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Después de haber dado vueltas y vueltas por la misma calle ¡Al fin! Encontraron la dirección correcta. Los dos hombres que estaban en su auto bajaron de este mismo y esperaron unos segundos al camión que los seguía desde atrás para que se estacionara correctamente frente a la acera.

Inmediatamente los tres trabajadores del camión se apresuraron en bajar las cosas del camión de mudanza para adentrar los muebles y electrodomésticos antes de que lleguen los otros camiones que tenían las demás pertenencias.

Tiempo después de haber terminado con la gran parte del lugar en arreglar las cosas, los dueños de aquella bella casa brindaron con sus trabajadores, dándoles la mitad de paga para que fueran a descansar y así mañana por la mañana volvieran, esta vez para terminar.

—¿De que te ríes bebé? — le pregunto a su pareja que reía mientras ambos tomaban asiento en el sillón del patio, tomando en sus copas algo de vino.

El mayor negó con la cabeza restando importancia a su pequeña risa.

—Vamos...dime —insistió el menor, bajando ambas copas y acercándose a su pareja para sostener su cintura.

Ambos conectaron sus miradas y el mayor se acercó a besar lentamente los labios ajenos.

—Y pensar que todo comenzó por un juego...—susurró para luego sonreír lentamente y mirar con melancolía los pequeños ojos marrones que lo miraban de la misma manera. 

"J,E" — respondió el menor, acomodando un pequeño mechón de cabello detrás de su oreja a su mayor.

—¿Qué significa eso? —preguntó confundido.

El menor rozó su nariz con la contraria y  lentamente se acercó hacía la oreja de su pareja.

Juegos de empresarios...


Años atrás

Sus ojos se abren poco a poco, la luz que entra por sus cortinas abiertas llegan a su ojos y reacciona de inmediato. Su mirada se dirige a su despertador y rápidamente se levanta de su cama.

—Mierda, llegaré tarde

El hombre se levantó de la cama y de inmediato se desnudó para dirigirse a su cuarto de baño a darse una ducha.

"Diablos, hoy sí que no podía llegar tarde."

Se metió a la ducha, abrió el caño y el agua hizo su trabajo, demoró unos cuantos minutos, pero el llegar tarde nunca le impedía darse un buen, glorioso y relajante baño.

Al salir del baño buscó en su armario el mejor traje que tenía y se lo puso junto a unos zapatos que juntaban a la perfección.

Tomó su maletín, el cuál ya había alistado la noche anterior por si "esto mismo sucedía", bajó las escaleras y sin saludar a sus empleados salió de su hogar. Para otras personas, La gran mansión de los-

—¡Con permiso! —gritó mientras esquivaba unos cuentos carros.

Justo hoy a su chofer le tocaba cita con el médico y por ello el joven tardón no podía ir en su auto. Tenía que despertar temprano para ir a tomar el metro ya que solo tenía un chófer, tomaría en cuenta el contratar otro más.

Cuando llegó al tren y después de unos minutos llegó a su destino, salió lo más rápido de ahí. No es que no le gustara ir en el, solo que ya se le había hecho muy tarde, su padre si que estaría molesto.

El hombre siguió corriendo unas calles más y por fin llegó a la empresa de su padre.

—Buenos días joven-

J̶U̶E̶G̶O̶S̶ D̶E̶ E̶M̶P̶R̶E̶S̶A̶R̶I̶O̶S̶  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora