Adelante.

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Asombro era la única palabra que podía describir mi expresión justo ahora.

Sara había anunciado su compromiso con Arnold, CASAMIENTO, yo esperaba que presentarán su relación de manera más formal, hablando de noviazgo claro, pues ellos aún no definían lo que tenían, pero ahora mismo se encontraban ambos frente a mi tía y a mí, hablando de planes de ¿boda? Esperen de que me perdí.

- haber, haber, déjenme ver si entendí.- digo tratando de aclararme las dudas que no dejan de aparecer en mi cerebro. - ¿Ustedes están comprometidos? - seguramente me escuchó como una grandísima tonta, pero es lo que menos me importa, aquí lo único que importa es estar completamente convencida de que estos dos no nos están jugando una broma, de hecho sigo esperando a ver dónde está la cámara escondida.

- si - dice Arnold, siendo está la primera vez que habla. Pues quien se encargó de darnos la noticia fue Sara.

- ¿Y tienen fecha? - pregunta mi tía Ashley, llevándose la pregunta de mis labios.

- aún no, pero estamos pensándolo mucho. - dice Sara, robándose la mirada de Arnold. El la mira mucho y veo en sus ojos un brillo, bastante familiar, estoy segura de haber visto ese brillo en los ojos de Dawson. No me atrevería a apostar pero... estoy segura  de que este hombre está enamorado locamente de mi hermana.

- pues felicidades - digo con una sonrisa en los labios, deseando deshacerme de la extraña tensión que se instaló en el espacio.

- Gracias - dice Arnold con una gran sonrisa en el rostro.

- bien, igual me alegro por ustedes - dice mi tía Ashley. - y si me permiten quisiera orar por ustedes. - sus palabras me sacan una sonrisa.

- por supuesto tía - habla Sara, dándonos así la pauta para movernos, mi tía da las indicaciones y cuando todos estamos listos y con las manos tomadas, empezamos a orar. Agradecimiento es lo que abarca la oración completa, las emociones que se instalan en mi pecho son indescriptibles, pero me hacen saber que todo estará bien y que Dios aprueba esto.

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Estar en la universidad y tratar de esquivar a Dina a toda costa, fue tarea difícil, la vi entre clases y siempre parecía tener intenciones de hablarme, así que me las ingenie para librarme de todos sus intentos. Justo ahora me encontraba en el estacionamiento, esperando a que Dawson pasará a recogerme.

Me envió un mensaje está mañana  avisándome que después de mis clases me llevaría al lugar que quería enseñarme.

- ¡Alison! - la voz que llamo a mis espaldas era la que menos quería escuchar. ¡Genial! yo haciendo de todo para no toparme con Dina y ella no coopera.

Lentamente gire mi anatomía hacia ella, estaba bastante alejada de mi, pero la tensión que se percibía, me hacía sentir como si estuviera cerca.

- ¿Estás huyendo de mi? - pregunta con sorna, y a pesar de que deseo herirla verbalmente, mis labios se mantienen sellados.
- ¿No vas a responder? - pregunta avanzando hacia mi con las manos en su cintura. Su postura y su tono de voz, me dan un aviso de su intento por lucir amenazante, sin embargo a mí no me amedrenta ni un poco.

- Dina para por favor - pido contando hasta 10 mentalmente, no quiero caer en su juego, no quiero que esto me vuelva algo que ya no soy.

- ¿Que? ¿Acaso me tienes miedo? - la sonrisa socarrona que surca en su rostro, hace que el deseo de hacerle daño intensifique, pero lo retengo a cómo puedo, debo salir de aquí, si no diré cosas de las que después me  voy a arrepentir.

- ¡Ali! - no necesito voltear para saber que es Dawson quién me ha llamado, su voz me hace consciente de cómo está actuando mi cuerpo ante la situación, inmediatamente dejo de apretar los puños y siento alivio al dejar de enterrarme las uñas en las palmas, aunque antes ni siquiera sentía dolor ahora arden.

- vino tu príncipe - suelta Dina con sarcasmo y la ira incrementa otro poco, si sigo así seguro explotare en cualquier momento.

- Hermosa - me habla cerca del oído, no se en que momento él llegó hasta aquí, pero su cercanía me eriza el bello de la piel.

- sácame de aquí - le pido en un susurro lleno de emociones contenidas.

Dawson toma mi mano sin decir una sola palabra y empieza a guiarme a donde sea que esté su auto. No pregunta nada, supongo que es capaz de sentir la tensión en el ambiente.

- ¡ERES UNA COBARDE!- grita Dina, haciendo que me detenga de golpe, siento la mirada de Dawson sobre mi pero la ignoro, mi mano se zafa de su agarre y volteó sobre mi eje, teniendo así de frente a Dina, no se bien que estoy haciendo pero empiezo a avanzar en dirección a ella, cuando logró quedar a una distancia prudente, entonces hablo.

- ¿Qué quieres? - suelto rendida, ella quiere que la escuché, bien, lo haré.

- te lo advertí, pagarás las consecuencias si no retiras la denuncia encontrar de Ángelo. - su amenaza no logra el efecto que ella deseara en mi, y a pesar que quiero dejárselo claro como otras veces, no hago el intento de hablar.
- escúchame bien - se acerca peligrosamente a mí, y veo por el rabillo del ojo, como Dawson se pone alerta. El rostro de Dina está centímetros del mío, su respiración es pesada, lo que deja en evidencia que tan molesta esta, en cambio yo me mantengo serena. - te mataré si no lo sacas - me amenaza, tomándome del cabello, jala con tanta fuerza que me duele el cráneo y soy capaz de sentir como el dolor en mis costillas aparece.

- suéltala - ordena Dawson, pero no espera a que ella lo haga por su cuenta, pues sin que ella sea capaz de adivinarlo, él logra sacar sus dedos de mi cabello.

- tu no te metas. - le grita a Dawson. Y yo sintiendo que no podré soportarlo más, tomo la mano de el y está vez soy yo quien lo guía a su auto. Dina suelta un montón de improperios a nuestras espaldas pero los ignoro, mi atención está puesta en el chico a mi lado, está tenso y se pone rígido cuando entra al auto. Decido manejar yo, pues con lo alterado que está, no creo que sea capaz de conducir. No dice una sola palabra y se por cómo aprieta las manos en puño que está molesto y frustrado.

Luego de conducir por un buen tiempo, decido aparcar el auto, cerca de un parque, cuando el motor se apaga el silencio hace de las suyas, ninguno de los dos habla, ninguno dice nada, pareciera como si ni siquiera respiráramos. Cuando siento que no lo tolero más entonces hablo.

- ¿Estás bien? - pregunto sin voltear a verlo.

- no - dice con un tono seco. Su respuesta me deja sin opciones y la valentía que sentí al romper el silencio me abandona, sin embargo vuelvo a hablar.

- ¿Estás molesto? - se que estoy haciendo preguntas tontas, pero las circunstancias no me dejan otra salida, necesito cambiar los ánimos pero a la de ya.

- si - suelta con el mismo tono. - pero no Contigo. - dice y eso hace que me relaje solo un poco.

- ¿Entonces? - pregunto tratando de seguir una conversación, cabe recalcar que ninguno de los dos hemos hecho el intento por mirarnos.

- estoy molesto conmigo mismo, por no poder protegerte. - dice y mientras habla su tono se suaviza.

- no digas eso. - por primera vez mientras habló decido voltear a verlo, cuando el siente que lo observó, posa su mirada en mi. - tú has sido lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, después de Dios claro. - lo último lo hace reír y con eso se que todo a vuelto a la normalidad.

- eres increíble. - sus ojos se iluminan al hablar y eso hace que mi corazón se aceleré.

- gracias por todo. - digo viéndolo con la misma intensidad que el lo hace y justo aquí es donde se que todo estará bien, que lo que va a pasar de aquí en más, será para cumplir nuestros propósitos.

prueba de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora