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Un sonido muy agudo invadió la habitación sobresaltando a Crystal quien dejó a un lado su lectura y vio a Samantha.

— Un doctor! Por favor un doctor! — Algo estaba ocurriendo con Samantha.

La chica debió salir de esa habitación para dejar que los profesionales realizarán su trabajo, estaba preocupada al escuchar el alboroto que se estaba creando allí dentro pero no movería un pie hasta saber que sucedía. Trato de encontrar a alguien familiar pero todos se habían ido, aún así recordó que su tío traería a Polly quien tomaría su lugar para reemplazarla por eso tuvo la esperanza en que alguien vendría.
Los doctores salieron con una expresión algo preocupante pero ciertamente aliviada en un punto, una de las profesionales se acercó a la chica dejándola con mucha intriga.

— Tuvo una recaída — Dijo la mujer con cierta pena —. La enviaremos a otra sala para que esté más vigilada, y hasta entonces nadie podrá estar con ella.

Crystal sintió mucha pena por ello pero luego asintió acompañando a Samantha quien era trasladada a otra de las habitaciones. En el camino el brazalete que llevaba en su mano por alguna extraña razón cayó al suelo, la chica lo tomo de inmediato.

— Lo siento pero no podemos perder el tiempo — Dijo la misma mujer deteniendo a Crystal.

Las puertas fueron cerradas en su propia cara dejando cierta amargura en ella, aún así guardo el brazalete de Samantha en su bolsillo y recordó el número de la habitación para ir por su familia y anunciar la noticia que había recibido por parte de los doctores que cuidaban de Butler.

A penas recibieron la noticia no dudaron en asistir, algunos como los amigos de la pelinegra se veían desanimados y con un poco de temor ante ese retroceso, aún así los mantenía de pie que Samantha no era de rendirse con facilidad por eso creían que volvería abrir sus ojos.

— Me quedaré esta noche — Dijo Arthur Weasley.

— No hay problema Arthur, yo me quedare — Dijo Thomas.

Pero ambos se veían cansados no solo por haber asistido al hospital en varias ocasiones tomando el turno de otro para cuidar de la chica también por su trabajo y ahora más al saber que pronto los chicos regresarían a Hogwarts después de las últimas noticias que no eran para nada agradables. Pero un alma noble levanto su mano e hizo oír su voz mencionando que él podría quedarse, Finn, uno de los hijos de Aberama y Polly.

— Estás seguro? — Pregunto Polly.

— Sí, porqué no? — Se encogió de hombros sin restarle mucha importancia.

Los adultos se vieron entre sí y debatieron sobre ello, al ver que no habría ningún inconveniente aceptaron la propuesta haciendo sonreír un poco al muchacho.
Crystal tomo la oportunidad de tenerlo solo y lo tomo del brazo para dejar esas advertencias intimidantes que solían hacer todos los Rosier sin importar que fuesen de su propia familia.

— No te vayas de esa silla a menos que sea urgente me entendiste? — El chico levanto sus manos en forma que se tranquilizara por qué él lo haría —. Gryff, esto es de Sam.

— Sí, el brazalete de su madre porque lo tienes tu?

— Cuando la trasladaban esto cayó pero no me permitieron colocarselo nuevamente — Dijo la chica, la pelirroja lo tomo con cuidado y se acercó a su padre.

Gryffin quería dejar aquel brazalete nuevamente con su dueña ya que nunca se lo quitaba y era especial para ella pero a pesar que era un motivo adorable los doctores no permitieron que nadie entrará a la sala por esa razón Thomas le explicó a su hija que no podía entrar y que debía conservarlo hasta que su amiga despertara.

Finn al saber que se encontraba solo comenzó a caminar por los asientos para divertirse o a ver los cuatros que había en los pasillos, luego asomaba su cabeza en las ventanillas que dejaba ver a los pacientes en estado de coma. Pero en un momento decidió recostarse entre varios asientos mientras veía el techo y se hacía preguntas algo extrañas que no tenían respuesta alguna.







Una fuerza superior la saco de las profundidades dejandola confusa y con ciertas ganas de intentarlo otra vez. Pero de pronto un relámpago se escuchó llamando su atención, nubes negras se acercaban anunciando una fuerte tormenta, lo supo cuando el aire comenzó a ser más intenso y las aguas calmadas comenzaron a moverse con cierta brusquedad.







Gryffin no estaba tranquila, veía aquel brazalete una y otra vez y algo dentro suyo le decía que vuelva a poner ese accesorio en la muñeca de su amiga.
Camino en silencio por la mansión notando que todos estaban dormidos por esa razón tomo su abrigo para trasladarse a San Mungo.







Movía sus brazos tratando de encontrar una orilla donde pudiese estar a salvo ante la tormenta que cada vez estaba más cerca.






La pelirroja camino por los pasillos tratando de no llamar la atención y soltó un gruñido cuando vio a Finn dormido en esos asientos, sin que nadie la viese ingreso a la habitación.

— Sam, por favor has el intento y regresa con nosotros — Dijo Gryffin mientras colocaba aquel brazalete —. Te extraño demasiado.

Una lágrima cayó de su ojo tocando la mano de Samantha.






Esa paz ya no estaba, la desesperación la invadía por dentro al verse atrapada en medio de esa tormenta, sus ojos expresaron preocupación cuando una inmensa ola se estaba creando.

— Es hora que despiertes mi amor — Reconoció su voz y sonrió dejando salir una lágrima.

— Eso cariño, regresa con todos nosotros — Nuevamente escucho otra voz pero está era de Thomas.

— Ahora solo faltas tú, que abras tus ojos y continúes a mi lado como todos estos años — Sonrió con plenitud al reconocer la voz de Harry.

La ola estaba más cerca y a pesar del miedo que sentía allí algo le decía que cerrara sus ojos y dejara que impactará en ella.

— Te extraño demasiado — La dulce voz de Gryffin resonó en su mente.

Cerro sus ojos empapados y cruzo un poco sus brazos como si estuviese abrazando a todos aquellos que alguna vez le hablaron, y relajo su cuerpo por más difícil que fuera pero antes de sentir aquel impacto sintió como si estuviese cayendo en un sin fin.

𝐀𝐕𝐀𝐃𝐀 𝐊𝐄𝐃𝐀𝐕𝐑𝐀 |𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora