C17

391 39 4
                                    

Desperté dando un quejido.

Con cuidado me levanté de la cama en la que estaba y vi el cuerpo desnudo mi acompañante.

Con un suspiro la cubro con las sábanas, me visitó y salgo de este lugar.

Al llegar al cuarto de hotel en el que me estoy hospedando últimamente, me doy una ducha, me visitó y vuelvo a salir.

Tomó un taxi y me lleva hacía la empresa de mi hermano, y pensándolo bien... Si nunca hubiera dejado todo por ti... Yo quizás estuviera dirigiendo aquella empresa.

¿Pero sabes?, no me arrepiento de nada, por que aún te amo, y nunca te olvidé Kim SeokJin.

Solo que creo... Que nuestro momento ya pasó.

En otro lado

4 horas antes

-Oh... S-Sí.. Ah.. Mierda... Sigue sigue... Más a-arri..ahí!

-Mierda Jungkook, ya te dije, deja de decir esas cosas cuando solo te estoy rascando la espalda -decía Hoseok con cara de repugnancia.-las personas van a pensar que estamos teniendo sexo

Jungkook comienza a reír después de unas rascadas más en la espalda, el pelinegro se levanta del sillón y se pone nuevamente su camisa.

Mientras que Hoseok se tira en todo el sillón.

La puerta es abierta y los ojos del pelinegro se encuentran con los otros ojos ajenos.

-Taemin -sonríe Jungkook al ver a su amigo.

Pero el peli azul se queda con la boca abierta viendo como su amigo se abrochaba la camisa, y como había un hombre tirado en el sillón, y era Hoseok, su otro amigo.

Jungkook notó el shoock del peli azul y comenzó a reír.

-Cierra la puerta -dijo Jeon al ya termine de abrocharse la camisa.

Tamein hizo caso aún en shoock y se quedó mirando de a Jeon y de reojo a l cuerpo de Hoseok que ni cuenta se daba que había entrado.

-Me estaba rascando la espalda idiota -ríe Jungkook, comenzando a ordenar algunos papeles.

-Ah... -dijo con una risa al entender.

Se sentó en una de las sillas del cuarto y habló:

-¿Notas algo diferente en mi?

Preguntó con una sonrisa brillante.

Jungkook levantó la vista hacia su amigo, examinando todo a su paso.

Tenía aún todo su rostro parecido a un una rana desinflado, o eso creía hasta que lo vio.

Era delgado, casi nada notorio, pero si lo suficiente como para darse cuenta, el color era solo uno, pero aún así se veía bien.

-Te tatuaste el nombre de Park

Y decir eso hizo que algo en su estómago arda, sus puños se cierren y sus cejas se junten un poco más.

J̶U̶E̶G̶O̶S̶ D̶E̶ E̶M̶P̶R̶E̶S̶A̶R̶I̶O̶S̶  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora