𝐀𝐕𝐀𝐃𝐀 𝐊𝐄𝐃𝐀𝐕𝐑𝐀 |𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫|

42 ²

🍃

Las pequeñas gotas comenzaron a ser cada vez más intensas evitando que salieran a fuera. De pronto esa paz y silencio que invadía la mansión fue interrumpida por una discusión que provenía desde la entrada, todos se hicieron presentes para saber si todos estaban bien o que estaba ocurriendo.

— Hydrus! — Dijo Thomas deteniendo al muchacho —. No puedes ir.

— Es Luna! Está en peligro — Dijo con desesperación.

Damon y Arthur debieron sostener al muchacho quien batallaba para salir de la mansión diciendo que Luna Lovegood estaba en peligro y que debía ayudarla pero Thomas se lo prohibió, tal vez Hydrus ya era parte de los negocios de la familia al ser mayor pero no tenía las intenciones de perderlo a él también por esa razón debió tranquilizarlo y explicarle que actuando de esa manera llamaría a Voldemort lo cual no era lo que ellos querían. Prometieron buscar información y saber dónde se encontraba siempre y cuando él permaneciera dentro de la mansión.

— Vamos Hydrus, todo estará bien — Dijo Crystal tomando el brazo de su primo quien vio a Thomas por un momento y luego asintió.

Todos sentían mucha impotencia ante lo que estaba ocurriendo pero al no tener un plan eran presas fáciles, aún así Thomas reunió a sus hermanos para organizar algún plan y cumplir con la promesa que le había hecho a Hydrus con respecto a Luna.

El sueño ni siquiera se aparecía, estaba tan despierta que no podía dejar de ver como la lluvia caía sin parar. Su mente al ver el camino que la llevaba a ese jardín comenzó a crear muchas preguntas y curiosidad, tomo su abrigo para salir de la mansión rogando que no la descubrieran porque estaba segura que se llevaría el regaño de su vida si alguien la veía. Era consciente que tanto empleados como los Rosier podían diambular por allí pero las luces estaban apagadas solo estaban los gemelos escuchando el radio en una de las salas pero no se percataron que su amiga pasaba por allí.
Samantha sonrió con amplitud al ver el camino libre por esa razón extendió su mano para tomar la perilla de la puerta y salir pero de pronto sintió como su cintura era tomada, y que su cuerpo se alejaba de la salida.

— No deberías estar en tu habitación mi Bambi? — Susurraron en su oído pero Samantha supo que era John ante el particular apodo que tenía para ella.

Ambos entraron a una de las bibliotecas de la mansión al notar que alguien se acercaba, John cerro la puerta esperando una respuesta por parte de la chica quien pensaba en una excusa.

— Pensé haber visto algo, solo eso — Dijo Samantha a lo que John sonrió.

— Podemos estar toda la noche Pastelito hasta que me digas la verdad — Se apoyó sobre la puerta mientras cruzaba sus brazos y veía con una sonrisa divertida a la rubia.

Samantha soltó un leve suspiro al ver que cumpliría con su palabra y debió mencionar que tenía curiosidad por un sector en particular fuera de la mansión pero recibió una respuesta que no la animaba del todo, Thomas debía darle su autorización para entrar el era muy cuidadoso en ciertos sectores y claramente el que había mencionado era uno de ellos por eso le aconsejo que sería algo difícil de convencer.

— Gracias por tu sinceridad — Dijo algo decepcionada lo cual John se acercó para tomarla de los brazos.

— Quiero ayudarte pastelito pero no quiero mentir y dudo que Thomas acceda — Dijo el muchacho con una sonrisa.

Ambos se acercaron a una de las ventanas que tenía la biblioteca y permanecieron en silencio mientras observaban hacia fuera como la lluvia caía. En un momento sintió cierto calor en su mano y suaves caricias en ella lo cual provocó que su atención fuese allí notando que John la había tomado mientras veía tranquilamente aquella noche, la rubia sonrió con cierta timidez y decidió relajar su mano para disfrutar de ese momento.

— La práctica de hoy fue divertida — Dijo John sin mirarla —. Mi patronus era un caimán.

— Pero yo vi un tigre... — Dijo confusa.

— Exacto, por eso dije era un caimán hasta que te conocí — Dijo John con normalidad y cierta alegría por ello —. Y ahora es un Tigre.

Sabían que los patronus suelen mutar y tomar la forma del amor, aquellos pensamientos que generan más felicidad. Samantha vio con sorpresa a John al ver que había provocado tal cambio en su patronus por ser su pensamiento más feliz.

— Ahora sabes que eres importante para mí y que no te dejare — Dijo John besando los nudillos de la chica.

— Johnny no... — John logro atraparla antes que la chica se marchara —. En verdad eres un gran chico, increíble no lo voy a negar pero no puedo permitir que pongas tu vida en riesgo por mí... Esta vida es totalmente impredecible.

— Lo sé, yo lo sé — Dijo viéndola a los ojos —. Tengo visiones sobre el futuro y créeme yo te veo allí, junto a mí.

— Y que pasará cuando un día dejes de verme en el? John, no quiero lastimarte — Confesó la chica con una sonrisa entristecida.

Él negó respondiendo que no lo haría, Samantha cerro sus ojos sintiendo las suaves caricias que John dejaba en su mejilla mientras que sentía un pequeño roce en sus labios pero ninguno hizo un avance solo permanecieron así por unos segundos, la chica beso la mejilla del menor de los Rosier antes de abandonar aquella biblioteca, y a pesar que ninguno hablo seguían tomados de la mano caminando juntos hasta las escaleras dónde Butler la soltó dando a entender que debía regresar a su habitación.

— Dulces sueños pastelito — Susurro John viendo como Samantha subía las escaleras.

— Descansa Johnny — Dijo cuando volteó a verlo.

Al recibir una corta sonrisa continuo subiendo hasta llegar a su habitación donde no dudo en recostarse en la cama y llevar sus manos a su rostro reprimiendo un grito que deseaba salir en aquel entonces. Luego se relajo mientras sus ojos veían el techo pero en su mente pasaban millones de preguntas o confusiones que la estresaban aún más por esa razón prefirió intentar dormir al menos para callar todas esas voces molestas.