Capítulo 17

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Kayla

Toqué la puerta. Tenía una bolsa colgada al hombro con las cosas que mi padre no pidió que trajeran, solo eran fotos y recuerdos que tenía en la pared o en mi mesita, mi ropa y demás ya estaba aquí.

No podía describir con una sola palabra lo que sentía, dolor, ira, decepción pero era como si todo hubiera colapsado y parado. Era como si estuviera dormida y todo lo que ocurría fuese un sueño, me sentía muy perdida y con ganas inmensas de llorar, sin embargo, debía ser fuerte. Este no era el momento de echarse abajo, respiré hondo y levanté firme la cabeza.

La señora Sallow me abrió la puerta con una sonrisa, me resultó extraño ya que seguramente tendrían a alguien encargado de abrir la puerta pero era un detalle que quisiese hacerlo ella.

-Pasa querida, estarás helada- Entré por segunda vez a esta mansión, la verdad es que nunca creí que volvería tan pronto -¿Es tarde, prefieres ir ya a tu habitación o quieres que te enseñe un poco la casa para que te resulte familiar?- Debían de ser las tres de la madrugada, estaba agotada además de que quería estar sola para poder procesar todo esto.

-Preferiría ir ya a dormir- dije amablemente.

-Por supuesto- Asintió y me regaló una cálida sonrisa.

Cruzamos el pasillo de la entrada hasta llegar a unas grandes escaleras con forma de L, al llegar al segundo piso la señora Sallow empezó a contarme que el Señor Sallow y Cristopher estaban reunidos, Jake se había ido a dormir junto con Maddi y Tayler estaba descansando. También me mostró donde se encontraba su cuarto por si la necesitaba para algo, todas las habitaciones se encontraban en este pasillo aunque era inmenso.

-Es este, yo he ayudado al diseño. Espero que te sientas cómoda- Señaló una puerta frente a nosotras.

-Muchas gracias- Nos despedimos y vi como se marchaba por el pasillo.

Abrí la puerta y me quedé pasmada al ver la habitación, era blanca y azul marina. Había una cama enorme en el centro de la habitación con muchos cojines decorándola, un escritorio con un ordenador enorme a la izquierda, una alfombra que ocupaba casi todo el cuarto de color blanco bajo la cama, una mesita de noche junto a la cama y dos puertas a la derecha.

Las paredes estaban vacías, solo había un cuadro azul, supongo que lo dejarían así para que yo colgara mis fotos. Esta habitación era un poco más grande que la de mi casa, me costaba hacerme a la idea de que a partir de ahora tendría que vivir aquí, decidí ir a ver que había tras las dos puertas. La primera era un cuarto de baño con una bañera inmensa y la segunda era un ropero enorme, había incluso un pequeño sofá.

Miré mi vestido, aún no había tenido tiempo de quitármelo desde la gala. Estaba claro que no podía volver a usarlo a parte de que estaba roto por el bajo y tenía incontables manchas de sangre.

El recuerdo de Tayler sangrando apareció de golpe, no me creía que le hubiese sacado la bala con un cuchillo. Entonces recordé la cara de Luka al entrar al baño, cometí un error al no contárselo antes, debía llamarlo para decirle lo que había ocurrido con mi padre y que ahora vivía en la mansión Sallow.

Cogí mi teléfono y marqué su número, saltó el contestador. Una parte de mí quería creer que tenía el móvil apagado y esa era la razón por la que no me cogía el teléfono. Sinceramente no sé que haría sin Luka, él había sido la única persona en la que había podido confiar siempre y lo quería, lo quería demasiado.

No debía pensar en esas cosas, necesitaba descansar, mañana sería un día de grandes emociones.

Intenté bajarme la cremallera del vestido, no se movía. ¿Por qué no bajaba? ¿Sería que de tanto movimiento esta noche la cremallera se había roto?

Las Reinas de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora