25

482 32 0
                                    

Sakura
La semana pasó volando y ya era sábado, por lo tanto estaba trabajando con Jeannie en la boutique. En verdad no estábamos trabajando, pero si estaba con ella, y no pienses que somos flojas, es que ya habíamos terminado con todos los pedidos y estábamos cansadas.

- Nunca pensé que cansaba tanto esto —Jeannie soltó una carcajada.

- Lo sé, pero me sigue gustando —yo asentí dándole la razón, siendo sincera este trabajo me encantaba, además de que Jeannie era todo lo opuesto a la mayoría de las mujeres de acá— ya se está oscureciendo Sara, será mejor que ya te vayas si no quieres perder el tren.

- Tiene razón —me pare y me dirigí a buscar mis cosas, pero cuando llegue a donde Jeannie de nuevo, me sorprendí al ver a Gilbert.

- Hola —me saludo, me alegre mucho al verlo, es como si todo mi cansancio hubiese desaparecido, aunque eso solo de mente, ya que mi cuerpo seguía sin energía y por eso el abrazo que le di fue un poco frío.

- Hola Blythe —dije mientras me separaba y él me miraba preocupado, sin embargo a diferencia de Gilbert la señora Jeannie se estaba riendo de mis condiciones.

- No te preocupes joven Blythe solo está cansada —dijo mientras se acercaba para abrazarme— nos vemos el próximo viernes —se acerco a mi oído— recuerda que tienes que venir a buscar tu atuendo para la feria —esto me lo dijo en un susurro, ya que era una sorpresa— así que tienes una semana para descansar —lo último lo dijo con un poco de burla y desapareció por las escaleras, ya que ella vivía en el segundo piso.

- Vamos Gilbert —entrelace nuestros brazos y pude notar que se puso un poco tenso— si no me ayudas no vamos a alcanzar a tomar el tren —dije mientras bostezaba.

- Si ....claro —se paró derecho y me ayudo a caminar para evitar que cayera dormida.

Llegamos a la estación y él fue a comprar los boletos mientras yo lo esperaba en una banca, todo estaba bien hasta que vi a Gilbert hablando con una niña rubia, sentí un molestar al ver que ella se acercaba, aunque se me quitó altiro cuando vi que Gilbert retrocedía nervioso e incómodo.
Me acerque a donde estaban ellos dos.

- Gilbert mi amor, te estaba buscando —le dije mientras tomaba su mano, casi mi plan se destruye cuando vi que se puso rojo.

- ¿Quién eres? —me dijo un poco brusco la desconocida, no me cayó nada bien.

- Eso debería preguntarte a ti, ¿quién eres y qué haces hablando con mi prometido? —dije alzando la ceja y fingiendo molestia, aunque me salió tan natural, creo que en verdad me moleste al verlos juntos.

- No veo ningún anillo —se me olvidó ese pequeño detalle.

- Estábamos trabajando y lo deje en casa para que no se me perdiera —trate de inventar algo lo antes posible y quede muy satisfecha, aunque me preocupe un poco, ya que Gilbert parecía en estado de shock.

Gilbert
No podía creer lo que está pasando , ósea no me molesta pero siento que estoy soñando y que en cualquier momento voy a despertar si me muevo, y esa es la razón por la que estoy quieto como una piedra.

- ¿mi amor? —dijo Sakura con un tono de voz muy dulce, pero yo sé que está enojada a causa de qué me duele mi mano.

- Es cierto —es lo único que pude decir, pero ella me dejó de apretar la mano así que estaba satisfecha.

- Ahora nos vamos —dijo para tirarme para que comenzar a caminar y llegamos a la fila para entrar al tren.

Sakura
Me gustaba ver el nerviosismo de Gilbert, pero seguía molesta, ya que esa tipa nos seguía viendo, tal vez para ver si le estábamos mintiendo, así que me iba a divertir un poco más y le di un beso a Gilbert en la mejilla. Quería reírme su cara parecía tomate y la de esa tipa también, pero de furia.

Gilbert
Esto es un sueño estoy seguro, muy bueno para ser verdad. Nos subimos al tren y nos sentamos en unos asientos que estaban juntos. Una vez sentados pude notar que nuestras manos seguían juntas y me alegraba, eran tan suaves y me traían paz. De la nada sentí un peso en mi hombro y al ver que era vi a Sakura durmiendo, se veía muy tierna y tan calmada que la deje así.

Sakura
Cuando Gilbert no me dijo nada supe que me creyó y pensaba que estaba durmiendo, pero la verdad es que no quería soltar su mano y si estaba despierta tal vez él la iba a soltar. Se me puso la piel de gallina cuando sentí que estaba tocando mis cicatrices, pero no me importó, creo que él solo tiene un poco de curiosidad y preocupación al mismo tiempo, aunque tengo que admitir que agradezco que respete mi espacio y no me pregunte sobre ese asunto. Lo de fingir quedarme dormida, no fue una mentira por mucho tiempo, ya que en verdad me quede dormida.

Después de un largo rato me desperté y pude notar que no estaba ni en el tren ni en mi casa, sino que estaba en la casa de Gilbert. Mire a la ventana y vi la luz de la luna pasar por esta. Me levante y fui a buscar a Gilbert.

Cuando lo encontré estaba en la sala mirando por la ventana, se veía tan tranquilo y me acerque por detrás para abrazarlo, él dio un poco salto, pero no me reí, en verdad estaba agradecida por no haberme despertado.
- Gracias —él estaba tenso, se notaba que no se esperaba el abrazo.

- No fue nada —dijo con la voz nerviosa y yo me separé para no hacerlo sentir incómodo.

- ¿Cuánto dormí? —él giró su cara para mirarme y vi una sonrisa que hizo que sintiera algo en mi estómago.

- Muchooo, horas, me sorprendió lo cansada que estabas —yo solté una pequeña risa y me senté al frente suyo, la luna nos iluminaba, todo estaba callado, solo éramos nosotros.

- Tengo hambre —dije, ya que mi estomago empezó a sentir cosas o cosquillas tal vez, por lo tanto tenía hambre y él solo se río.

- Creo qué hay galletas —se paró y me estiro su mano para ayudarme a pararme, yo no necesitaba ayuda, pero solo quería sentir esa sensación que sentí en la mañana y la acepté.

Nos dirigimos a la cocina y comimos las galletas que encontramos, hablamos hasta muy tarde, ya que por mi siesta yo no tenía sueño, y él nunca me dijo nada y no lo vi bostezar, así que pensé que tampoco tenía sueño. Las conversaciones eran sobre la vida en general y me sentía cómoda, cada vez que algún tema nos ponía tenso el otro trataba de cambiarlo de la forma más discreta posible para no arruinar el momento que teníamos porque así era, al menos para mí, yo no quería que esto se acabara, simplemente quería detener el tiempo, estar así para siempre.

La flor de cerezo. GBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora