Encontrar el sentido.

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El tan esperado sábado llego, no eran mas de las 6 P.M y yo ya estaba que me comía las uñas de los nervios, esperar a que Dawson pasará por mi, me ponía ansiosa, algo poco normal en mi, aunque bueno, muchas de las cosas que me pasan emocionalmente en estos días no son normales. Toda la semana pase con la misma sensación en el cuerpo, después de que Dawson me pidió que fuera con él, quede con ese sabor en la lengua, no me sentía tan convencida de ir, pero ya le había dado mi palabra y ahora no me podía echar para atrás.

- Es Dawson - informa mi tía, después de abrir la puerta. Mi cuerpo se tensa de inmediato pero de igual forma me obligo a mí misma a avanzar hasta la puerta.

- hola - saludo en cuanto lo tengo de pie frente a mí. - ¿Nos vamos? - digo para atravesar el umbral y cerrar la puerta a mis espaldas. Mientras pretendo llegar a su auto, su mano se posa en mi brazo para detenerme y girarme hacia el.

- ¿No piensas saludarme como se debe? -  pregunta de forma dramática, con sus ojos fijos en los míos, ese tono intenso que toma su iris, me resulta hipnótico y con gran dificultad a causa de la sensación que me deja su mirada, me acerco a él para abrazarlo. En el momento en el que siento sus brazos rodearme, la pesadez que llevaba encima se disipa y los nervios que me aquejaban fueron menos abrumadores, claro que no desaparecen del todo.
- así está mejor. - dice para luego separarse de mí. - ya podemos irnos - suelta en medio de esa sonrisa encantadora que tiene y que por raro que parezca causa algo en mi interior.

- ¿A donde vamos? - pregunto cuando ambos ya estamos en el auto.

- ¿Recuerdas donde los conociste? - pregunta intercalando miradas conmigo y el trayecto que emprende hacia la carretera.

- si - digo recordando la fogata a la que fuimos cuando me los presentó.

- bien, vamos al mismo lugar. - informa sonriendo.

El recorrido es algo silencioso ninguno de los dos dice nada y parece que estamos cómodos con eso, sin embargo eso no evita las miradas furtivas entre ambos. Gracias a su atención en el camino puedo tener una vista de su perfil, últimamente me podía quedar con los ojos clavados en su rostro, era una manía extraña que no podía quitarme de encima. - ¿Tengo algo en la cara? - pregunta a forma de broma, posando su mirada en mí.

- no - digo nerviosa, dirigiendo mi mirada a la ventana, tratando de disimular el momento bochornoso de haber sido atrapada observándolo. Lo que queda del camino transcurre en silencio, el enciende la radio y pone una melodía suave, a la que le adjudico la somnolencia que me invade después.

- llegamos.- lo escucho decir luego de un largo rato, logrando que espabile y que sea consciente de que estamos en el lugar. Dawson como algo habitual en él se apresura a salir del auto para rodearlo y abrirme la puerta.
- vamos - dice para luego tomarme de la mano. A pesar de que se que lo hace para mantener mis nervios a raya, su gesto provoca que los vellos de mi espalda se ericen y que algo raro recorra mi estómago, sin embargo lanzó lejos la sensación.

Cuando llegamos al punto donde todos están reunidos, se encuentran seis personas sentadas al pie de una fogata, al verlos tan cómodos me preguntó qué tan seguido harán esto. Todos se acercan a mí para saludarme de forma fraternal y soy consciente de cómo la mano de Dawson abandona la mía, para él también recibir el saludo de sus amigos. No puedo evitar sentirme inquieta, el hecho de que tantas personas estén a mí alrededor, tratándome como alguien conocida o más bien como una amiga, es un tanto extraño; Luego de que todos terminan de saludarme, vuelven a los sitios que ocupaban. Mientras tanto Dawson vuelve a tomar mi mano para guiarme al lugar donde nos sentaremos.

- comencemos. - dice un chico, sosteniendo su guitarra.

- perfecto, oremos. - dice una chica que está frente a mí, es la misma que me saludo la primera vez que vine aqui, aunque no recuerdo su nombre.
- Querido Dios - La oración empieza siendo dirigida por ella, por consiguiente todos cierran sus ojos e inclinan sus cabezas. - damos gracias por permitirnos reunirnos en este lugar, por qué todos y cada uno de nosotros tiene el placer de.... - yo escucho atentamente, mientras me mantengo en la misma postura que todos han tomado.

 Luego de que la oración termina, todos empiezan a cantar, creando un ambiente acogedor y reconfortante, todos irradian felicidad y gozó, tal como lo hacen en la iglesia, ellos disfrutan esto, yo por mi parte aunque me gusta lo que sucede a mí alrededor no puedo exteriorizar lo que ellos transmiten, siento como si algo en mi interior estuviera luchando por surgir pero es retenido. Es entonces cuando empiezo a cuestionarme, que es eso que esta revolviendo los hilos en mi pecho, que es esa sensación que se vuelve sofocante cada vez mas. los muchachos cambian de canción, quedando así solo uno de ellos tocando una melodía suave con la guitarra, él mismo chico canta con una voz bastante dulce y armoniosa, acompañando perfectamente la letra.

En tu gran amor, tomaste mi lugar
Llevando sobre ti, mi culpabilidad
No lo puedo imaginar, como fuiste a soportar
El dolor de tus heridas
Pues me amaste sin medidas

Déjame hoy besar
Las heridas de tus manos y tus pies
Las heridas que pecando provoqué
Déjame reclinar, mi mejilla en tus espaldas y llorar
Por haberlas lacerado en mi maldad
No merecía tanto amor

En tu gran amor, tomaste mi lugar
Llevando sobre ti, mi culpabilidad
No lo puedo imaginar, como fuiste a soportar
El dolor de tus heridas
Pues me amaste sin medidas

Déjame hoy besar
Las heridas de tus manos y tus pies
Las heridas que pecando provoqué
Déjame reclinar, mi mejilla en tus espaldas y llorar
Por haberlas lacerado en mi maldad
Déjame hoy besar
Las heridas de tus manos y tus pies
Las heridas que pecando provoqué
Déjame reclinar, mi mejilla en tus espaldas y llorar
Por haberlas lacerado en mi maldad
No merecía tanto amor....

De un momento a otro todo a mi alrededor desaparece, todos mis sentidos se centran en la letra de la canción. No conozco la canción pero la letra hace mella en mi interior y por un momento soy capaz de sentir como eso que luchaba en mi pecho por salir a flote, eso que yo no conocía, se abrió paso y fluyó, no sé cuánto tiempo pasó, el chico no había terminado de cantar pero, sentí como algo ligero, se deslizo por mi mejilla, inmediatamente mis dedos fueron a parar a ese punto, di un respingo cuando sentí que tocaron algo húmedo... ¿Tenía agua en la mejilla? Pero no estaba lloviendo, así que no podía ser eso, sentí como otra gota de agua proveniente de mi ojo callo por mi mejilla, entonces no eran gotas de lluvia eran... ¿Lágrimas? Imposible yo no podía estar llorando. Aturdida por las sensaciones acumuladas en mi pecho me levanté para alejarme lo más que mis pies me permitieran del lugar, sentía que me estaba ahogando en medio de mis sollozos silenciosos, y que el pecho me explotaría en cualquier momento.

- Ali. - escuche que me llamaron, Dawson me había seguido sin yo ser consciente, su mano se anclo a mi brazo izquierdo para girarme, en cuanto vio mi estado sus facciones se contrajeron. - ¿Qué paso? ¿Qué tienes? - pregunta preocupado tocando mi mejilla con su pulgar para limpiar las lágrimas que no dejan de caer, yo trato de detenerlas pero ellas no ceden es como si tuvieran voluntad propia.

- no se - suelto sincera, con la voz quebrada - no entiendo que me pasa. - mi tono baja tanto que las palabras me salen en un susurro y el llanto se intensifica.

 Definitivamente estaba llorando, pero no entendía porque, y tampoco entendía como era posible que lo estuviera haciendo. Dawson sin decir una sola palabra me abrazó, de la forma más dulce, como si tuviera miedo de que yo me quebrará en sus brazos, yo por mi parte escondí mi rostro en su pecho, Llorando aún más fuerte, sin lograr detenerme, sin lograr contenerlo, mis manos se aferraron en su espalda, cerrando en puños el material de su camisa. Justo aquí con toda la marea de emociones que se construían en mi interior, me sentí segura, me sentí completa y plena.

prueba de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora