Lyra entró en la taberna de un pueblo rural del norte de Latinum y fue derecho a sentarse en una mesa vacía. De inmediato la joven llamó la atención de los Comunes locales, sintiendo los ojos de todos los presentes sobre ella; no había nadie que no la mirara con disgusto o con sospecha, después de todo, ella tenía una peculiaridad.
—¡Mesera! ¡Quiero su mejor vino! —ordenó Lyra alzando unos de sus brazos.
Su brazo quedó completamente al descubierto cuando ella lo alzó, deslizándose sobre este la tela de su túnica.
Los brazos de Lyra no eran de carne y hueso, sino de bronce. Nadie salvo los magos entre los herejes de las Colonias de las Tierras Lejanas podían realizar semejante trabajo de magia e ingeniería, lo que la convertía a ella en una "técnica", una vampiro que con máquinas y magia aumenta sus habilidades o reemplazar partes perdidas de su cuerpo que solo recuperaría si obtiene una Gracia.
En eso se acercó la mesera, una mujer cuyo cabello enmarañado había visto mejores días.
—Aquí no le servimos a los de tu clase —dijo.
Lyra alzó ambas cejas y abrió sus ojos rojos grandes como platos, fingiendo estar ofendida.
—¿Me estás diciendo que no piensan servirme por más que traiga coronas conmigo? ¡Ustedes deben ser los únicos de Latinum que no acepten el dinero de los técnicos! Oh, espera, es verdad, este es un pueblo pequeño de la frontera, ¿qué estaba esperando?
Unos hombres se pararon de su mesa y se acercaron.
—Salga de nuestro pueblo, hereje —dijo uno de estos Comunes.
—Eso haré —contestó Lyra—, una vez tenga la cabeza del tuerto.
Un hombre en el salón se movió incómodo en su asiento y Lyra lo vio de reojo.
—Es hora de pagar por lo que hiciste, ¡Tuerto!
La mesa a la que estaba sentada Lyra salió volando en dirección a aquel sujeto, que se movió rápidamente fuera del camino de la mesa voladora, que se estrelló contra la mesa dónde éste había estado sentado segundos atrás. Este hombre se abrió entonces las venas con una daga y de estas comenzaron a emanar copiosas cantidades de sangre, la cual se cristalizó a su alrededor en filosas espadas.
—¡Es un sángrico! —exclamaron los presentes, agolpándose a las puertas de la taberna para escapar de la pelea que estaba por tomar lugar en el interior de aquel establecimiento.
Una vez la taberna quedó vacía los Lyra y su oponente se midieron con la mirada.
—No pensé que me encontrarías tan pronto ¡Lyra!
—Y yo no pensé que huirías tantas veces de mí, ¡Tuerto!
Tres espadas de sangre salieron volando hacia Lyra, pero esta las destruyó haciendo uso de sus brazos robóticos.
—¿Crees que no vine preparada para enfrentarte? —le preguntó Lyra al sángrico.
El Tuerto retrocedió un par de pasos, sus espadas siguiéndolo. En eso Lyra se lanzó a la carga, a lo que el Tuerto respondió haciendo levitar sus espadas delante de él, obligando a Lyra a detenerse para hacerlas pedazos antes de continuar.
—¿Pensaste que podías escaparte de mí por siempre, Tuerto?
Lyra, al romper la última espada del Tuerto, se abalanzó sobre su rival, tomándolo por el cuello con la mano izquierda mientras que lanzaba un puñetazo directo al rostro de su oponente con su mano derecha, atravesando el brazo mecánico la cabeza del Tuerto, el cual quedó allí, inerte, colgando.
Lyra alejó el cuerpo del tuerto de una patada y sacudió su brazo derecho, salpicando todos los alrededores con sangre fresca. Entonces un par de lágrimas asomaron por sus ojos y la joven lanzó un grito, no de victoria, sino de ira reprimida.
—¡Fin del camino, maldito Tuerto!
En ese momento se abrió la puerta de la taberna y por ella entraron dos figuras.
—Que desastre hiciste —dijo una voz femenina.
Lyra volteó. Allí, parados entre ella y la salida, había una Aristócrata con Gracia y su ganado.
—¿Vienen a matarme? —preguntó Lyra entrechocando sus puños delante de ella de forma amenazante.
La Aristócrata miró a su ganado y le sonrió divertida.
—¿Ves? Te dije que encontraríamos a un aliado en el camino.
—¿Aliado? —preguntó Lyra, desconcertada.
—Así es, mi nombre Naq, soy heredera de Latinum ¿Cuál es tu nombre, técnica?
—Lyra, mi nombre es Lyra y soy de las Colonias.
—Lyra de las Colonias, quiero negociar contigo, estoy en la búsqueda de aliados poderosos.
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Pirámide de Sangre
VampireLerek, un vampiro de la más alta casta aristocrática, ve su corona usurpa por un aristócrata rival, lo cual lo lleva al exilio en Nueva Babilonia. El antiguo rey de Latinum debe ahora acomodarse a su nueva realidad y asumir que es y será un Desgraci...