Graduacion.

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El montón de birretes en el aire y los gritos exhaustivos me hicieron sonreír. La universidad había culminado. Por fin tenia mi titulo como abogada.

Pase las ultimas tres semanas recuperándome y podía decir que gracias al padre ahora estaba en perfecto estado.

- ¡Alison!- me llama mi familia para que me acerque. todos me abrazan felizmente. Ovacionándome por haber culminado mi carrera y por haberme convertido en una abogada.

- tu nos casaras por el civil. - informa Arnold en medio de las felicitaciones provocando la risa de todos.

Mi mirada viaja de rostro en rostro y puedo ver la sonrisa de diversión que tienen, todos saben exactamente a quien estoy buscando. ¿Dónde esta el?

- no me buscas a mi ¿verdad?. - suelta Karina burlona, después de que mi mirada termine en ella. Yo sin poder evitarlo me rio de su comentario.

- hola - saludo acercándome para abrazarla.

- felicidades.- dice en medio del abrazo. Provocando una sonrisa.

- ¿Podrías prestarme a mi novia? - sueltan a mis espaldas y me separo de Karina. Para luego voltear a verlo. El aire se estanca en mi garganta a causa de lo que encuentro.

El se ve demasiado hermoso como para ser real. Lleva el cabello peinado hacia atrás con fijador y viste un traje que lo hace ver estilizado y elegante, parece uno de esos muñecos que ponen sobre los pasteles de boda, solo que mejor.

- hola. - dice cuando toda mi atención esta puesta en el. Sin embargo yo no respondo, estoy tan embobada que ni siquiera logro moverme, por lo que el es quien tiene que acercarse. - si, me veo guapo, lo se. - bromea y yo me rio escandalosamente a causa de su juego. Los demás solo observan.

- Cariño, quise muchas veces hacer esto pero, Dios había determinado que este era el momento. - relata y yo me quedo petrificada en mi lugar, haciéndome un montón de ideas en la cabeza acerca de lo que va a hacer. - Alison Casares. Amor de vida. Amor de mis amores. - suelta cantando. - No espera así no era. - dice y todos nos reímos. - amor, tu sabes lo mucho que significas para mi.- dice tomando mis manos. - sin embargo solo Dios sabe lo mucho que te amo, es por eso que hoy delante de nuestra familia y amigos pero principalmente delante de la persona que tu y yo mas amamos, quiero preguntarte una cosa. - suelta, mientras mete la mano a su bolsillo sacando una cajita y se inca delante de mi enseñándome el contenido de la misma. La expectativa me hace abrir los ojos en sorpresa, el esta... - hermosa ¿te casarías conmigo? - pregunta y se me hace un nudo en la garganta, nudo que me hace incapaz de hablar, las lagrimas recorren mis mejillas sin embargo no puedo evitar reírme cuando veo como su expresión cambia a una de preocupación cuando tardo en responder, pero me resulta imposible el nudo aprieta mas mi garganta y no creo poder hablar, en cambio asiento con la cabeza efusivamente haciendo que el sonría y se relaje levantándose así del suelo para ponerme el anillo y abrazarme.

Oigo el sonido de algo estallar y un montón de confeti se deja ver, me fijo bien y Karina es quien sostiene el bastoncito, mientras todos aplauden.

- todos lo sabían ¿no es así?- le pregunto sin dejar de abrazarlo.

- Sip. - suelta de forma juguetona, no necesito verlo para saber que tiene una sonrisa traviesa en el rostro.

- Alison. - me llaman y reconozco la voz de inmediato. Es por esa razón que me separo de quien ahora es mi prometido y  volteo con recelo.

- ¿papá? - digo sorprendida.

- ¿Podemos hablar? - pregunta sin moverse de su lugar. Yo por mi parte decido avanzar en su dirección, con cada paso que doy me concientizo de que todo estará bien y que no tengo por que salir corriendo.

Cuando llego donde el espera por mi. Me atrevo a inspeccionar su apariencia, su rostro se ve mas vivo en comparación con la ultima vez que lo vi, se afeito la barba y se corto el cabello, su ropa esta presentable, y el olor a perfume es notorio en ella. Luego me quedo en su rostro, estudiando sus facciones, su ceño esta ligeramente fruncido y se muerde internamente la mejilla eso me hace saber que esta nervioso, lo cual me sorprende.

- hija, necesito que hablemos a solas.- me informa y se que quiere que todos se alejen, sin embargo soy yo quien decide que seamos nosotros quienes nos alejemos, no sin antes avisar que volveremos.

Mi padre y yo nos dirigimos a un parque cercano donde tomamos asiento en una de las bancas, ambos estamos tensos, ninguno de los dos volteamos a vernos, yo por la incomodidad del momento y el por que seguramente no sabe que decir.

- Estoy en rehabilitación. - dice de pronto y me toma unos segundos procesar sus palabras. - tu y Sara tenían razón, yo tenia un problema y necesitaba ayuda. - acepta. - después de que tu estuvieras al borde de la muerte, me sentí tan culpable, yo fui un mal padre contigo. - dice para luego sorpresivamente voltear en mi dirección provocando que voltee a verlo. No estoy muy segura de lo que veo en sus ojos pero es algo muy parecido al arrepentimiento. - hija te hice daño y por mucho tiempo no lo quise aceptar, fui muy egoísta. - sus palabras calan profundo en mi pecho y sin poder evitarlo lloro.

- Es increíble que inclusive me perdiera de la primera vez que volviste a hacer esto.- dice secando una de mis lagrimas. - Alison estoy aqui no para que me aceptes como tu padre por que no lo merezco y tampoco para que me des una oportunidad pues tampoco la merezco, lo que si espero es que me puedas perdonar por haberte dañado tanto hija. - esta era la primera vez en mucho tiempo que escuchaba a mi padre llamarme así. El realmente estaba tratando de comenzar nuevamente y quien era yo para impedírselo.

Cerré los ojos y respire profundo, clamando a Dios en el proceso, sabia que lo necesitaba mas que nunca, para poder hacer las cosas bien. En pocos segundos recordé cuando estuve con el y me enseño a perdonarlo. Fue entonces cuando lo sentí y mis ganas de llorar aumentaron que supe lo que debía hacer. Una sonrisa se escapo de mis labios antes de hablar.

- Te perdono papá.- dije con la paz de Dios inundando mi interior. Mis palabras provocaron que sus ojos se cristalizaran y sin que yo lo viera venir el me abrazo. Se sentía extraño hacia mucho tiempo que el no lo hacia, sin embargo fue reconfortante.

- Gracias hija. - dijo con la voz rota. - y gracias a ti Dios por esto. - Fue entonces que lo comprendí, mi padre se había encontrado con Dios y su vida estaba siendo restaurada.

- Gracias Dios. - dije antes de corresponder su abrazo.

prueba de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora