Capítulo 23

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Kayla

Los rayos del sol parecen atravesarme los párpados, gruño y me tapo la cara con la almohada. Tengo la boca pastosa y una migraña que amenaza con reventarme la cabeza. Se me hace imposible seguir durmiendo por lo que me obligo a abrir los ojos, analizo el lugar donde me encuentro.

Estoy en mi habitación y pregunto como es que llegué aquí, a mi mente vienen fragmentos de lo sucedido anoche. Llegar con las chicas a la fiesta, enfrentarme a Luka, beber, beber y beber, bailar sobre una mesa y Tayler cargándome sobre su hombro, Tayler a punto de partirle la cara a un tipo cualquiera y Tayler ayudándome hasta llegar aquí y quitarme los zapatos .

Vuelvo a enterrar la cabeza en la almohada que amortigua el sonido de mi gruñido, estoy frustrada y cabreada por la vergüenza que que siento. ¿Cómo se me ocurrió hacer algo así? Debo comportarme, sobre todo con quien se supone que es mi futuro marido. No solo he hecho el ridículo embriagándome si no que también lo he desafiado.

Al incorporarme veo una pastilla y un vaso de agua sobre la mesita, imagino que Tayler pidió que me lo trajeran. El cabreo que tengo conmigo misma me da la energía que necesito para levantarme de la cama y encaminarme al baño, miro mi reflejo en el espejo y ...

¡MADRE MÍA!

Tengo los rizos alborotados, parece que sea hija del rey león, ojeras, labios secos y el vestido arrugado. Parece que acabara de resucitar después de siglos bajo tierra, respiro hondo e intento calmar las ganas que me están entrando de matar a todo el mundo sin ninguna razón en específico.

Me desnudo y me meto en la ducha, el agua cae sobre mi serenándome en el acto. Me enjabono y me lavo el pelo, veinte minutos después salgo de la ducha, el agua es algo que me encanta y bañarme suele tomarme mucho tiempo. Me cubro con el albornoz y me paro frente al espejo, decidido haré como si nunca hubiera pasado nada.

Ya me había arrastrado suficiente, llevaba un mes rogándole el perdón a Luka pero eso se acabó. Si no me quiere en su vida él se lo pierde aunque eso no evita que duela, fue el primer hombre al que quise y duele que se acabe de esta forma. Una lágrima bajó por mi mejilla pero la quité de un manotazo, nada de llorar, eso se terminó.

Debía ver el lado positivo, ahora estaría más centrada para buscar una solución a mi alianza con Tayler, tampoco tenía afán con ese tema porque estaba con los Sallow me alejaba de mi familia. Llevaba sin verme con ninguno de ellos un mes y no me importaba, en realidad esperaba que siguieran así, no les perdonaba que me obligaran a casarme y mucho menos su forma de tratarme.

El problema radicaba en que no tenía métodos para defender ni antes ni ahora, enfrentarme a mis padres era un suicidio, ya no dudaba del odio que me procesaban y estaba completamente segura de que si me interponía en sus objetivos me eliminarían sin pensárselo dos veces. Esa afirmación me partía el corazón, saber que ni tus propios padres te quieren... normal que Luka tampoco haya podido soportarme.

Me recojo el pelo mojado en un moño desliñado, no estoy para perfeccionismos, me lavo los dientes y me visto con un top negro, unas bragas y una sudadera negra encima, la sudadera me llega por debajo del culo por lo que no temo a que se me vea nada.

Nunca he sido una persona de llevar ropa ajustada, tengo demasiadas inseguridades como para eso, hay momentos en los que envidio la seguridad que tienen Irina y Alexa.

De cualquier modo a estas horas no me encontraré a nadie, los Sallow son una familia unida de una forma peculiar. No se odian, al contrario pero tampoco van por la vida mostrando el amor que se tienen aunque todos hacen la excepción con Maddi. Pueden estar agobiados o enfadados pero si esa princesita dice que quiere hacer una fiesta de té, todos se visten para la ocasión y mantienen conversaciones con las muñecas de la niña.

Las Reinas de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora