"Felices" 20 y Mutantes

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   Abrí los ojos y empecé a toser para sacar todo el agua que había en mis pulmones. Me encontraba en la orilla de la cascada, miré a mi alrededor, no sabía que hora era pero parecía ser de madrugada, las aguas se escuchaban tranquilas, mis manos estaban negras desde las puntas de mis dedos hasta los antebrazos. Estaba empapada, dolida, estaba destruida al ver cómo mataron a mi madre, lágrimas salían de mis ojos, lloré cómo una niña pequeña gritando al cielo porqué mi madre tenia que morir, golpeaba mis puños contra las piedras, pateaba el agua haciendo que este salpicara por todos lados.

   Después de llorar por unas horas pude apreciar de la neblina, estaba amaneciendo y el cielo estaba de un color gris, seguía empapada, mi cuerpo estaba más helado que un hielo, mis pies estaban de un color azul. Decidida con algo en mente me puse de pié del charco de la orilla en dónde estaba acostada, caminé de dónde me habían tirado, nade, trepe las pierdas con las cual mi cuerpo había chocado, escalaba con mis propias manos y pies, algunas uñas se me rompían al igual que uno que otro dedo pero en ése momento no lo sentía porqué ya estaba en demasiado dolor.

   Caminé cojeando todo el camino que había corrido en la noche, y fue cuando el cielo sintió mi dolor y empezó a llover, regresé a la mansión en dónde fue dado el baile, entré y pude ver que todo estaba igual, el cuerpo de mi madre estaba tirado. Me tiré de rodillas para levantar su cabeza y abrazarla mientras lloraba, mi madre quien cuidó y crío de mí habia muerto, la habían asesinado frente mí, ya no iba a regresar, ya no la iba a ver, ya no estaría conmigo.

   Seguí llorando por otro rato y acariciaba su mejilla y sus manos rogando para que se despertara, estaba en silencio pero algo de ése silencio no me agradó, me puse en guardia y me encontré de frente al padre de Crystal.

- Que bueno saber que estás bien. - suelta el aire que estaba conteniendo. Lo miré molesta.- Viva, me refería que es bueno que estés viva. Mira, se que estas rota por lo de tu madre, pero yo me encargo del cuerpo, le daremos un buen funeral, llamaré a mí hija comunicándole que estas aquí, sólo tienes que esperar.- Confíe en sus palabras, sabía que cuidarían bien del cuerpo de mi madre, yo ya me despedí de ella por lo cuál desaparecí de aquél lugar sin que él pudiera comunicarle a alguien en dónde estaba.

   Caminaba rumbo a mi casa bajo la lluvia mientras espinas y piedras se encajaban en la piel de mis pies pero seguía sin sentir nada, miraba el piso al caminar y no despegaba mi vista de él. Gracias al bosque había llegado a mi hogar después de unas cuantas horas, salí del bosque y caminaba por el patio trasero, empezaba a escuchar voces alteradas y cómo peleaban entre sí, abrí el ventanal entrando sin cerrarlo, todos se habían quedado en silencio cuándo entré, lo único que podía escuchar eran mis mojados pasos contra la madera y las gotas que caían de mi cuerpo, subí las escaleras quitándome el vestido en el camino dejando a todos ver mi magullado cuerpo con distintos colores por los hematomas, pero lo que más resaltaba era el pálido y azulado que estaba mi piel y el color negro de mis manos.

   Entré a mi habitación y cerre la puerta de un portazo, caminé un poco más y caí sin más ante los brazos de morfoe. Dormí por el día completo, al despertar me encontraba aseada, mis heridas estaban tratadas y estaba sobre la cama, escuchaba a un bebé llorar pero no quería hacer nada y eso fue lo que hice, nada, estaba postrada en cama.

   Tocaron mi puerta con esperanza a que abriera pero al ver que no tuvieron respuesta me dijeron que irían al funeral de mi madre al cual no asistí, pediría los estribos por ver demasiada gente que nisiquiera conocía, haría una gran escena y no quería éso.

   Ya había pasado una semana o dos, no sabía cuánto tiempo había pasado y yo seguía en mi habitación, dormía, estaba acostada en mi cama o sentada frente a mi ventana, los días estaban nublados y llovíosos. Mí mejor amiga entraba de vez en cuándo para ver cómo estaba pero nada salía de mi boca, se acostaba a mi lado o jugaba con mi cabello, se le miraba muy mal verme de ésta forma. Otra semana había pasado y decidí bajar a la cocina, no había comido nada en todo éste tiempo, si tenía sed bebía de la llave del baño, los chicos me traían la comida pero no comía nada, no me apetecía.

Knowing the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora