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Gilbert
- Hey Sakura despierta bonita —la sacudí un poco y ella despertó de golpe, en cuanto me vio me abrazó y empezó a llorar mientras escondía su cara en mi pecho. Me dolió escuchar su llanto, era desgarrador, pero más me dolió haber escuchado lo que escuche, ¿será que ella trato de dañarse?

-Gilbert, fue terrible, se sentía tan real, yo no quiero volver a ese lugar, era negro, me sentía atrapada —decía mientras lloraba y trataba de aferrarse a mi camisa, como si soltarse la alejaría de mi y se quedaría sola, en ese lugar.

-Sakura, mírame —tome su cara para darle un beso en la frente— no vas a volver, yo no te voy a soltar, ya no vas a estar más sola.

- ¿Me lo prometes? —sus ojos se posaron en los míos, sentía que trataba de buscar en lo más profundo de mi ser algo que le demostrara que estaba mintiendo.

-Te lo prometo, linda, yo no te voy a dejar y después de un tiempo te vas a cansar de mi, y desearás nunca haberme pedido eso —soltó una pequeña risa seguida de una sonrisa, esa sonrisa pura y sincera que había tenido la oportunidad de ver en dos ocasiones, pero que lamentablemente no habían sido las mejores circunstancias.

-Yo nunca me podría cansar de ti, Gilbert. Después de la muerte de mis padres yo entre en un hoyo negro del que poco a poco he estado intentando salir, pero siempre hay una roca que me hace volver a tocar el fondo, que me hace querer descansar e irme con mis papás —ella sabía que yo la había escuchado por eso me lo contaba, de cierta forma su mente quería librarse de todo el peso que tenía al guardarse todo eso para ella sola—, pero hoy yo tropecé y en vez de caer al piso tú tomaste mi mano y me ayudaste a pararme, tal vez aún quede un largo camino para poder salir de este hoyo negro, pero si te tengo a ti, estoy segura que cada tropiezo, no será más que eso, un tropiezo y no una caída —sentí como caían lágrimas por mis mejillas mientras la escuchaba— y ahora puedo decir que aunque no esté cerca de la salida, al menos ya no todo es negro, ahora veo el gris y el blanco, veo el celeste del cielo o el verde de los árboles, y todo eso es gracias a ti, Gilbert y lo supe en cuanto te conocí, ¿sabes por qué? —negué con la cabeza mientras ella al notar mis lágrimas las limpiaba— porque eso eres tú, Gilbert, tu mismo nombre lo dice, eres una "flecha brillante" que llego a iluminar mi camino —me dio una sonrisa mientras su mano reposaba en mi mejilla.

- ¿Cómo sabes qué significa mi nombre? Ni siquiera yo lo sabía —dije mientras ponía un mechón de su pelo atrás de su oreja.

- Ya lo dije Gilbert, me gusta leer, en especial sobre los nombres porque a mis padres les gustaba eso, les gustaba elegir el nombre ideal —me dio una sonrisa que fue seguida por un bostezo— Discúlpame.

-No te preocupes, ¿por qué no te acuestas? —le di un beso en la mejilla para después levantarme y salir, pero me sostuvo de la mano.

-Dijiste que te ibas a quedar Blythe —la mire sorprendido— al menos quédate hasta que me duerma....por favor —asentí con la cabeza mientras ella me hacía un lado en la cama. Me senté y ella acurrucó su cabeza en mi pecho, ¿cómo quería que me fuera sin despertarla después?, pero al ver esa sonrisa traviesa en su cara me respondí yo solo, ese era su plan para que yo no la pudiera dejar.

-Veo que no tienes pensado dejarme ir ¿verdad? —su sonrisa se amplió mientras asentía con la cabeza— ¿me permites taparme al menos? Para no morir de hipotermia —soltó una pequeña risa mientras movía su cabeza. Me acomode bien y me tape para que ella pusiera su cabeza nuevamente en mi pecho mientras su mano me sostenía la camisa.

-Buenas noches Blythe —su voz sonaba delicada y cansada, pero era entendible después de llorar como lo hizo cualquiera estaría cansado.

-Buenas noches Sakura —le empecé a hacer cariño en el pelo mientras sentía que su mano con la que sostenía mi camisa se iba relajando poco a poco haciéndome saber que ya se había quedado dormida. Yo aún no tenía sueño, así que me dediqué a mirarla, cada parte de su cara era como una obra de arte que no me permitía dejar de admirarla, pero no solo la admiraba por eso.

Ella era una niña que a los 14 años perdió a sus dos padres de una vez, vivió sola por dos años tratando de mantenerse firme para vivir por sus padres y volver a ver a su tía, quien también había sufrido una pérdida, para así poder ayudarla. Yo me sentía un cobarde al lado de ella, cuando mi padre murió yo escapé de sus recuerdos, tenía todo, tenía a mis amigos y a los Cuthbert, pero igual decidí escapar, en el barco conocí a Bash, por lo tanto en ningún momento estuve solo, pero ella estuvo dos años sola y aquí estaba, tratando de vivir, sonriendo por las cosas más chicas del mundo, haciéndose escuchar y mostrándome que la vida es muy corta como para no disfrutarla a causa de los prejuicios y del "que dirán".

Ella es mucho para mi, yo no la merezco, pero yo quiero merecerla, quiero que en un futuro nuestras miradas se vuelvan a unir y poder ver en sus hermosos ojos un brillo que al mirarme se iluminen aún más, quiero ser la causa de sus risas, quiero que cuando quiera escapar de la realidad acuda a mi, que se sienta segura a mi lado, pero sobre todo quiero un futuro en el que yo pueda decir que soy de ella y ella es mía, pero no de una forma posesiva sino que hablemos de nuestros corazones, que al pensar sobre sus planes ella me incluya en ellos, quiero tener una vida con ella.

Para lograrlo tengo que madurar, tengo que superarme a mi mismo, dejar ir mis demonios del pasado y del presente, tengo que ser valiente y jugármela por lo que quiero, jugármela por ella.

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Capítulo de hoy, espero que le guste 💛💛💛

La flor de cerezo. GBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora