El trayecto desde el café hasta la casa que Louis había alquilado era de algo más de una hora, una hora que Harry se propuso aprovechar implicara lo que implicara. Ya no podía echarse atrás. Literalmente sí podía hacerlo, podría bajarse del coche y coger uno de vuelta, pero no iba a hacerlo, ni siquiera se lo propuso. El momento en el que decidió viajar con Liam fue definitorio y no cambiaría pese a las dudas que pudieran surgir.
Viajar con él había significado que Liam tuviera que abandonar su idea de coger el tren camino al norte, pero la idea de que Harry alquilara un coche para el fin de semana a última hora tampoco le había parecido del todo mal. De hecho, ir sentado cómodamente en un Range Rover poco tenía que ver con el traqueteo del tren.
No habían llegado a salir de la metrópolis, cuando Harry comenzó el interrogatorio:
-Uno de los vídeos habla de una obra en concreto, ¿El terror del amigo?
-Sí, la escribimos para el primer semestre- le respondió Liam, bastante predispuesto a hablar-. En el colegio había tres obras al año, navidad, pascua y ciclo final en verano. Intentamos hacernos un hueco en la interpretación por separado, fue así como nos conocimos, pero no éramos buenos. Sin embargo, presentamos alguna idea a la coordinación de arte y les gustó. A partir de ahí dejaron de interpretar obras clásicas o adaptaciones, y comenzaron a interpretar nuestros textos.
-¿Era eso algo normal?
-Al parecer no. Bueno, el centro es propenso a ofrecer alternativas a los alumnos y oportunidades, sobre todo oportunidades de aprendizaje. Cuando nos lo propusieron Louis se hizo el duro; yo estaba encantado, pero él luchó por nosotros, por tener un horario más flexible y por cartas de recomendación para la Ivy League. Casi consiguió que nos pagaran al inicio.
-¿Ya erais amigos?
-Sí, podría decirse. Fue algo sencillo pese a nuestros carácteres tan diferentes. El caso es que comenzamos a escribir para la ronda de pascua y presentamos un texto bastante encuadrado en algunos estándares del colegio; no era una mala obra, Dentelladas de orgullo, se llamaba, pero no era nada del otro mundo. Quizá nada del otro mundo para mi yo actual, porque a la coordinación le encantó, vinieron los decanos de Oxford y Julliard, ofrecieron becas de ambas universidades a algunos estudiantes que habían participado en la actuación y el diseño artístico. Entonces fue cuando el colegio decidió pagarnos, algo simbólico, obviamente, pero a nadie más le incentivaban de esa manera.
-¿Se os subió a la cabeza?
-Bueno- Liam se encogió de hombros-. Yo temía fracasar. Ahora, cuando escribo, no busco más aprobación que la propia, pero en ese momento era muy joven y muy inmaduro, así que me imaginaba que hacíamos una obra demasiado reprobatoria o sin chispa o muy parecida a muchas otras cosas, pero sin alma. Louis caminaba por los pasillos como si la gente le debiera algo. No me malinterpretes- aclaró rápidamente-, era dulce y descarado, no trataba a nadie mal, ni miraba por encima del hombro, pero era más consciente que yo de nuestro talento y de la suerte que el centro tenía con nosotros. Cuando escribimos El terror del amigo fue cuando yo me lo comencé a creer. Fue la tercera obra, después de la de Pascua que se he dicho y de la del ciclo de verano, que fue El uso del verbo.
-¿Hay alguna grabación?
-No te hace falta grabación, sigue representándose un ciclo al año en el centro, podrías ir a verla. Siempre nos dan entradas a Louis y a mí, aunque no solemos ir. Sé que te gustaría, todo el mundo la adora y tú por cómo eres también la amarías.
-¿Por cómo soy?
Liam sonrió ligeramente y se agazapó ligeramente en el asiento.
-Ya sabes, romántico e introspectivo, es una obra escrita para almas dañadas, lo que no quiere decir que no pueda ser apreciada por cualquiera.
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El Café 17 - Louis y Harry
Fiksi Penggemar"Debemos darle a los personajes ficticios esos finales felices que no se encuentran en la vida real". Harry ama leer. Louis solo adora escribir. Liam es dramaturgo. Zayn pinta, lo hace bien. Niall sirve café y vive, quizá sea el único que vive...