No sabía si Zayn lo había hecho a propósito, pero Harry no había podido hablar a solas con Niall desde que ambos habían aparecido en Nueva York hacía tres días. No podía negar que él tampoco había insistido demasiado en hacerlo, había demasiadas cosas que le echaban para atrás de tener esa conversación. Pero al final ganó la batalla su amistad y esa parte preocupada que siempre sacaba a flote con Zayn. Y cuando el moreno se marchó al servicio, Harry atajó a Niall.
-Me estáis engañando. Él sabe engañarme a veces, pero a ti te pillo cada mentira, incluso las que no dices hablando.
Niall no le miró a los ojos y esto, en lugar de tranquilizar a Harry, le hizo saltar en el sitio incómodo.
-No preguntes lo que no quieres escuchar- le contestó Niall, sin llegar a levantar la cabeza.
-Tengo que escucharlo, pese a no querer hacerlo. Sabes que me gustaría escucharte decir que todo está perfecto y que él está más feliz que nunca, pero sé que no será eso lo que escuche. Tampoco puedo hacer oídos sordos a lo que le ocurre.
-Ahora tienes que hacerlo, Harry. ¿Por qué si no preguntas ahora, en el último momento antes de coger el avión? ¿Por qué no lo has preguntado directamente en ninguna de nuestras conversaciones por Skype? Porque no quieres saberlo. Y, ¡eh!- le dijo, mirándole esta vez-, es legítimo. Ahora no es el mejor momento para hablarlo, pero... acabarás en un mes, tendremos tiempo después, él tendrá tiempo después para contártelo todo.
Harry gruñó palmeando el hombro de Niall para que este le siguiera mirando, pues se había vuelto a separar visualmente.
No era complicado saber que Zayn no estaba pasando por su mejor momento, no era complicado leerlo en su cara cada vez que se veían, pese a que le moreno era más de mensajearse y de llamadas telefónicas que de verse los rostros. Y Harry, ciertamente, había sido un poco egoísta esos meses, lo había sido desde que había tomado una decisión sin siquiera hablarlo antes con ellos. Pero sabía lo que habría ocurrido, y no porque Zayn le hubiese insistido en permanecer, él nunca lo había hecho y Harry estaba seguro de que no lo haría. Era más bien por esa posición sumisa que a veces Harry sabía que él mismo adoptaba frente al dolor ajeno, como si se supiera capaz de mitigarlo y obligado moralmente a ello por esa razón.
-¿Está yendo al médico?
-No, no- Niall se volvió hacia él queriendo, tampoco era justo no erradicar parte de la curiosidad y la preocupación de Harry-. No te preocupes, de verdad. No te voy a intentar engañar diciéndote que todo va como la seda y que él no está triste, porque lo está. Pero no es como aquella vez, no. Duerme, pinta, está apagado a veces, ciertamente, pero todos lo estaríamos en su lugar.
-¿Liam no ha llamado?
-No.
-Pensé que lo haría.
-Ya, yo también. Pero al parecer es fiel a la amistad por encima de todo y... bueno, debemos entenderlo.
-No lo hago, sin embargo. La defensa de lo incorrecto nunca es correcta, Niall.
El rubio asintió verdaderamente poniéndose de acuerdo con Harry, sabía que tenía razón.
-De todas formas, tampoco estoy seguro de que Zayn hubiera aceptado sus disculpas o siquiera de que le hubiera escuchado.
Harry suspiró pesadamente. No había vivido nada malo en esos últimos meses, no había tenido experiencias negativas, todo era tan maravilloso que temía haberse metido en una burbuja de fantasía y color de la que le costara salir. Mismamente, escuchando de la tristeza de Zayn, se había obligado a permanecer aislado hasta ese momento, por temor a dejarlo todo y volver a Londres, pero más por el temor a no hacerlo.
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El Café 17 - Louis y Harry
أدب الهواة"Debemos darle a los personajes ficticios esos finales felices que no se encuentran en la vida real". Harry ama leer. Louis solo adora escribir. Liam es dramaturgo. Zayn pinta, lo hace bien. Niall sirve café y vive, quizá sea el único que vive...