Capítulo 21

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Kayla

¿Quiénes se creían que eran para decirme lo que debía hacer? Estaba cansada de esforzarme en contentar a todas las personas a mi alrededor. Por una vez quería olvidar, quería sentir algo a parte de este vacío que me acompañaba siempre.

Me preguntaba si algún día podría ser feliz, libre sin ningún tipo de remordimientos pero por ahora estaba anclada al presente, a mi padre.

Quería pensar que mis padres no me odiaban, que le importaba a mi hermana pero debía dejar de engañarme, me habían usado como moneda de cambio, como si no valiera más que un puesto de alcalde.

¿Quién podía juzgarme? ¿Quién podía decirme que no me merecía evadirme aunque solo fuera por una noche de mi eterna prisión?

No recuerdo bien que me trajo hasta aquí, sin darme cuenta me encontraba bailando junto a dos chicas disfrazadas de enfermera y monja sexis sobre una mesa en medio de la sala.

Todos bailaban y silbaban a nuestro alrededor, en circunstancias normales me habría bajado de esta mesa al instante, sin embargo, ahora no me importaba lo más mínimo. Seguí moviéndome al ritmo de la música, era realmente divertido, debía haber hecho esto mucho antes. No obstante, todo llega a su fin. En mi caso, fue Tayler el que vino a acabar con la diversión.

-Baja- Ordenó áspero, era en estos momentos en lo que se notaba lo buen mafioso que era.

-No.

Mi rechazo pareció importarle lo más mínimo ya que me cogió por la cintura, me alzó en el aire y me dejó sobre su hombro derecho. Comenzó a caminar hacia la salida mientras yo pateaba y chillaba con la cabeza tras su espalda.

-Estate quieta, solo lo harás más difícil- Sus palabras solo alimentaron mi enfado ¿Quién se creía que era para sacarme de la fiesta?

Al salir por la puerta una brisa helado hizo levantar el bajo de mi vestido, dejando mi parte trasera expuesta. Solté un chillido y rogué a Tayler que me bajara, afortunadamente hizo lo que le pedí.

-Lo siento- Se disculpó mientras yo me acomodaba el vestido.

Tenía intenciones de mandarlo a la mierda pero el vulgar comentario de un chico a nuestro lado hizo que me tensara.

-Bonito culo- dijo aquel chico moreno.

En menos de un segundo Tayler lo cogió de la camisa y le estampó la cabeza contra la pared de la casa.

-Repítelo- Le retó frío.

No quería que tuviera una pelea y menos por mí.

-Tayler, déjalo- Pero hizo caso omiso de mi petición -Por favor- Supliqué agarrándolo del brazo.

Tayler me miró a los ojos y la calma pareció volver a él, soltó al chico y me cogió de la mano llevando prácticamente a rastras hasta el coche.

-Entra- Ordenó, yo por mi parte no moví un solo músculo.

-No pienso ir a ninguna parte, no he terminado de disfrutar la fiesta- Me tambaleé un poco, seguramente por el alcohol ingerido hace apenas unos minutos.

-Si, has terminado por hoy- Declaró.

-¿Quién te crees que eres?- Le pregunté molesta.

-Estas borracha y cansada, así que...

-Tú no eres nadie para decirme como estoy o lo que tengo que hacer- Le corté y dicho eso me di la vuelta con intención de volver a la fiesta.

Sin embargo no pude dar un solo paso, Tayler me agarró de la cintura y me dio la vuelta haciendo mi espalda chocar con el frío coche. Me quedé sin palabras por la sorpresa de su acción, su cuerpo estaba pegado al mío, limitando mis movimientos. Su respiración surgía entrecortada de sus labios e impactaba en los míos mientras que nuestros ojos estaban fijos en los del otro.

Las Reinas de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora