Capítulo 12

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Era una constante en la vida de Harry y Zayn compartir un rato por la mañana, cuando el moreno acababa de terminar de trabajar y llegaba al apartamento y cuando el menor salía de la ducha y se preparaba para un nuevo día.

Lo habían hecho cuando se conocieron de camino a clase cada día, cuando Niall se quedaba en la cama porque se decía a sí mismo que la primera clase nunca era importante.

Aquella mañana Harry olió desde su baño los sentimientos de Zayn, como un perro.

Estaba sentado en el sofá, con las piernas sobre la mesa y la cabeza en el respaldo hacia el techo. Tenía los ojos cerrados y su pecho subía y bajaba con cada respiración.

-¿Qué ha pasado?

-Lo peor que podía pasar.

-¿Se ha muerto alguien?- dijo Harry, bromeando claramente y acercándose, aún con la toalla, hasta sentarse delante de Zayn sobre la mesa.

-Mi alma.

-Tú no tienes de eso.

-A veces querría no tener.

-¡Ouch! Es duro de verdad entonces.

Por la cabeza de Harry volaron múltiples ideas en un par de segundos, pero dio con la indicada en primer lugar.

-¿Qué le has hecho?

Zayn sonrió de mala gana y miró a Harry con los ojos entrecerrados. ¿Era tan evidente? ¿Era evidente que había sido él? ¿Siempre era él? Hacía algunos años Harry habría hecho otro tipo de pregunta, pero después del tiempo y de conocer al otro mejor que a uno mismo la pregunta de Harry estaba claramente justificada.

-Liam es como un osito. Solo le falta tener dulce de leche en lugar de sangre. Es simpático, tierno y definitivamente le gustas- le dijo, sin darse cuenta de que Zayn tenía eso claro desde hacía poco tiempo.

Pero Harry siempre iba de frente, siempre pensaba lo mejor de todo el mundo y daba oportunidades a la primera sin saber si las personas que las recibían verdaderamente se las merecían o no. Harry había tenido una vida más sencilla que la de Zayn en esos aspectos, había tenido la protección completa de su familia, un amor libre desde su tierna adolescencia, y aunque obviamente habían existido problemas con determinados idiotas, porque cualquier persona homosexual se acaba encontrando con ellos, los problemas de Harry no podían compararse a los de Zayn.

Pero el moreno siempre iba con pies de plomo, tanteaba el terreno antes de caminar sobre él. Sentía que lo hacía sobre hielo fino siempre, y vivía con cuerdas atadas a sus caderas para escapar del sentir antes de que fuera demasiado tarde y se sumergiera sin poder evitarlo. Todo en él había sido así desde sus quince años, desde que se enfrentó al dolor y la incomprensión. Tenía razones para hacerlo, pero no porque Liam se las hubiera dado. Ese era el problema real.

-Ayer nos acostamos, bueno, no literalmente porque fue una paja a dos demasiado triste como para narrarla. Pero sí... pasó.

-¿Cómo? ¿Cuándo?

Zayn suspiró pasándose las manos por los ojos.

-Fue por la mañana, yo subía del café y el bajaba y... simplemente pasó, era imposible negarlo más tiempo. Lo malo es que al despertarme ayer por la tarde él seguía aquí, y me había preparado comida y estaba tan nervioso que yo me puse nervioso y...

-¡Oh! Pobre Liam, ¿qué le hiciste?

Zayn miró a Harry irritado; pese a saber que tenía razón, que lo preguntara tan abiertamente sin dudar le encrespaba. De todas formas Harry nunca le recriminaba nada, solo le aconsejaba y sonreía quitándole hierro a todo.

El Café 17 - Louis y HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora