-Podrías quitarme el trabajo sin mucho esfuerzo, Harry.
Ambos hombres caminaban por los pasillos del edificio de la cadena de televisión, acababan de bajarse del coche y de terminar de grabar el que sería el próximo Carpool Karaoke que James llevaría a su programa. Habían pasado tres horas hablando, conduciendo y cantando, lo habían pasado como niños. Harry se había parado varias veces a firmar autógrafos y hacerse fotos y James se había mantenido en un segundo plano sin poder ocultar una sonrisa de orgullo y felicidad, esa que iluminaba sus ojos claros. Se acordaba de lo que había pasado meses atrás, cuando ambos habían caminado por las calles de la ciudad y la gente les paraba para saludar y fotografiar a James, porque Harry tan solo era un desconocido irrelevante.
-No lo intentaré, si te sirve de consuelo- le dijo, guiñándole un ojo.
Cuando llegaron al camerino de James, Harry se sentó en el sofá cerrando los ojos con la mirada hacia el techo. Estaba agotado dentro de la felicidad que irradiaba y que no era complicado observar.
A James no dejaba de hacerle gracia verle, mirarle mientras el resto de la vida pasaba, no con segundas intenciones, James estaba felizmente casado, pero le interesaba de una manera profesional, se sentía como el tío guay que todo el mundo tiene, que da demasiado dinero en navidad y que anima a probar una vez en la vida la mariguana, no la compra, sin embargo.
Pero observar a Harry para James era un placer porque había visto el cambio radical que había dado su vida como poca gente lo había hecho. No podía dejar de ver a ese chaval alegre, divertido, talentoso e inteligente con el que se había encontrado en un café cercano al centro de Londres hacía dos años; ese Harry seguía ahí, su esencia no había cambiado. Pero había evolucionado, como los pokemon, y su persona había dado lugar a una auténtica estrella. Y no es que James realmente diferenciara entre clases, por dios, su padre seguía llamándole Jamie y su madre le seguía repitiendo que debía adelgazar, para nada hacía una diferenciación entre personas o pensaba que el primer Harry, por el hecho de no ser adorado, era una peor versión, de hecho Pikachu siempre fue mejor que Raichu. Pero veía a Harry feliz y lleno, pletórico, eso le hacía sentir orgulloso a él.
-¿Cuándo viajas a Nueva York?
-En dos días.
-¿Tienes que ensayar mucho?
-No realmente. Pero quiero estar allí el jueves por la noche, hay... una obra de teatro que quiero ir a ver.
-¿Broadway?
-Sí.
Habían hablado de muchas cosas, tres horas daban para mucho, además de las típicas chorradas que a James le llenaban el corazón. Habían hablado de los comienzos de Harry, de su historia, esa que la mayoría del universo conocía pero de la que no había detalles realmente. Habían hablado de la gira que estaba llevando a cabo, de la elección de las canciones del disco, de su familia y del futuro. Pero ahora que se encontraban realmente solos, ahora que no había decenas de cámaras escondidas en un coche en el que cantar, ahora que solo eran James y Harry, y no un presentador de éxito y la última revelación musical, ahora era el momento de hablar como amigos y no como entrevistador y entrevistado.
-Me encantaría ir a verte. Julia de hecho quiere ir sola- le dijo, un tanto triste dentro de la diversión que naturalmente desprendía-. Pero tengo una reunión el domingo por la mañana y me es imposible. Iré al último. Pero el Madison Square Garden, Harry... será impresionante- dijo, tiñendo el tono de su voz de emoción.
James había visto en Harry una estrella, pero no había realmente llegado a imaginar que llenaría el estadio más importante del mundo con su primer disco, era algo que a mucha gente se le escapaba. Harry lo tenía todo para hacerlo, por otro lado.
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El Café 17 - Louis y Harry
Fiksi Penggemar"Debemos darle a los personajes ficticios esos finales felices que no se encuentran en la vida real". Harry ama leer. Louis solo adora escribir. Liam es dramaturgo. Zayn pinta, lo hace bien. Niall sirve café y vive, quizá sea el único que vive...