Inquietud

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- ¿Quieres contarme algo? - pregunta Dawson colocando un mechón rebelde de mi cabello tras mi oreja. Estábamos en el jardín de la casa de mi tía, el como hacía siempre desde hace tres meses, vino después del trabajo a leerme la Biblia, me encantaba escucharlo leer, también amaba que me explicara lo que no entendía, era bastante paciente conmigo.

- ¿Acaso están feos los emparedados? - pregunta revisando el que sostiene en su mano, yo sin poder evitarlo dejo escapar una risita.

- no - digo viéndolo por primera vez a los ojos en todo el tiempo que llevamos aquí.

- bueno. Enserio espero que no sea eso, por qué es lo más rápido que puedo preparar.

Yo estaba cien por ciento segura de eso, siempre nos turnábamos para tener un bocadillo durante el tiempo de la lectura y hoy le había tocado a él, como la mayoría de las veces había traído emparedados.

- de verdad no es eso. - y era cierto, mi comportamiento había estado así desde que volví de la universidad, no sabía por qué pero después de mi discusión con Dina me sentía rara, cómo si la forma en la actúe con ella no fue la correcta, pero que más podía hacer, esa era la única forma en la que sabía blindar mis sentimientos para que no resultarán dañados.

- hermosa - me llamo, tomando mi mentón para que lo viera a los ojos. -sabes que puedes decirme lo que sea ¿verdad? - la intensidad en su mirada, y esa sensación de protección que me transmitía con solo observarme, me hizo soltar un suspiro.

- mejor terminemos la lectura de hoy- mi rostro se alejó de su tacto y mis ojos buscaron refugiarse en el emparedado que sostenía, si seguía observando los suyos definitivamente no me iba a contener y hablaría. Un suspiro cansado brotó de sus labios y tuve miedo de escuchar lo que diría a continuación.

- no estabas prestando atención, la lectura la terminamos hace cinco minutos.- más vergüenza no pude sentir, me atrapo. - Ali, ¿Qué pasa? - su tono pacifico me hizo cuestionarme por qué yo no podía ser como él.

- está bien - solté después de un tirante silencio. - recuerdas a la chica con la que discutí en el centro comercial - él solo asintió en respuesta. - bien, ella va a mí universidad y hoy tuve una discusión con ella.

Dawson permanecía en silencio mientras yo le contaba lo que había sucedido con Dina, también le dije las razones por las que discutíamos y le conté quien había sido ella en mi vida, y la obsesión de Ángelo por mi, obviamente excluyendo la situación de mi hermana. Cuando finalice mi relato, Dawson se quedó en silencio por unos segundos que me parecieron eternos, con un aire pensativo, cuando todo pareció cuadrarle hablo.

- ¿Qué sentiste después de esa discusión? - su pregunta me alboroto los pensamientos ¿Qué sentí?

- no lo sé - digo por qué es cierto, no sabía exactamente que había sentido. - pero desde entonces no estoy bien - suelto tratando de explicar lo mejor posible lo que merma dentro de mi. Él por su parte suelta una risa de felicidad.

- ¿Te das cuenta? - pregunta logrando que mi ceño se frunza, ¿de que debía darme cuenta?

- ¿De qué?

- estás empezando a sentir de forma diferente - me explica, sin embargo yo sigo sin entender.

- no entiendo.

- está bien, lo entenderás pronto. - me dice besando mi frente de forma dulce. Había algo que el estaba viendo que yo no y el no poderlo entender, me inquietaba, sin embargo entendía que el quería que lo descubriera por mi cuenta.

- Dawson, ¿ Que es lo que Dios te hace sentir cuando está contigo? - pregunto cambiando de tema y tratando de encontrarle respuesta a esa duda en mi cabeza. La sonrisa de Dawson se ensancha.

- amor - dice viéndome a los ojos. - paz, tranquilidad, felicidad y un sin número de cosas más. - todas sus palabras hacen mella en mi interior todos esos sentimientos, yo no recordaba tenerlos hace mucho y de verdad quería obtenerlos.

- ¿Qué hago para que Dios esté cerca? - pregunto manteniendo mi vista fija en su rostro, sus ojos no habían dejado de examinarme, y mi pregunta provocó en ellos alegría.

- debes aceptar a su hijo como tú salvador.- dice con esa expresión de felicidad extrema.

- ¿ Y que hago para aceptarlo? - pregunto con más interés.

- solo debes decírselo y creerlo en tu corazón.

- no sé cómo hacerlo.- me sincero

- ¿Quieres hacerlo?- el asombro mezclado con su sonrisa, fue una de las expresiones más bellas que he visto. Yo por mi parte solo asentí. - ¿Quieres que te ayude? - yo sintiéndome incapaz de responder por la intensidad del momento volví a asentir.
- bien, vamos a orar entonces.- todo en sus facciones me decía lo feliz que mi decisión lo había puesto.
- repite después de mi. - asentí inclinado mi rostro y cerrando mis ojos, ahora sabía exactamente qué hacer pues siempre antes y después de terminar las lecturas bíblicas orábamos, bueno Dawson lo hacia y yo me quedaba en silencio.


-Señor Jesús hoy vengo delante de ti, presentándote mi vida y creyendo con todo lo que soy que tú eres mi único y suficiente Salvador, mi vida de hoy en más te pertenece, borra mi nombre del libro de la muerte y escríbelo en el libro de la vida en el Nombre de Jesús. Amén.

Luego de finalizar la oración ambos abrimos los ojos, por alguna razón sentía que había dado un paso grande en mi vida, por primera vez en mucho tiempo sentía plenitud, por primera vez, sentía libres mis hombros. Los ojos de Dawson me miraban con fascinación y me transmitían tantas cosas indescriptibles que solo yo podía captar.

- bienvenida a la familia. - dice para abrazarme, yo comprendiendo perfectamente bien sus palabras, le devuelvo el gesto, me encantaban sus abrazos, me encantaba la inocencia y la sinceridad que encontraba en ellos.

- gracias - digo viendo al cielo, no me importaba si Dawson pensaba que era para él, que más daba, yo le agradecía internamente a Dios por haberlo puesto en mi vida.

prueba de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora