Capítulo 32

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La fama en determinadas circunstancias era una mierda, Harry lo había sufrido en sus propias carnes pese a que su presencia en el ojo del huracán no había sido ni larga ni mortalmente explícita. Sí, la gente lo conocía, tenía millones de fans que habían escuchado sus canciones, comprado su disco e ido a sus conciertos. Había salido en las revistas también, no siempre con titulares agradables o verdaderos. Le habían encasquetado más parejas en un año de las que realmente había tenido a lo largo de toda su vida.

En otros momentos, ser famoso traía cosas buenas, te regalaban ropa, te invitaban a fiestas, ibas a restaurantes sin tener que reservar y siempre podías optar a la mejor mesa, veías en los ojos de las personas una adoración lejos de lo terrenal... Muchas cosas.

Pese a todo ello, él se había movido en el limbo del malestar profundo al sentir en su piel todos esos privilegios puesto que también había sido consciente durante su vida de lo que significaba no tener privilegio alguno. Le había costado acostumbrarse a ciertas relaciones de poder ejercidas hacia el resto del mundo simplemente por ser conocido.

Por ello, cuando la revista OK!, que iba a publicar un reportaje sobre Louis y él, decidió no poner precio a la información que manejaba ni a las fotos que tenía, Harry, para el que habría sido mejor pagar lo que hubiesen pedido y olvidarse de ello, sintió cierto alivio al ser consciente de que ni el dinero ni la fama podían aún comprarlo todo.

Iba a ser una mierda, lo había aceptado con el paso de los días, tendría que pasarlo mal un tiempo leyendo las especulaciones y sufriendo las preguntas instigadoras sobre ello, pero no tenía la capacidad para apagar el fuego, y era algo inspirador también. De hecho, de ese simple asunto, que a la vez era terriblemente complicado, surgió una canción sobre el poder, lo oculto y la pequeña franja que separaba el mundo.

Zayn, Niall y Liam se pasaron tres semanas tras él como madres gallinas para intentar protegerle de algo que ni siquiera había salido a la luz; iban de aquí para allá con ojos profundos y sonrisas a medias; como si quisieran poner una tirita antes de que Harry hubiese caído.

No había sabido nada de Louis, porque ahora las cosas eran tratadas por sus agentes. Otra de esas idioteces que hacían los famosos y que a Harry también le hubiese repateado si la situación no implicara directamente a Louis Tomlinson. Habían decidido esperar a que la tormenta llegara hasta ellos y también callar cuando eso ocurriera.

Se había mantenido ocupado viajando al norte a ver a su familia durante unos días, lejos del ajetreo de la ciudad y bajo el manto protector del hogar primitivo. Su hermana, afortunadamente, no había estado ahí para sacarle de sus casillas y hacerle maldecir infinidad de veces a partir de sus comentarios absurdos. Había quedado con amigos, había ido al estudio un par de días y había comenzado a componer seriamente con la banda a partir de material que todos habían colaborado en componer.

Habían sido semanas tranquilas pese a estar siempre con un ojo avizor y con la sombra oscura de un pasado que podría convertirse de nuevo en presente.

Por eso, cuando el primer lunes de octubre se despertó y no lo hizo con el habitual sonido de su despertador sino con una mano suave pero apremiante sobre su brazo, supo que había llegado el día.

Abrió los ojos y recogió su teléfono sin llegar a mirar a Zayn, que estaba sentado a los pies de la cama y le observaba con tensión contenida. Tecleó rápidamente en el buscador y en menos de veinte segundos tenía ante sus ojos la portada de la semana de la revista OK! frente a él.

-No sé si quieres leerlo verdaderamente- le hizo saber Zayn, antes de que siquiera pudiera abrir el ejemplar online-. Hay un par de fotos de ambos en la librería y... hay un testimonio que debe ser de algún cliente porque no dice nada con claridad, Hazz. Pero...

El Café 17 - Louis y HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora