Capítulo 25

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Harry sabía que se estaba arriesgando mucho, quería creer que el mundo todavía no sabía que había cogido un vuelo unas horas antes y que estaba a salvo por el momento. Por eso, y porque todavía era un poco inconsciente, además de porque necesitaba en mayúsculas respirar el aire atestado de libros del lugar, dejó las maletas en el coche con el chofer que le había acercado desde el aeropuerto, y cruzó la calle ataviado con una sudadera enorme gris con la capucha puesta y gafas de sol. Quería creer que la inconsciencia no rebasaba ciertos límites.

Hacía muchos meses que no entraba en el lugar y todo lo que se había acumulado en su pecho se exprimió cuando abrió la puerta y cruzó el umbral dando con Amalia atendiendo a un par de señores. Ella le vio por encima de los hombros de ambos y sonrió ampliamente. Harry se sentó sobre una de las butacas y miró hacia el altillo, donde la lámpara estaba apagada y tan solo entraba algo de luz por la claraboya. Parecía más liviano, como si tan solo el hecho de estar allí significara que la mayor parte de sus problemas se habían terminado pese a no estar ni cerca de ello.

Se dejó empapar por la sensación de estar en casa y esperó con paciencia a que Amalia acabara de atender a los clientes observando el lugar con atención, donde nada había cambiado pero al parecer todo lo había hecho.

-No sabía que habías aterrizado- le dijo ella, caminando los pasos que les separaban cuando los hombres se marcharon, y abrazándole con fuerza al llegar a él.

-Hace una hora- le respondió.

-No me puedo creer que estés ya aquí.

Harry negó como diciendo que era él quien no entendía cómo podía estar ya en casa, el tiempo había pasado lento y rápido al mismo tiempo. Todo había cambiado en su vida, pero al parecer todo seguía igual en lo que le había rodeado los últimos años.

-Solo... quería entrar antes de subir a casa. Sé que Niall y Zayn están arriba, y posiblemente Liam también esté. Es solo... No quiero enfrentarme a todo aún, pensaba que si me escondía aquí durante un par de horas tampoco iba a pasar nada.

Amalia sonrió levemente y asintió comprendiéndole, pero no dijo nada más.

-¿Soy un capullo por solo poder pensar en lo que va a pasar con Louis pese a que volver sea realmente lo más importante?

-Entiendo que estés nervioso por vuestra conversación, claro. Sabes que lo demás va a ir bien.

-Pero no es solo eso... me siento completamente obligado a esto... No es que no quiera hablar con él, no pasa nada por hablar... Pero sigo pensando que mi vida sería mucho mejor si simplemente cada uno siguiera su camino y las cosas se quedaran en el pasado. Él puede seguir escribiendo todo lo que quiera, quizá incluso empuje a gente a dar pasos que de otra manera no habrían dado y... estará bien, ¿sabes? Pero conmigo ya no tiene nada que hacer y... ¿Estoy hablando mucho?- dijo finalmente, haciendo aparecer una pequeña sonrisa entre un suspiro agobiado.

-Él quiere explicarse.

-Lo sé... Llevo dándole vueltas a la cabeza desde que me lo dijo por primera vez hace un mes. He tenido un fin de gira del infierno y posiblemente gran parte de la culpa haya sido suya porque ni siquiera ha sido capaz de dejarme disfrutar de esto. Como... "debes dejarlo todo e irte a los Estados a comenzar brillar, pero antes voy a joderte entero". Y después, cuando ya lo he hecho, cuando he dado los pasos que al parecer él quería que diera, "Ahora no estoy conforme con ello y, cuando vuelvas vamos a hablar, porque no he tenido suficiente".

Amalia le cortó antes de que Harry pudiera seguir hablando.

-Las cosas no son así. Tienes que hablar con él, pero no solamente por él, sé que te hará bien a ti.

El Café 17 - Louis y HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora