Capitulo XXXI: Fractura

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"Lo relevante en la mentira no es su contenido, si no la intencionalidad del que miente"(Jacques Derriba).


Al bajar del apartamento se encontraron con Galeo, el perrito que habían adoptado y dejado por los patios del apartamento con una tasa con suficiente comida la cual llenaron Eric, Kaira y Alicia cuando fueron a trotar. El perro rápidamente corrió y les puso las patas encima a Kaira y Alicia mientras que ellas chillaban de emoción y lo llenaban de caricias.

—Parecen unas niñas pequeñas —le comentó Eric a Norman mientras abría la reja para salir.

—Es que en teoría lo son, unas niñas grandes —le respondió observando como Kaira le ponía un collar y una correa para sacarlo a pasear.

—Si al perro le pasa algo es su responsabilidad —les advirtió Eric intentado hacer que las dos chicas dejaran al perrito en el patio, mas estas asintieron emocionadas y se dispusieron a correr por las calles de la universidad junto a Galeo.

Era de noche y en el cielo se veían los fuegos artificiales de color rojo y amarillo. Aunque fueran de sus enemigos no podían omitir el hecho de que se veían hermosos en el cielo. Por las calles las personas ponían música a máximo volumen y abrían los negocios de comida de todo tipo.

Samanta iba agarrada de mano con Franco quien de vez en cuando miraba el cielo, Norman le había prometido que le devolvería el brazo junto a Eric, mas no sabía cómo demonios iba a hacer eso y si su idea era ponerle un brazo zombi le mandarían a comer mierda de una sola vez.

Cuando se alejaron bastante de las calles pobladas y brillantes, entraron a un gran barrio donde las casas eran de ladrillo y los techos de láminas de zinc. Kaira veía todo el lugar incrédula, siempre le dijeron que ella luchaba para que todas las personas tuvieran una vida noble, mas esto no se veía noble, ni siquiera sano...

Al adentrarse más pudieron ver varias fogatas con ollas de comida y bastantes personas jóvenes. Alicia percibió la maldad en aquellas personas al verlos y de inmediato sujetó la mano de Eric, el chico le sonrió en forma de decirle que todo estaba bien, pero ella sabía en el fondo que no era así.

De pronto Tiziana, Eric y Norman se colocaron sus máscaras y les subieron las capuchas a los demás para que no los identificaran. Era peligroso estar por ahí con el rostro descubierto. Para su sorpresa habían llegado al único edificio de dos pisos del barrio el cual era extenso y de un color verde apagado.

— ¿Qué buscan acá carajitos? —preguntó un hombre de gran tamaño de piel morena y de pelo rapado por los lados y varias cicatrices en todo el cuerpo, sobre todo una en el ojo que terminaba en el labio.

—Buscamos a Grace Espinoza —respondió Eric con tono firme, aunque por dentro sentía miedo de aquel hombre.

Tanto como el convicto y su acompañante de igual apariencia rompieron en estruendosas carcajadas mientras golpeaban las paredes o sus rodillas, luego los miraron con unas sonrisas maliciosas y sus miradas se posaron en las chicas.

—No les dejaremos ver a nuestra jefa gafo de mierda, háblame claro, si nos dan un rato con estas fresitas tal vez los dejemos ir limpios y sanos ¿captas causa? —respondió el otro de piel pálida y sorprendente tamaño al igual que musculatura.

Justo en el momento en el que el matón de piel morena iba a alzó su mano a Alicia Eric le rompió la muñeca con una vara de metal que llevaba escondida para luego patearle la rodilla y darle un puñetazo en la nariz rompiéndosela al instante.

— ¡Están muertos cabezas de! —gritó su compañero agarrando un bate de beisbol para impactárselo en la cabeza a Norman pero que en un abrir y cerrar de ojos fue interceptado por Kaira quien interpuso su antebrazo rompiendo al instante el bate en dos. Sus ojos tomaron un brillo entre blanco y azul para luego darle una patada al matón, el cual salió volando hacia atrás rompiendo la puerta del edificio.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora