Capítulo Treinta y Tres - Sueño

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Pov. Jackson Wang

Es como si todo se repitiera desde el día que nos conocimos, podía vernos como si fuera una tercera persona, aunque quizás no lo haya notado en esos momentos si parecía que te estuviera coqueteando, en serio, no me di cuenta.
Recordé muchas cosas de ti, muy importantes, que por vivir el momento me había olvidado, desde que tu casa es un infierno hasta que le debo una visita a tu nana, podía verme cuando en el comienzo Sei no tomaba muchas acciones sobre ti, mientras que yo estaba completamente obsesionado, a veces siento que me ganaría una orden de alejamiento por todas las veces que te mande a seguir y saqué información sobre ti.

Era como si todo lo que hubiera vivido se estuviera pasando por mi memoria en estos momentos, distorsionado con mi imaginación, me pregunto dónde estoy, y porqué estoy viendo todo esto.

-No deberías estar por acá mucho tiempo, el tiempo transcurrido pueden ser días afuera- habló una anciana

-¿Dónde estoy?-.

-Es un lugar del que no te puedo dar un nombre, sin embargo acá puedes encontrarte con tus miedos o tus anhelos más profundos, pensamientos que has tenido pero no los recuerdas- respondió.

Me quedé pensando unos momentos, es raro que un lugar así exista.

-Aunque pienses que es un sueño, técnicamente estás consciente-.

-Pruébalo- repliqué.

-Que desconfiado eres niño, pero si eso quieres-, dijo y en ese momento todo se desvaneció.

Todo el escenario cambió, pareció estar en una casa de campo, era grande y muy linda, había alguien jugando afuera, una niña.

-Bienvenido cariño-, me saludó una señorita a lo lejos.

-Esa voz- susurré.

-Recién estamos comenzando el viaje, no seas cobarde-, me empujó la anciana.

Una niña volteó a verme y corrió a abrazarme, la voz de la chica se escuchaba cada vez más cerca, era ella, estoy seguro.

-No sabía que hoy ibas a regresar temprano del trabajo, te ha estado esperando tan emocionada- sonrió mientras se acercó a darme un beso.

-Papá, hoy aprendí a tocar otra canción en el piano, como tú, como mamá-, dijo la pequeña jalandome de la ropa.

Todo se detuvo de la nada, me quedé en blanco sin saber cómo había llegado a ese escenario, cómo es posible que esto haya pasado por mi mente?, estoy quemando.

-Vaya vaya una hija, cuanto tenías en ese lugar unos veintinueve, cuántos años crees que ella tenía, osea digo se ve muy joven.- dijo la anciana riéndose

-Yo-yo no imaginé eso!- grité.

-La niña parece de unos siete años, probablemente cuando tenías veintiuno mientras ella tenía diecinueve?, actualmente ella tiene diecisiete, no?- volvió a reír.

-Igual podría mantenerla y darle una buena vida- me quejé mientras sobaba mis manos en mi cara para quitarme los nervios.

-La juventud de ahora a veces es tan precipitada-, afirmó y de nuevo volvimos al inicio.

Todo volvió a cambiar, esta vez en una iglesia, vestía formal y estaba sentado en una de las bancas, donde estoy?. De pronto las puertas se abrieron y todos voltearon, incluyéndome, era ella con un hermoso vestido blanco, acompañada del padre de..., oh verdad, Sei. Volteé hacia el altar y pude verlo ahí parado esperando que ella llegara a donde estaba.
Es verdad me olvidé por un momento que el que sobra entre ellos dos, soy yo, me senté tratando de no hundirme en mis pensamientos hasta que me di cuenta que la anciana estaba sentada a mi costado.

-Tienes miedo de entregarla a él, pensé que confiabas en él como un hermano-.

-No es que no confíe, es que no la quiero entregar a nadie-, yo no quiero, no puedo.

Es verdad, no es que no confíe en él, lo que quiero es que ella no esté con nadie que no sea yo. Tengo miedo de entregarla sin haber luchado ni un poco, esta bien que me mantenga en silencio por Sei?, estoy tan confundido en estos momentos.

Al inicio, otra vez.

Caminé en silencio un rato, siguiendo a la anciana, ya que solo estaba avanzando sin decir ninguna palabra, cuando de pronto comencé a caminar por arena, llegamos a una playa.

-Casémonos, Jackson-, gritó emocionada una chica de lejos corriendo hacia mí.

Emma, mientras más cerca la podía ver mejor y corrí hacia ella para abrazarla, apenas la toque, la levanté y dimos varias vueltas, al menos en mis sueños puedo estar con ella.

-Te amo-, susurró

-Yo también te amo, te amo demasiado-, estoy llorando muy desesperadamente, no quiero soltarte jamás.

Solo te quiero ver, aunque puedo verte en mis sueños no puedo tenerte conmigo.

Fue Un Placer ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora