Capitulo XLI: Ahora Somos Uno

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"Cuando las almas se tienen que encontrar, el destino acerca los mundos, borra la distancia, une los caminos y desafía lo imposible" (Anónimo).



Ambos estaban sentados esperando pacientemente su café, pues el día estaba oscuro, con nubes y frio, pero bastante agradable para variar. Kaira estaba muy contenta de ver a Norman y cada vez que él se animaba a verla, ella le regalaba una de sus hermosas sonrisas. Si fuera por ella, se quedaría en esa cafetería con él por toda la eternidad, tan solo mirando cada centímetro de su ser.

Cuando la mesera—Quien le había atendido antes —regresó a la mesa le dio una mirada de arriba abajo a Norman, quien tan solo le dio una sonrisa de cortesía. Kaira no entendió aquel gesto, pero cuando la mesera le dio una mirada que decía "disfrútalo", lo entendió todo y al fin dejó sus dos capuchinos calientes en las mesas.

El chico al tomar su tasa dejó ver su brazo, el cual era muy diferente hace meses. Kaira no podía negar que Norman se veía mucho más atractivo, fuerte, varonil. También se sonrojó por andar pensando esas cosas, pero cuando vio como las venas de sus brazos y cuello se marcaban, suprimió una exhalación mordiendo el labio inferior, a lo que el chico notó y de inmediato la interrogó con la mirada.

— ¿Kai?

— ¿SI?

—Sé que no nos hemos visto en mucho tiempo, pero ¿Qué con esas miradas raras?, digo, hasta te mordías los labios ¿Estás incomoda? —preguntó el muchacho casi en un susurro de desilusión.

Kaira lo miró para luego reír poniendo una mano en su boca mientras le miraba con un brillo poco peculiar, el cual Norman solo había visto en aquella noche, en el pasó a las montañas donde un monstruo venado zombie mutante casi los asesinaba y claro, como omitir ese maravilloso beso que se dieron ¿Le habrá gustado?

—Todo lo contrario Norm, no pudiera estar más cómoda y encantada de estar contigo —le dijo casi en un susurró con un tono agudo pero coqueto, entrecerrando los ojos y tomando su mano al mismo tiempo.

En la cara del chico se dibujó la típica sonrisa bobalicona que solía poner, acompañado de un leve sonrojo para luego entrelazar sus dedos con los de ella. Aquella acción le provocó una descarga eléctrica a Kaira, quien sintió el agarre y calor de las manos de Norman, haciendo que su pulso volviera a acelerarse.

—Y bueno ¿Has hecho ejercicio?, digo, están todos entrenando, ¿no?, es que te ves muy bien ¡Ay! perdóname no sé qué estoy diciendo —masculló la agente sonrojada mientras miraba a todos lados.

En ese momento Norman se dio cuenta de que pasaba, dando paso a una gran sonrisa, se acercó a ella tomándola de la mejilla para que lo mirara. Ella sintió como su mundo se ponía de cabeza ¿Por qué demonios estaba tan nerviosa?, ¿Qué era lo diferente de las veces anteriores? pero, lo peor llegó cuando vio aquellas orbes verdes que, por alguna rara y cósmica razón, la hicieron sonreír aun peor que él.

—Tú también te ves increíble, Kaira —dijo el joven mirándola a los ojos para acercarse mucho, demasiado, casi rosando sus labios.

Pero ambos se separaron con un tono rojo en sus mejillas cuando escucharon a las meseras—quienes estaban todas reunidas en el mostrador viendo tan tierna escena —chillar y suprimir suspiros. Ambos se rieron avergonzados, pero ya más cómodos, aunque sus pulsos aun latieran como si hubiesen corrido cinco millas a máxima velocidad.

—Bien, hablemos sobre la situación actual —cambió de tema Kaira sonriéndole, pues si seguía con ese jueguito de quien seduce a quien iba a desmayarse en algún momento.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora