme en esto, un parásito sin la libertad de moverme dónde yo quisiera y todo esto por tu culpa! Pero ahora acabaré con quién destruyó mi reino, mi poder, y este mundo volverá a ser mío.

Quirrell voló hacia ella para destruirla como Voldemort se lo había ordenado, Samantha ni siquiera tenía su varita simplemente se cubrió con sus manos esperando lo peor.

— NOOO!!! — Sus manos reflejaron una luz blanca que era cegante para sus ojos.

Quirrell no pudo tocarla, su cuerpo se quemaba al intentar traspasar esa luz blanca que parecía un escudo para la leona.

— DESTRUYELA!!! — Grito Voldemort.

— La piedra, destruye la piedra! — Escucho en su mente.

Abrió sus ojos viendo hacia el frente descubriendo la presencia de Harry quien estaba quieto con cierto temor y con la piedra filosofal en su mano ”.

Samantha despertó exaltada asustando a su tía y enfermera, la chica sin importar que su cuerpo dolía salió de la enfermería diciendo que Harry estaba en peligro. Corrió sin importar que la estuviesen llamando, no sabía exactamente dónde ir solo se dejaba llevar por sus pies quienes parecían saber el camino a la perfección.
Sentía como el enojo la inundaba de a poco.

— QUÍTALE LA PIEDRA!!! — A pesar que su piel se erizo al reconocer esa voz no dejo que el miedo la invadiera al contrario la destruyó para dejar presente la valentía y molestia que eran una combinación inquebrantable.

— Sam! — Dijo Harry al verla.

Quirrell los rodeo creando fuego, la chica se puso delante de Harry como si lo estuviese protegiendo y vio a Voldemort a través del espejo.

— Te hemos matado una vez y sin duda lo haremos nuevamente — Dijo entre dientes.

El hombre se enfrentó con la muchacha pero Harry ayudo a su amiga provocando que el cuerpo de su profesor comenzará a quemarse por completo. La chica tomo la piedra y a Harry para alejarlos de Quirrell, lo único que quedó de él fue su ropa ya que lo otro eran cenizas.
Samantha protegió de inmediato a Potter cuando escucho como Voldemort salía de las cenizas de su fiel seguidor. Los dos leones cayeron al suelo ante una fuerza sobrenatural que los empujó.

[...]

Samantha estaba como nueva después  que Dumbledore y Nicolás Flamel destruyeran la piedra filosofal. Aún así permaneció en la enfermería una noche más bajo la vigilancia de su tía Julia y enfermera Pomfrey, también tuvo la oportunidad en cuidar a Harry.

— Tus padres estarían tan orgullosos de tí como lo estoy yo — Dijo Julia abrazando a su sobrina.

Dumbledore y Mcgonagall estuvieron de acuerdo, gracias a Samantha Harry pudo salir con vida y a pesar que Voldemort buscaría el momento perfecto para regresar y cobrar venganza sabían que sería difícil derribar a los dos niños que sobrevivieron.

Al día siguiente Samantha pidió el permiso para salir de la enfermería quería volver a respirar aire fresco y ver a sus amigos cuánto antes, y no fue la única quien deseaba eso el cuarteto se alegro de ver a su amiga mejor y con ellos, no dudaron en abrazarla y darle una cálida bienvenida.

— Fuiste muy valiente — Dijo Lee.

Las noticias corrían muy rápido en el castillo dejando a Samantha y Harry como los héroes de Hogwarts.
Luego de pasar tiempo con los chicos llevaron a la chica con Oliver quien estaba desanimado y más aún por qué su equipo no obtuvo el triunfo en el torneo de Quidditch.

— Ve, nosotros iremos a dar una vuelta por el castillo — Dijo Angelina guiñando un ojo a su amiga.

La pelinegra espero a que sus amigos se marcharán para acercarse a Oliver quien guardaba la Bludger en un baúl y estaba algo distraído.

— Hola Oliver — Dijo llamando su atención.

El muchacho al oír su voz inmediatamente levanto su mirada y enseño una sonrisa alegre ante la grata sorpresa, no dudo en abrazar a la chica. 

— Me alegra verte otra vez — Confesó Wood.

— Digo lo mismo Oliver — Ambos sonrieron.

Se habían extrañado tanto que permanecieron juntos toda la tarde y noche, y a pesar que mencionaron los malos momentos supieron como alegrar al otro olvidando así lo que había ocurrido.