Arlet y los demás ganados fueron trasladados en palanquines hasta el Barrio de las Delicias de Cartago. Este era menos opulento que el Barrio de las Delicias de Nueva Jerusalén, tenía menos templos y un solo baño, que era igual un edificio gigantesco, pero de todos modos cumplía con su función de hospedar cómodamente a los ganados de la alta aristocracia cartaginesa.
La Casa de Recuperación a la que llevaron a Arlet y los demás seguía el mismo modelo que aquella en la que se habían hospedado en Nueva Jerusalén: habitaciones espaciosas y bien ventiladas, camas cómodas y rodeadas por cortinas traslúcidas, comida variada y en abundancia, en fin, todo lo necesario para una pronta recuperación física y espiritual.
Fue entonces que Arlet, mientras comía una bandeja llena de maravillas culinarias, tuvo la brillante idea de escapar. Nadie esperaría que un ganado recibiendo los cuidados de la Casa de Recuperación se diera a la fuga, es más, nadie esperaba que ningún ganado albergara el deseo de escapar de su amo. Fue así que ella planeó rápidamente un escape, primero tenía que fingir que iba al baño, luego salir por la puerta frontal del edificio, que no tenía guardia alguno, y así salir a la calle. De allí tendría que ir hacia la puerta del barrio, la cual, según ella vio, no tenía más que dos guardias, y estos se veían poco interesados en su trabajo y propensos a abandonar su puesto.
Arlet, de este modo, desapareció de la Casa de Recuperación, nadie la vio partir, ni nadie se puso a buscarla de inmediato... todos pensaban que ya volvería por su cuenta, que solo había salido a tomar aire a alguno de los jardines.
Arlet estaba recorriendo las calles del Barrio de las Delicias, las cuales estaban desiertas por ser de noche y estar todos los ganados durmiendo plácidamente en las ínsulas. Fue así que la joven pensó que tenía despejada su ruta de escape.
—Solo debo girar en esta esquina y...
Arlet se detuvo en seco, ante ella había ahora una figura alta, delgada y amenazante... era Lerek, que sonreía como un demonio.
—¿A dónde vas? —sonrió el aristócrata.
—Lerek, estaba-
—Silencio, ganado. Estabas intentando escapar de tu amo, debo decir que no se ha cometido un crimen semejante en cientos de años.
—No soy tu ganado.
—Claro que lo eres, eres mi propiedad desde el momento que te salvé la vida en Nueva Babilonia ¿Qué esperas encontrar afuera? ¿Acaso crees que podrás sobrevivir más allá de estas murallas? ¡Los Comunes te harán pedazos! ¡El tabú de la Gracia y la Desgracia solo funciona cuando estos no tienen al alcance de la mano el poder real! ¡¿Es eso lo que quieres?! ¿Ser devorada por Comunes sedientos de poder?
—¿Qué otra cosa me queda?
—Sírveme, seme útil, sigue jugando el juego de odio y rencor que tanto te gusta y vive como mi ganado. Acompáñame en mi aventura, sé el combustible de mi Gracia, sírveme para tomar Latinum.
—¿Me dejarás ir entonces?
Lerek sonrió, una sonrisa amplia y filosa como sus colmillos.
—No, tengo planes para ti. Tu servicio no terminará cuando tome Latinum.
Arlet no estaba en posición para negociar, Lerek era más poderoso que ella y, si quería, podía matarla allí mismo... en ese momento una lágrima asomó por su ojo derecho, pero rápidamente la secó para no demostrar debilidad ante el vampiro.
—Supongo que mejor me vuelvo a la Casa de Recuperación.
—Así es, te escoltaré, ganado mío...
Arlet regresó a la Casa de Recuperación y fue derecho a su cama sin mediar palabra con nadie, pensando en cómo librarse de Lerek ¿Cuándo sería un buen momento para intentar escapar? ¿Cuándo dejaría ese aristócrata de vigilarla? Tendría que ser cuando él estuviera acudiendo a algo de lo que no podría negarse, como una convocación a una reunión con líderes o reyes. No le quedaba de otra, escapar sería imposible mientras Lerek estuviera libre... pero realmente, ¿qué pensaba hacer una vez fuera libre? No había lugar a dónde huir, según le habían dicho no quedaban humanos libres en el mundo, y este, pese a estar escasamente poblado, pertenecía a la aristocracia vampírica.
Fue en eso que decidió dormir, su cuerpo le demandaba descanso, podría pensar mejor un plan de acción cuando hubiera descansado; ahora estaba exhausta.

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Pirámide de Sangre
VampireLerek, un vampiro de la más alta casta aristocrática, ve su corona usurpa por un aristócrata rival, lo cual lo lleva al exilio en Nueva Babilonia. El antiguo rey de Latinum debe ahora acomodarse a su nueva realidad y asumir que es y será un Desgraci...