Capítulo cincuenta y ocho.

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Observé a Cameron, cayó al piso con lentitud. Su espalda recta azotó contra el suelo en un intento desesperado por evitar una tragedia contra mi persona, él se había puesto por delante de mi.

Un grito ahogado se escapó de mi garganta cuando vi la sangre caer y teñir su ropa de rojo. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza y supe que me encontraba en un estado de shock cuando noté que estaba completamente inmovilizada observando al amor de mi vida herido en el suelo sin poder salvarlo.

—Ella no tiene nada que ver con esto—dijo él en un susurro inaudible.

—Claro que lo tiene—dijo la chica que había sido mi amiga el último año y que ahora habia atentado contra nosotros, mi corazón dolía y ardía de rabia, ella había mentido y nos había traicionado a todos—, ella tiene todo que ver.

—Cameron...—hablé, intentando acercarme a él, más Viana disparó al techo y un sonido estruendoso me caló los oídos.

—No te muevas—dijo, mirándome con odio. Las lágrimas caían por mi rostro, Cameron estaba en el suelo, su ropa estaba cubierta de sangre y su mirada preocupada por mi solo hacía que me sintiera más culpable—, no quiero herir a tu bebé por accidente.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando se atrevió a nombrar a mi hijo, mis manos se hicieron dos puños y la rabia acumulada en mi cuerpo parecía estar a punto de explotar. Me sentía inútil, Viana sonreía y Cameron se encontraba en el suelo, herido.

—Viana, no sé que es lo que mi padre te haya dicho, pero créeme...—comenzó a decir Cameron con una tranquilidad impresionante, pero Viana lo interrumpió.

—¡No nombres a mi padre! ¡Tú le has mandado a matar y lo has odiado desde que te enteraste de la verdad!—gritó eufórica, mis manos corrieron a mi boca en un intento desesperado por entender la situación. Viana estaba completamente fuera de sí, ella no entendía nada de lo que estaba pasando, no entendía nada de lo que había ocurrido.

—Él es un mounstro—le dijo Cameron desde el suelo, la mirada de Viana demostraba lo que Michael podía hacerle al mundo, a las personas. Ella estaba repleta de odio—, él es el culpable de todo esto, créeme, no tienes ni la menor idea de a quién te estás enfrentando.

—Tú eres un mounstro—dijo, apuntándolo en la cabeza.

Cameron tragó saliva y lancé un grito ahogado.

—Por favor, no lo hagas—grité con fuerza, aferrándome a mi estómago y con un nudo en la garganta que no me dejaba respirar.

—¿Cómo puedes defenderlo después de todo lo que te ha hecho? ¿¡Cómo puedes amarlo después de todo lo que hizo!?—grití ella, acercándose hacia m. Bajé la mirada y supe lo que era el terror.

—Él tiene razón—le dije, ignorando sus preguntas. Yo no tenías las respuestas que ella necesitaba—. Debes escuchar a Cameron y saber cómo han sido la cosas realmente, Viana, por favor—imploré.

—Llevo suficiente tiempo aquí como para darme cuenta quién es el mounstro.

—Créeme, hay una parte de la historia que tu no sabes—hablé, intentando calmarla—, tu padre ha hecho de la vida de Cameron un infierno desde que supo que existía. Ha asesinado a personas sólo para dañarlo, le ha jodido la vida y es su hijo, por favor, debes entender y creerme, no todo lo que te ha dicho Michael es cierto.

—¡Tu no tienes idea!—gritó, apuntando hacia mi. Mis piernas temblaron y la mirada de Cameron de desesperación por no poder hacer nada se quedaría grabada por siempre en mi cabeza.

—¡Tu padre es un enfermo mental! ¡Ha abusado, maltratado, y atormentado a Cameron desde que era un niño!—le grité, y ella golpeó mi mejilla con fuerza.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora