Capítulo 22

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Alexa

Me encontraba sentada en la barra, cavilando sobre todos los acontecimientos que habían tenido lugar desde el inicio del curso.

En primer lugar estaba el ataque a la gala del círculo rojo, eso no debía de haber ocurrido por múltiples razones y lo que no podía sacarme de la mente era quién sería capaz de atentar contra una de las organizaciones criminales más importantes del mundo. Aquellos hombres querían algo de los primeros y lo más imponente de todo eso era que había alguien moviendo los hilos desde arriba, alguien había pagado a esos hombres y debíamos encontrarlo antes de que él diera el siguiente paso.

En segundo lugar estaba mi padre, él jamás se había tomado una amenaza a la ligera y menos una como esta, sin embargo, hasta ahora no había sacado el tema ni una sola vez, siquiera lo había mencionado. Hacía como si nunca hubiera pasado nada pero a la vez se le notaba más tenso y se había vuelto más estricto con la seguridad.

Por otro lado estaba Luka, la forma en la que me había estado evitando desde la gala era sospechosa. Jamás habíamos estado tanto tiempo separados y ahora, de repente no me dirigía la palabra ni para preguntarme la hora.

Por último estaba esa sensación de que mi padre y Luka me ocultaban algo, alguno que otra vez les había visto tener una conversación a escondidas, evadían mis preguntas y me habían alejado de los negocios importantes.

Esos eran mis problemas principales y quería solucionarlos antes de las vacaciones de invierno.

-¿Me pones algo de beber?- Le pregunté al camarero que estaba al otro lado de la barra.

-Claro, ¿algo en especial?- Era de pelo castaño, alto y se le veía simpático, tendría aproximadamente mi edad.

Recordé que Hannah me había dicho que las bebidas que servían esta noche eran personalizadas por lo que no me sabía el nombre de ninguna.

-Confío en tu criterio- El chico me respondió con una sonrisa, segundos después me tendió un vaso con un líquido rojo en su interior.

-¿Cómo se llama?- pregunté observando la bebida que tenía en mis manos.

-Sangre roja- No pude evitar sonreír.

-Que ingenioso- Comenté con sarcasmo.

-¡Ee, que no le puse yo el nombre!- se quejó- Ahora vuelvo, las bebidas no se sirven solas- Dicho eso se fue al otro lado de la barra y comenzó a servir copas a quiénes se lo pedían.

No podía dejar de pensar en como resolver los problemas citados anteriormente mientras me llevaba el vaso a la boca, me sorprendió que estuviera tan bueno. Sabía a cereza y me bebí el resto de un trago, estaba a punto de pedir otra cuando un fuerte vértigo me hizo aferrarme a la mesa para no caerme del taburete.

¿Qué era esto? Me sentía confusa y mareada, me movía con dificultada. A este ritmo predecía que iba a desmayarme, me puse en pie y comencé a caminar.

Debía encontrar un lugar seguro, ahora estaba vulnerable y sola, y nada podía salir bien de eso. Estaba casi segura de que esto eran los efectos de algún tipo de droga por lo que alguien debía estar detrás de esto.

Todo a mi alrededor no dejaba de dar vueltas, mi cuerpo cada vez pesaba más y apenas era capaz moverme. Entonces choqué contra el pecho de alguien, levanté mi vista y sentí una extraña paz al ver de quien se trataba.

-¿Te encuentras bien?- Me preguntó Nate a la vez que ponía una mano en el bajo de mi espalda para sujetarme.

-Creo, creo que me han drogado- ¿Por qué me costaba tanto hablar?

Las Reinas de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora