Irina

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La leve luz anaranjada filtrándose por la ventana revelaba un amanecer hermoso, de pie admirabael bello paisaje del que gozaba. Me recreé con aquellos minutos de paz, pocas eran las veces en las que mi mente se encontraba en este estado.

La pesadilla de esta vez fue aún peor que las habituales, mi organismo ya estaba acostumbrado a los recuerdos horrendos y repulsivos que acudían a mi mente cada noche. Esta vez no fui capaz de volver a dormirme, me desvelé y salí al balcón aguardando el amanecer.

Como si aquel fenómeno al que todos estábamos acostumbrados fuera arrebatarme mis demonios, a despojarme del continuo martirio al que había estado sometida desde hacía un año.

Me dirigí al cuarto de baño para tomar un baño con bombas de colores, al salir el desayuno ya estaba puesto sobre la mesa, ya era un hábito desayunar sola en mi habitación. Pasé varias horas navegando por internet y revisando mis redes sociales, cuando me percaté de que eran las diez de la mañana me vestí y bajé al comedor.

Como de costumbre solo estaban mamá y Ariana, mi hermana de doce años, ya que mi padre y Carlos, mi hermano mayor, siempre estaban ocupados con sus negocios. Los Collins, que era mi familia, se dedicaban a la venta de aparatas tecnológicos de última generación.

-Buenos días- saludé colocándome en frente de la mesa en la que estaban desayunando.

-Hola- dijo mi hermana sonriendo.

-Buenos días, estás muy arreglada ¿A dónde vas? - preguntó mi madre mientras se llevaba una taza de café a los labios.

Y esa era Silvia Collins, una madre ejemplar, nótese el sarcasmo. En los últimos meses se había convertido en una mujer fría y distante, mi madre siempre vestía de forma informal y portaba una maravillosa sonrisa con la que iluminaba mis días nublados. La mujer que tenía enfrente llevaba un vestido negro perfecto, al igual que su moño rubio. Ahora todo ella gritaba perfección.

-No, no lo estoy- Dije refiriéndome a su comentario sobre mi aspecto. -Al centro comercial, he quedado con Sofía para las últimas compras de principio de curso- Ella asintió y yo no tardé ni un segundo en coger las llaves de mi coche y salir por la puerta.

Entré en el interior del vehículo, quería a este coche más que a mi vida. Era un Bugatti negro, cortesía de mi hermano por mis dieciséis cumpleaños. Pese a que mi relación con mi hermano había estado decayendo durante el pasar del tiempo no podía rechazar a mi bebé, él no tenía la culpa de que me lo regalara el idiota con el que desgraciadamente comparto ADN.

Arranqué, subí el volumen de la música y derrapé en la carretera en dirección al centro de la ciudad.

****

-Este curso va a ser el mejor de todos, ya lo verás-Dijo Sofía entusiasmada con la idea de que este fuera nuestro último año, la verdad es que yo solo deseaba que pasara rápido para poder irme el año que viene a Inglaterra y por fin, poder respirar tranquila sin mi familia. -Dicen que este año habrá algunos estudiantes nuevos ¿sabes lo que eso significa? -Preguntó con una sonrisa, apartándose su deslumbrante pelo largo y castaño de la cara.

-¿Qué significa? - Dije sin apartar la vista de la carretera, ya habíamos terminado de comprar y llevábamos el coche lleno de bolsas con ropa, accesorios, zapatos y maquillaje de marca.

-Que entre los nuevos podría haber algún chico que cumpla tus expectativas- Dijo poniendo los ojos en blanco como si fuera algo obvio.

-Uno, yo no tengo expectativas y dos, aunque las tuviera por qué buscaría yo a alguien que las cumpliese- dije con un tono un poco borde, no me gustaba la dirección que estaba tomando esta conversación.

Las Reinas de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora