Kayla
Eché la cabeza atrás y suspiré agotada. Haber pasado el finde esquiando en la montaña con Christopher, Jake y Maddi fue divertido pero me había retrasado con los deberes. Llevaba ya tres horas sentada frente al escritorio cuando decidí que necesitaba un descanso.
Y fue en ese momento en que recibí un mensaje. Normalmente lo hubiera ignorado por ser mi hora de estudio, sin embargo, tuve un presentimiento por lo que tomé mi móvil y desbloqué la pantalla. Era un mensaje de mi padre.
<<Necesito informes de los Laboratorios de Eleanor Sallow y del Tártaro. Estos últimos los guarda Tayler Sallow>>
Ya ni me sorprendía. Meses sin hablarme y cuando volvía a hacerlo era un mensaje pidiéndome que robara información a los Sallow. Otra vez.
<<Por qué>>
<<Tú solo hazlo>>
Suspiré exasperada al móvil. Era mi padre, lo apreciaba y si me estaba pidiendo algo así tenía que haber alguna razón, ¿no? O al menos eso quería creer. Pero, por otro lado estaban los Sallow, los que me habían aceptado en su hogar y tratado con respeto y cariño. ¿Cómo se suponía que debía traicionarlos? No era justo que les pagara de esta forma por su hospitalidad. Eso sin contar a Tayler. Se suponía que lo estábamos intentando. Pese a que nuestro matrimonio era una obligación, queríamos crear un vínculo real, uno basado en sentimientos reales y genuinos.
Él se estaba esforzando. Se estaba esforzando de verdad por que me sintiera cómoda y confiara en él. Ya me había invitado en varias ocasiones a dormir a su habitación, ocasiones en las que solo conversábamos y de vez en cuando reíamos hasta perder la noción del tiempo y quedarnos dormidos.
No me presionaba, no me exigía nada. Y ambos sabíamos que teniendo en cuanta el mundo en el que vivíamos si lo hiciera, si me obligase a cualquier cosa, nadie se lo reprocharía. Ambos sabíamos que a él se le había concedido el despótico, llamémosle derecho, de tratarme como su posesión. En cambio, Tayler jamás me había hecho sentir menos de lo que era. Jamás me había tratado como a una extensión de su dominio.
Y no, no lo admiraba por ello. Pero sí se lo agradecía.
<<No>>
Temblé. Juro que sentí un escalofrío recorrerme y como el móvil me temblaba en la mano cuando recibí el menaje que sobrevino a mi respuesta.
<<Se acabaron las segundas oportunidades, Kayla>>
<<Solo dime por qué quieres que los espíe si se supone que somos aliados>>
<<Es solo para asegurarme de que estamos haciendo tratos con gente honesta. No quiero salir estafado o que tú acabes casada con un mal hombre>>
Eso no tenía ningún sentido. ¿Entonces por qué no los investigó antes de mandarme a vivir con ellos? Además, mi familia era un miembro importante del Círculo Rojo. ¿Por qué iba a sospechar de uno de los clanes líderes?
<<Y qué hay de Maddi, ¿por qué la envenenaste?>>
<<Te estás pasando con las preguntas>>
Esta era mi oportunidad de obtener respuestas. Y no pensaba desperdiciarla.
<<Es la última>>
<<Yo no la envenené>>
Mi padre realmente debía creer que era idiota. Me extorsionó. Me exigió que le llevara esos documentos a cambio de salvarle la vida a Maddi y a esos guardias. ¿Cómo podía decirme ahora que nunca llegó a envenenarla?
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Las Reinas de la Mafia
Roman pour Adolescents•LAS REINAS DE LA MAFIA: Orígenes de un despiadado amor Estas tres chicas contarán su historia, como pasaron de las fiestas y los juegos a las venganzas, el amor y los engaños. Una muerte las unirá de por vida y descubrirán la verdad que les fue arr...