𝐀𝐕𝐀𝐃𝐀 𝐊𝐄𝐃𝐀𝐕𝐑𝐀 |𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫|

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La primera clase del día traía a Samantha algo nerviosa, defensas contra las artes oscuras, el año anterior había recibido instrucciones de un desquiciado y fiel servidor al señor tenebroso, en su interior rogaba para que el nuevo profesor tuviese cordura y no sea un loco como Quirrell.

— Si es nuevo Dumbledore tendría que haberlo mencionado en el banquete — Dijo Samantha dirigiéndose al salón junto a sus amigos.

— Nos espera una grata sorpresa — Dijo Lee.

Los cinco chicos ingresaron al salón topandose con un cuadro de Lockhart a lo que dedujeron que sería su nuevo profesor, Lee vio a sus amigos y prefirió retirar lo dicho. La pelinegra tomo asiento detrás de los gemelos dejando un lugar libre a su lado, no quiso tomarle importancia en quien se sentaba o no allí simplemente comenzó a dibujar garabatos en su pergamino mientras esperaban a que el dichoso profesor se dignara aparecer.

— Sam — Angelina susurro mientras golpeaba levemente su brazo para que notará a su compañero de asiento.

La leona levanto su mirada y observo hacia su izquierda para darse cuenta que el mismo chico del expreso se había sentado a su lado dejando confusa a la pelinegra y con curiosidad a Lee y Angelina. Era realmente extraño que un miembro de Slytherin y de Gryffindor estuviesen juntos, todas las veces que ocurría era por qué un profesor lo ordenaba no por que el alumno lo hiciera voluntariamente.

— No hacen falta los aplausos y los halagos se que soy increíble pero aquí soy un profesor como los demás — Dijo Gilderoy presumiendose a si mismo —. Claro con una belleza inigualable.

— Que idiota...— Murmuró la serpiente con burla.

El hombre no tardó en seguir halagandose sin censar mientras que ordenaba a sus alumnos abrir la siguiente página.

— Duendecillos de Cornualles? — Pregunto el muchacho —. Profesor esto es un error, nosotros sabemos cómo hechizar esas cosas lo enseñaron en segundo.

— Extraordinario entonces serás el primero en enfrentarte a ellos...dime cuál es tu nombre?

— Lucas Price — Dijo el castaño sacando su varita para ir al frente de la clase y demostrarle a Lockhart lo que había aprendido en segundo año.

A pesar que no tenían muchas cosas en común con las serpientes, Gryffindor apoyaba al muchacho con respecto al tema dado por Gilderoy, algunos pensaban que el hombre ni siquiera tenía trabajos preparados para sus alumnos y que solo enseñaba lo que sus libros decían.