Jun

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La puerta de la casa fue abierta, no prestaste atención, estabas tan concentrada en el libro que ni siquiera escuchaste. Te asustaste al oír un grito con tu nombre y poco después sentir unos cortos brazos sobre ti.

—¡________! —Reíste al ver la emoción de la niña, la apretaste contra ti, feliz de verla después de más de un año.

—¡Jia! ¡Me alegra tanto verte! —Dejaste un beso en la mejilla de la niña, olvidando tu libro por completo.

—¡Te extrañe mucho! —Hizo un puchero, logrando verse como su padre, la abrazaste de nuevo, llena de ternura.

—Yo también te extrañe mucho —Acariciaste su espalda con una sonrisa. Jun veía todo desde la entrada de la sala, en silencio y con una sonrisa, amando a sus dos chicas más que nada en el mundo.

—Me encanta esto, mis preciosas nenas —Jun se acercó a ustedes con una sonrisa, comenzó a besarlas hasta que la niña lo empujo, alejandolo de ustedes— ¡Oye!.

—Papá, estamos teniendo una conversación de chicas, no nos puedes interrumpir así —Le hablaba la niña seriamente a su papá, Jun la miraba indignado, sin poder creer sus palabras.

—Ya no lo será porque me unire a ustedes —La niña de seis años se quejo— ¿Ya no me quieres? ¿Es eso?.

—Quiero hablar con ________, la extrañe mucho —Jun se cruzó de brazos sin apartar la mirada de la niña.

—No me iré, tendrán que seguir su conversación mientras sigo aquí —La niña rodó los ojos, retomando su platica.

—¡Hace poco se me cayó este diente! —Dijo la niña con emoción.

—¡Eso es genial!.

—¡Si! Es genial —Dijo Jun, ganándose una mala mirada por parte de Jia.

—Por accidente se me cayó en el lavamanos y lo perdí pero por suerte el hada de los dientes dejó dinero bajo mi almohada —Jun no pudo evitarlo, se carcajeo por unos minutos, lleno de confusión al ver como se iban de la sala.

—¡Hey! –La puerta de su habitación fue cerrada, dejándolo con la boca abierta— Esta niña ¿Quien se cree? Debe aprender a respetar a su padre.





—¡Papá! ¡Dejame hablar con _______! —Jia estaba enojada, Jun no dejaba de molestarlas desde que llegó con la niña.

—¿No tienes hambre? ¿No estás cansada? —Jun decía queriendo alejarla de ti. Jun no estaba acostumbrado a esto. No estaba acostumbrado a tener a su hija con él (Pero aún así le encantaba). No estaba acostumbrado a no tener tu completa atención y eso lo enojaba, algo muy estúpido considerando que estaba celoso de una niña y que además esa niña era su hija.

—Un poco ¿Qué vamos a comer? —La niña te preguntó tomando tu mano con la intención de irse de nuevo a la sala, te quejaste al sentir como Jun te agarraba por la cintura.

—¡Sueltala! ¡Es mia! —Te jalo un poco contra él.

—¡También es mía! —Grito la niña, enojada.

—¡Yo la vi primero! —Grito Jun, rodaste los ojos por su actitud, sabiendo que jugaba y a la vez no.

—¡Ella me quiere más!.

—¡Ella me quiere más! —Te alejaste de Jun con suavidad y lo miraste con una sonrisa, manteniendo la calma.

—Los quiero a los dos.

—¡ELLA ME QUIERE MÁS!.

Cuando conociste a Jun, no sabías que tenía una hija, con la vida que llevaba era mala idea contarlo (Aunque siempre ha querido hablar de ella, es su hija y la ama) Por su seguridad solo lo sabían las personas cercanas a él. Después de mucho tiempo te contó sobre ella, sabiendo que probablemente no aceptarías estar con él por ser padre. Que equivocado estaba. Su miedo fue que la niña no te aceptara, que te odiara por no dejar que su padre y su madre estén juntos sin embargo la niña te amo desde el momento en el que te vio, cosa que le alegro a Jun. Pasaron un par de años desde que conociste a la niña y cuando se entero que Jun y tu se casarían, salto de alegría a diferencia de su madre quien aún amaba a Jun y no estaba de acuerdo con que Jun se casara con alguien que no fuera ella pero a Jun y a Jia les importo muy poco.





Luego de que te libraste de los dos niños, fuiste a darte un baño, necesitabas descansar, el día con esos dos fue muy divertido pero ellos estaban muy llenos de energía. Entraste a tu habitación, iluminada por una lámpara en la mesa de noche de Jun, él y la niña ya estaban dormidos, estaban en una posición incomoda pero se veían adorables. Buscaste tu teléfono silenciosamente con la intención de tomarles una foto pero al estar frente a ellos, Jun te hablo.

—Ni se te ocurra tomarnos una foto, soy hermoso, lo sé pero en este momento mi rostro esta muy hinchado así que olvidalo —No abrió los ojos mientras hablaba en un susurro, con cuidado de no despertar a la niña— Ven, vamos a dormir.

—Eso es lo que más quiero en este momento —Ibas a dar la vuelta hacia el lado de tu cama pero Jun tomó tu muñeca— ¿Qué?.

—Duerme aquí —Jun movió a la niña con cuidado, dejándola de su lado y él quedando en el medio.

—Jun, Jia puede caerse —No te escucho, te jalo hasta que quedaste a su lado. Le dio la espalda a la niña y te miró con una sonrisa.

—No lo hará, dame mimos o me enojare y tendrás que dormir en la sala —Alzaste una ceja por su comentario, él río nervioso— Era una broma, mi amor.

—Más te vale o tu dormirás en el patio.

—Dame mimos, me ignoraste casi todo el día —Se quejo con un puchero.

—Estaba jugando con Jia.

—Supongo que tendré que acostumbrarme a compartirte —Lloriqueo, reíste dejando un beso en tus labios.

—Tengo amor más que suficiente para los dos.

—Eso espero o me enojare contigo.

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