Capítulo 16

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-Debo admitir que me resultó bonito que leyeras de nuevo mis libros, sabiendo que nunca relees libros. Yo tampoco lo hago.

-¿No te parece que es perder el tiempo?

-Completamente. Es... perder una oportunidad de conocer otra cosa. A veces releo párrafos de alguna novela que me inspira o algo así, pero no suelo leer libros dos veces. Que lo hicieras con los míos es... guay.

Zayn sonrió y miró a su plato vacío. Liam había rellenado el suyo dos veces, por un lado por hambre, otro por nerviosismo acumulado y tras ello por permanecer en la conversación el máximo tiempo posible. Al final se había dado cuenta de que Zayn no le iba a echar y había dejado de arrojar macarrones a su plato sin razón.

Habían hablado durante largas dos horas de nada en particular, repasando sus cosas sin detalle, como se hace las primeras veces. Habían hecho esas cosas que dan pie a una segunda cita o que determinan no volver a querer quedar con alguien. Ambos habían aceptado consigo mismos que querían volver a hacer eso, porque había resultado más simple de lo que habían pensado.

Zayn le había contado de dónde había nacido su pasión por la pintura y los problemas que había sido para sus padres poder pagar Oxford durante cuatro años, para que finalmente no terminara la carrera, cosa que quería hacer en algún momento aunque sin demasiada prisa. Liam le había hablado de la escritura, de sus pinitos en el arte escenográfico y su salida de él poco tiempo después, sus primeras historias cortas y cómo, leyendo a Shakespeare y a Miller, había desarrollado su pasión por el teatro.

El moreno se había sorprendido al saber que Liam tenía un hermano mayor y que era tío de dos preciosas niñitas de las que le había enseñado varias fotos, le había gustado saber que iba a Liverpool, donde su familia vivía al menos tres o cuatro veces al año y que había estudiado en Harvard porque, además de tener uno de los mejores programas de literatura del mundo, era algo que Louis y él habían acordado. Y Liam había alucinado sabiendo que Zayn tenía cuatro hermanas menores a las que les estaba pagando un colegio privado en Suiza, que eran políglotas y que querían estudiar en orden: Arquitectura, Ciencias Políticas, Historia y Filología hispánica.

-La gente se encierra en algo que les gusta, en favoritos, y... no lo sé, pero si yo pensara que ya he pintado mi mejor cuadro no seguiría pintando. O si tú pensaras que has escrito tu mejor libro o... no lo sé. ¿Tiene sentido?

-¿Pensar que mi libro favorito está por escribir?

-Exacto.

-Tiene todo el sentido. El problema es que vivimos en una sociedad en la que nos conformamos con cualquier cosa. Antes había cinco escritores buenos y se leían sus libros y cuatro pintores perfectos y se admiraban sus cuadros. Ahora todo está masificado y las historias son simples, sin fundamento más allá que el de ganar dinero. Tener favoritos ahora es complicado. Que no se haya escrito lo mejor teniendo a Shakespeare o Cervantes es... ¿una ilusión?

-Pero siempre hay que vivir por algo- dijo Zayn-. Me estoy sorprendiendo a mí mismo diciendo esto, la verdad.

-Yo me estoy sorprendiendo al no darte la razón, porque pensar como tú lo haces es la clave de los éxitos. Pero sí, creo que no he escritor mi mejor obra.

-La releeré cuando lo hagas.

En cierto punto, cuando quizá habían tocado todo lo circunstancial, se dieron cuenta de que seguir solo significaba comenzar a ampliar horizontes e introducirse en terrenos más complejos. No es que no les interesara, pero era pronto, eso estaba claro.

Liam se levantó, haciendo el amago de comenzar a recoger y fregar, pero Zayn le paró en el acto, pese a interesarle que el castaño permaneciera en el apartamento el máximo tiempo posible, haber hecho la comida le eximía de cualquier tipo de limpieza posterior. Así que simplemente se limitó a acompañarle a la puerta principal.

El Café 17 - Louis y HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora