Capítulo 39

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¿Cómo podía Harry resistirse a la obviedad? Era incompatible con la felicidad. Negar la realidad, negar lo cristalino, iba a ser más difícil de asumir que un paso hacia el frente, mirar a la verdad a los ojos y afrontarla.

Había sido un salto al vacío, cierto era. Aparecer de pronto frente a Louis con el simple propósito de acabar con la tensión y las dudas de la manera más natural y simple posible. Enfrentarse a la caída libre desde las dudas existentes, pero con la certeza de hacer lo correcto.

La oportunidad de cerrar los ojos a lo evidente no existía, por mucho tiempo que Harry hubiera tratado de ponerse una venda y caminar a ciegas. No era real, no estaba siendo sincero.

Eso no quería decir que no hubiese habido daños y decepciones. Sabía que las cosas no eran fáciles de olvidar, que costaría pasar las páginas. Lo que tenía claro es que deberían leer juntos esas páginas, deberían reflexionar sobre los errores, las malas decisiones, los silencios que no valían nada. Tendrían que enfrentar juntos el futuro dejando atrás el pasado, pero habiéndolo sorteado con detalle, para no volver a mirarlo con resentimiento.

Pero era sencillo así. No habría existido mejor manera que la realidad de los cuerpos amándose. Harry siempre había sido una persona muy física, el contacto directo con la piel era otra forma de comunicarse, había sido, sin dudas, lo más rápido y eficaz para ambos.

La generalidad estaba clara: se perdonaban, se querían, estaban enamorados e iban a remar en la misma dirección, fueran cuales fueran las olas que tuvieran que enfrentar. Partiendo de esa base, simple y llana, tendrían que colocar pequeños contratiempos que seguían ahí, que no habían desaparecido, pero que poco importaban al lado de la generalidad.

-No puedo evitarlo, no he podido hacerlo.

-Lo sé, no estoy enfadado, Harry.

-¿Entonces por qué parece que acabas de tragarte una babosa? Llevas con esa cara desde por la mañana.

Zayn le miró sin apartar las dudas de sus ojos, la preocupación de su frente y el ligero disgusto por la situación.

-Solo quiero que tengas cuidado.

-No debo. Sé que no debo. Sé que no estoy siendo un idiota con esto, tengo la seguridad.

-Sí... puede parecerlo; puede parecer que Louis está seguro, puede parecer que ha cambiado, sí, quizá lo haya hecho; pero sigue teniendo...

-No digas taras, por favor.

Zayn se encogió de hombros. Él confiaba en Louis hasta cierto punto. Había hablado con el escritor decenas de veces desde que había vuelto a Londres desde Nueva York, había visto con sus propios ojos cómo las cosas cambiaban y cómo Louis se convertía en alguien nuevo aun manteniendo la esencia hábil, risueña, chisposa y sarcástica.

-Vas a tener que vivir con ello.

-Lo sé- dijo rápidamente Zayn-. No estoy disgustado, de verdad, me... alegro de que él esté feliz y de verte feliz. No quiero ser el tío amargado de las bodas. No voy a serlo, solo necesito algo de tiempo para pasar a confiar en él del todo; creo que las acciones hablarán por sí solas en el futuro, que debe darte actos.

Harry asintió comprendiendo el punto de su amigo. Louis iba a darle actos, sí. Las palabras hasta ahora habían sido bonitas y dulces, placenteras, justo lo que Harry quería escuchar, casi al momento de ansiar escucharlo. Louis tenía ante él un camino que recorrer. Tenía el corazón de Harry, más cerca y accesible que ninguna otra persona en ninguna otra circunstancia; Harry no era alguien que diera medias tintas, era un todo o nada y con Louis lo daba todo, no había peros. Sin embargo, entendía que para Zayn hubiera peros, esperaba poder hacerlos desaparecer con el tiempo.

El Café 17 - Louis y HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora