Capítulo IX: Un Pasado Amargo (Parte 2)

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Habían llegado a una de las muchas salas de uso científico con agujas, frascos, microscopios y una gran camilla de metal con agarradores, sin contar las fórmulas, trajes, algunos aparatos, jaulas con animalitos que le gustaban mucho a Kaira, pero que nunca le dejaban siquiera acercarse.

—¿Jon? —preguntó la pequeña niña mirando un ratoncito para luego buscar a su tutor.

Él le dedicó esa sonrisa fraternal que lograba tranquilizarla y ella asintió, para luego dar paso a la segunda persona que se apiadaba de ella en ese maldito lugar, el doctor Honey Jolker.

—¿Qué tal Kaira?, Jon y yo hemos hablado y desarrollado un regalo para que aumentes tu rendimiento en el proyecto —explicó el doctor tratando de sonreír, pues lo tenía difícil al ver las heridas de la niña junto a su mirada de desesperanza, acompañada de un moretón en el ojo izquierdo, nada bonito de apreciar.

Kaira alzó las cejas sorprendida, aunque aún incrédula por ello; fue por eso que el doctor alzó ambas manos para que lo dejara terminar.

—Se supone que era para todo el grupo, pero tú serás la primera en probarla. Una droga experimental que hace que tu organismo evolucione a uno superior a medida del tiempo en el que vivas; tus habilidades te harán más fuertes; también dependen de tu estado mental y físico, claro está.

Jonatán elevó a Kaira con sus fuertes brazos para sentarla en la fría camilla de hierro. Aquello hizo que una mueca se presentara en su cara, pues de todo lo que le dijo el doctor había entendido solamente: "puedes hacerte fuerte, puedes hacer que estén orgullosos de ti".

—¿Qué dices? Sería un gran honor para ti; ¿quieres ser la primera en probarla? —le preguntó su mentor mirándola curiosa.

De un momento a otro Kaira sintió felicidad y alivio. Sería mil veces mejor que sus compañeros. Podría defender a otra chica de origen asiático que la defendió a ella, pero dejó de hacerlo cuando casi le reventaron las piernas a patadas, todo por apoyar a slabyy.

—Si me ayuda a mejorar y ser superior, lo haré —afirmó decidida, ganándose una orgullosa mirada tanto del doctor como de Jonatán.

—Bien pequeña, dolerá un poco —le advirtió el doctor mirando unos tubos de ensayo.

Kaira, llena de confianza, asintió, para luego introducir el comienzo del verdadero infierno en su vida, cosa que ella no se imaginaba. Cegada en la confianza en aquellos hombres, ahora aquello que la salvaría, pero a la vez le quitaría todo correría por sus venas.

Aquella droga tenía las siglas "S.D.L"; ni su tutor ni el doctor le dijeron que eso significaba "Sangre de Lilith". Kaira fue amarrada a la camilla, quien sintió el frío del metal y la fuerza del amarre en sus muñecas. No entendía por qué tan apretadas si se supone que era solo una inyección... El doctor la miró unos segundos para confirmarse si lo que estaba por hacer estaba bien, para luego introducirle la aguja en el brazo derecho con precisión quirúrgica y algo de culpa.

Cinco minutos y Kaira no sintió nada, a lo que dio un suspiro aliviada. No fue tan malo como creía que sería; de hecho, sintió que hoy dormiría más feliz que nunca y que mañana les daría una paliza a todos por haberse metido con ella. Pasaron unos 15 minutos y el doctor tanto como Jonatán suspiraron de decepción, mientras que ella, de hecho, hasta sonrió imaginándose haciendo acrobacias o manejando armas como lo hacía su hermana mayor... Luego vio al doctor y a su mentor irse de la sala; aquello le había dejado confundida e insegura.

—¿A dónde van? —preguntó ella inocentemente. El miedo empezó a entrar a su cuerpo, para luego sentir como su sangre hervía y empezaba a sudar frío. Se puso nerviosa al punto de gritar el nombre de su tutor desesperada varias veces.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora