Capitulo XXXIX: Proyecto Génesis

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"La vida es un misterio extraordinario, no el misterio que hay en los libros, no el misterio que habla la gente, si no un misterio que uno ah de descubrir por si mismo; y por eso es tan importante para ustedes comprender lo pequeño lo limitado, lo trivial, e ir mas allá de todo eso". (Jiddu Krishnamurti).


Los rayos del sol le entraban por la ventana del apartamento. Norman había decidido dormir ahí unos días como descanso del arduo entrenamiento al cual se sometía y sometía a los suyos. Se había acostumbrado a levantarse a las seis en punto Am, desayunaba un par de huevos revueltos, pan, carne y avena. Una dieta sana para hacer crecer los músculos y estar sano, claro, según el sargento raso tercero Eric, ¡amaba ese apodo que le había puesto tiziana!

Se dispuso a verse al espejo, como había cambiado. Estaba más alto, los músculos habían crecido bastante y su cuerpo se veía definido, la barba también le había salido, de eso último Tiziana y Grace le molestaban con que ahora era el viejo del grupo. No le dio más importancia y luego de darse una ducha y cepillarse los dientes agarró aquella carta que leía todos los días para aliviar el dolor que siempre sentía latente en el pecho.

La carta estaba con sumo cuidado en la mesita de noche al lado de su cama, Norman antes de tomarla la admiró por unos cinco minutos, como si aquel pedazo de papel fuera lo más importante en el mundo, o al menos en su mundo. Al final decidió tomarla y leerla en su mente:

"Querido Norman, se que te sientes traicionado y dolido por no haberte contado la verdad, lo admito, hice mal, pero debes recordar todo lo que pasamos juntos, todas las derrotas y victorias, las sonrisas, en especial esa que me regalas cuando te veo a los ojos, la amo. En fin, sabes muy bien que luego de lo que pasó debo irme, contactaré con refuerzos y te ayudaré en las sombras, no estás solo, recuérdalo, me tienes a mí, nunca te rindas, se fuerte, mantén al grupo unido, tu eres ese pegamento mágico que hace que no nos rindamos, o al menos, eres aquello que ahora me hace seguir adelante, aquello que todavía me hace tener fe en la humanidad. Aquí tienes mi numero para que me llames en caso de emergencia, bueno, dígitos, ya sabes, agente secreta, base secreta, cosas de agentes, con mucho cariño y amor, Kaira la chica inalcanzable de tus sueños, besos".

La última parte siempre le sacaba una risita. Como la extrañaba, en el tiempo que estuvieron juntos no pudieron hablar mucho, pues siempre estaba el maldito peligro de morir en segundos, ahora que estaban en "paz", la tenia lejos, y tampoco se atrevía a contactarla, bueno, ¿era correcto llamarla y decirle que se vieran?, tal vez si, tal vez arreglarían todo y todos volverían a estar juntos. Alicia también debe de estar triste y a la vez enojada, todavía recordaba su cara de decepción.

Rápidamente tomó el celular y le marcó con los dígitos "09453", al escuchar como repicaba el teléfono su ritmo cardiaco aumento tanto que lo sentía en la garganta. Movió los pies impaciente, miraba las paredes, se daba palmaditas en las piernas, y todo eso en cinco minutos apenas.

—Hola.

—Hola...

— ¿Cómo estas Norman?

—Algo confundido, pero bien, ¿tu como estas Kaira?

—Algo aburrida y cansada, veo que tu igual porque ¡al fin decidiste marcarme al maldito numero!

Norman se empezó a reír por la línea escuchando como Kaira se molestaba y sonrojaba a la vez. ¿Por qué Norman se reía?, ¿había dicho algo malo?, ¡es que la había llamado en medio de un entrenamiento, Juri le dijo "Tu noviecito te llama", y ella como un perrito adiestrado salió a velocidades inhumanas hacia el teléfono de la base para contestar.

—Quiere decir Kai, ¿esperabas mi llamada con ansias?

—Eres un idiota egocéntrico.

—Quieres ver a este idiota egocéntrico.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora