Culpa.

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Dawson.

Alison dejo de contestar y eso solo logro desesperarme, estoy parado a fuera de su casa. He tocado el timbre pero nadie contesta, sin mencionar que todas las luces están apagadas. Estoy empezando a creer que no hay nadie; Entonces ¿Dónde puede estar Alison?. Me alejo de la entrada y me detengo justo frente a la puerta del piloto de mi auto, estoy pensando en que hacer, pero no se que. He llamado a la hermana Ashley pero no me contesta y eso solo hace que me altere más, me siento impotente, no sé dónde buscarla.

- Padre por favor ayúdame a encontrarla. - ruego a Dios con desesperación. Es entonces cuando recibo su respuesta. "El celular tiene GPS puedo rastrearlo" pienso. y es justo lo que hago, dándole infinitamente gracias a Dios cuando el teléfono me marca la dirección. - ¿Esta cerca de la iglesia? - me preguntó confuso, aún así no me distraigo en pensarlo, pues me subo al auto y emprendo marcha.

No tardó mucho en llegar al lugar pues en auto no está tan lejos. Cuando llegó al punto que me marca el GPS, me bajo del auto y busco al rededor sin embargo no hay rastro de ella.

- ¡ALI! - empiezo a gritar tratando de encontrarla, pero no obtengo respuesta. El mapa sigue marcando que estoy en el lugar correcto, pero sigo sin encontrarla a ella o su celular. - ¿Dios que hago? - pregunto con la voz ahogada, la angustia está carcomiéndome el estómago y si no la encuentro pronto, voy a perder la cordura. Decido marcar con la esperanza de que pueda escucharlo sonar, en el proceso ruego por que no este en vibrador. El sonido de un celular me sobresalta y reconozco el ring toné, con eso en mente, sigo el sonido adentrándome en el callejón, encontrándome con un cuerpo tendido en el suelo, la persona esta completamente inconsciente, inmediatamente apresuro mis pasos y cuando llego al bulto soy capaz de reconocerla, ¡es ella!. Me agacho para poder tomarla en brazos y al voltearla, siento como el corazón se me hunde en en el estómago, la sensación es indescriptible. la forma en la que luce me causa malestar, esta completamente golpeada, llena de sangre y moretones por todos lados, sus ojos están hinchados y hay pequeñas aberturas en su rostro al igual que raspones, esta completamente lánguida y me preocupa que no este respirando como se debe.

- Ali - le hablo mientras doy leves golpecitos en sus mejillas, tratando de ser lo más cuidadoso posible. Las lágrimas de mis mejillas se hicieron presentes en algún momento, pues verla así es doloroso.
- hermosa, reacciona por favor. - suplico en medio del llanto, necesito saberla bien. - por favor Ali. - pido uniendo mi frente a la suya, me estoy desmoronando, verla así, tan frágil, tan lastimada y saber que no estuve para protegerla, solo por que tuve miedo a su rechazó, me hace sentir culpable.

Al ser un poco más consiente de que necesito sacarla de aquí, me dispongo a tomarla en brazos, levantando su celular y su bolso en el procesó, al llegar al auto, la subo en el asiento del copiloto con mucho cuidado, abrochándole el cinturón en el proceso, para luego rodear el auto, subir al puesto de piloto y salir lo más rápido posible al hospital donde trabaja su tía. En todo el trayecto paso pendiente de ella, pero en ningún momento reacciona.

Cuando llegó al hospital, la saco del auto pidiendo a gritos una camilla. Los médicos al ver su estado se apresuran a sacar lo que con tanta insistencia les pido.

No se cuanto tiempo pasa pero sigo en la sala de espera, no he sabido nada desde que me encontré con la hermana Ashley y me explico como intervendrían, lo mas probable era una cirugía, ya que las lesiones que recibió le dejaron fracturas. Las horas que llevo aquí, no he dejado de orar y pedirle a Dios que nada malo le pase. También me he estado preguntando que pudo pasarle, no parecía un asalto, pues según su tía todo estaba en su bolso, por lo tanto no encontrábamos explicación alguna a lo que le había sucedido.

- Dawson - Sara apareció corriendo por el corredor. En cuanto la vi me puse de pie, seguro su tía le aviso. - hola - dice para luego abrazarme, completamente nerviosa. - ¿Qué paso? - pregunta alterada.

- no lo se. - digo por qué es cierto, no estoy seguro de que fue lo que pasó.

- Dawson - es la hermana Ashley quien habla. - Sara - la menciona cuando es consciente de que está aquí.

- ¿Cómo está? - pregunto con desesperación.

- ahora está en recuperación. Gracias a Dios los médicos dicen que todo salió bien - dice y siento que puedo respirar correctamente, aunque eso no disipa la culpa que llevo a cuestas.

- ¿Podemos verla? - pregunta Sara robándose las palabras de mi boca.

- si - dice la hermana Ashley - vengan por aquí - pide guiándonos a la habitación, al llegar a la puerta todos nos detenemos y nos observamos, preguntándonos quien debe entrar primero.

- Dawson, creo que tú deberías ir primero. - me sugiere Sara, sin embargo yo no creo que sea lo correcto.

- Sara, no creo que sea lo mejor.

- por supuesto que sí, mi hermana te adora Dawson y estoy segura que si tú estás ahí con ella va a servir de mucho. - dice dándome empujones en la espalda para que entre a la habitación, al parecer la hermana Ashley está de acuerdo pues solo nos observa sin objetar nada.

Sara hace que entre a la habitación y cierra la puerta, lo primero que observo son todos los aparatos a los que está conectada, ella en medio de todo eso se ve débil, frágil, inclusive acercarme demasiado me da miedo, sin embargo después de pensarlo unos segundos, me aproximó a la camilla.

De cerca puedo ver de primera mano, que tan golpeada está, tiene moretones en toda la cara lleva banditas en ciertas heridas, mientras que en sus manos hay vendas, no me atrevería a jurar pero estoy seguro de que todo su abdomen está vendado.

- lo siento - digo mientras tomo su mano, las lagrimas nublan mi visión por un momento, pero no tardan en caer. - perdóname - pido ahogando mi voz cuando beso su mano, no me atrevo a tocarle el rostro por temor a lastimarla. - esto es mi culpa, no debí comportarme como un idiota. - digo sintiéndome miserable, más de lo que me sentí el día que me fui de su casa, marchándome sin ninguna explicación, y a eso le siguió mi inconsistencia, rehusándome a verla y a hablar con ella, todo por miedo al rechazó que podría recibir de ella a causa de mi confesión. - perdóname, por no haber estado ahí para protegerte. - la impotencia es tan grande que se vuelve agobiante, necesito verla a los ojos, necesito hablar con ella y aclarar las cosas, necesito que me otorgue su perdón por comportarme como un niño inmaduro.

Su mano la cual sostengo me da un leve apretón y es entonces cuando veo su rostro, sus ojos están abiertos está viéndome en silencio, sin decir una palabra. Yo por mi parte hago lo primero que se me ocurre que es salir de la habitación para avisarle a su tía, la cual avisa al cirujano y juntos pasan a revisarla. Yo en cambio me quedo afuera, esperando por una noticia, para poder hablar con ella como es debido.

prueba de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora