Epílogo

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Aquel ejecutivo, vestido de manera formal, caminando con un ramo de rosas, uno de los Ceo's más jóvenes y más adinerados que hay en el país, con sus apenas veintiséis años era un multimillonario envidiado, CEO de sus ahora empresas, heredada de sus padres, pero llevadas a la cima por él, quien se mantenía viajando de país a país para fortalecer su imperio de negocios, había vuelto a su país para hacer una visita y quedarse quizás.

Había hecho una parada a su oficina en la sede central, para recoger algunas cosas que quería, al llegar subía por el ascensor y saludaba al personal con el cual se cruzaba, cuando abrió la puerta de su oficina dejó el ramo de rosas en los muebles y se puso a rebuscar en los cajones de su escritorio lo que quería, la puerta se abrió y él ignoró el sonido completamente.

-Señor Director, sabe-, una voz femenina hablaba, -no vendrá nadie a molestarnos por unas horas-.

Sonido no importante para él.

-Así que si quiere podemos...-.

-Perfecto-, suspiró, -Ahh pensé que lo había perdido-, dijo al encontrar un pequeño llavero que puso en su teléfono.

-Aiko? que haces acá? no deberías estar trabajando?-, la sensual joven se quedó confundida por la pregunta de su jefe, con su blusa semiabierta sentada en el mueble, -Eh?-.

Se acercó, y ella sonrió sabiendo que ningún hombre podría resistirse a su cuerpo, él ni siquiera la miró, solo agarró de nuevo en ramo de rosas que estaba a su costado.

-Jackson!-, gritó la joven desesperada por la atención de su jefe, al darse cuenta de la informalidad con la que lo llamó se quedó quieta.

-Porque tan informal?, recuerda que solo eres una empleada, así que no intentes estupideces, no me llamas para nada la atención, no me interesas ni en lo más mínimo, además, estoy casado, y adoro a mi esposa, nunca haría algo para dañarla-, respondió fastidiado aunque al mostrarle el anillo en su dedo sonreía como un niño pequeño, emocionado y feliz.

Abrió la puerta de la oficina y antes de salir dijo, -Un conocido llamará, solo dile que iré a ver mi esposa, hoy es un día especial, él entenderá, después de eso cancela todo lo que tenga que hacer hoy y mañana-, cerró la puerta.

Al salir del edificio, buscó alguno de sus autos estacionados en el lugar y se subió luego de dejar el ramo en el asiento de su lado, manejando por un par de horas, saliendo de la ciudad, se podía ver la carretera vacía, llegando a su destino, estacionó y camino por el pueblo.

-Viniste-, dijo una señora de avanzada edad a lo lejos.

-Es un día especial-, respondió él mostrando su ramo.

-No puedo creer que han pasado seis años, estás hecho todo un hombre de negocios-, dijo mientras esperaba que el joven se acercara para seguir caminando.

-Todo se lo debo a ella, por eso estoy aquí ahora, no siento que pasen los años la verdad, todavía la amo como si fuera ayer que nos hubiéramos casado-, sonrió.

-Y sus demás amigos?, la chica que siempre estaba con ella?-.

-Charlotte? vendrá más tarde, corriendo quizás, esta terminando su carrera de Medicina y está haciendo prácticas en un hospital. El esposo de Charlotte, Jihyun, también amigo nuestro, volvió hace un año, su tiempo lejos del país se alargó demasiado y ahora que volvió no deja en paz a Charlotte, ese tipo tiene una obsesión enorme con su esposa-.

-Como tú-, rió la señora,- Nana Yun!,- rieron ambos, -Es verdad, lo admito-, asintió Jackson.

-El chico que siempre estaba contigo?, no salió con mi pequeña antes?-.

-Sei?, oh, ahora es abogado, es parte de mi empresa pero prefiere más ayudar a las personas que no tienen nada ni esperanza según él, siempre ha sido así, gentil, más que un empleado es un socio-, suspiró dudando, sabía que iba a llamar para preguntar a su oficina, como los años pasados, -él vendrá pronto, dudo mucho que se olvide de hoy-.

-Me siento triste al saber que vi como enterraban a la que consideraba mi hija, yo que pensé que me iban a enterrar a mí primero, ya estoy hecha un vejestorio-, suspiró y rió amargamente.

-Es doloroso todavía, hay marcas en el alma que se hacen para siempre recordarlas, sonrisas y acciones que siento que se quedaron grabadas en mí, la amo siempre más que ayer, nunca más que mañana, ella misma se marcó en mí y dudo mucho que pueda borrarse-, respirando todavía dolorosamente, además, -Nana Yun no estás tan vieja, Emma te regañaría por decir eso-, reía mientras tocaba el bastón de la señora para fastidiarla.

-Nana Yun..., gracias por llamarme así, agradezco que mi Emma haya pasado por tu vida, estoy segura que fue muy feliz... hasta el final-.

-Prometimos que íbamos a coincidir en otra vida, y hasta que eso pase no dejaré de amarla-, la señora le quedó mirando y soltó una lágrima en silencio.

-Llegamos a tiempo, justo va a atardecer, ella amaba los atardeceres-, dejando el ramo de rosas rojas encima de la lápida de su difunta esposa, orando y hablando con ella.

-Feliz cumpleaños, Emma, te sigo extrañando como si fuera el primer día en que... te perdí, oh verdad mira-, sacó su teléfono rápido, al sacarlo del bolsillo se vió colgando el llavero de osito que le había regalado ella cuando ni siquiera comenzaban a salir, el día en el que él se dio cuenta de sus sentimientos, -Cada vez que lo veo, recuerdo el atardecer cuando me dijiste "Supongo que el amor y la felicidad son difíciles de tener, ¿verdad?", dios, mujer, siempre tienes razón, me casé con la persona más inteligente del mundo, mi querida esposa, Emma-, había lágrimas en su rostro por más que esté sonriendo.

-Lo siento, aún te extraño demasiado-.

La señora Yun estaba llorando a ver a Jackson como un niño emocionado mostrando el llavero frente a la lápida, por más que esté sonriendo las lágrimas inevitablemente caían.

-Aún siento que fue ayer que dejamos de hablar, sigo siendo débil-, estaba sobando las lágrimas de su rostro torpemente.

-Aprovecho que llegué antes de los demás para seguir hablando contigo a solas, querida esposa mía, espero estés siendo feliz sea donde estés, solo me la paso llorando sin ti, necesito que me regañes, Emma espero que coincidamos en otra vida para poder seguir amándote-.

-Jackson!-, podía reconocer su voz de lejos, era imposible que él se olvide de tu cumpleaños.

-Llegas tarde, Sei-.

Fue Un Placer ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora